II

49 7 0
                                    












K N O W I N G   D E A T H,   A G A I N









Mientras subíamos por las infinitas escaleras y casi caerme varias veces de cara, rezaba a cualquier dios para que el Dixon que estaba arriba no sea el Dixon que yo pensaba.

Pero la vida es una perra, como debe ser, y frente a mi estaba el mismísimo idiota de Merle Dixon.

Glenn con cuidado me cubrió con su cuerpo y pidió al alguacil que no se metiera entre la pelea de Dixon, Morales y el moreno de la gorra extraña.

Creo que es una boina, no sé pero tiene su estilo.

— Ey, Glenn.- estiré de su camisa para llamar su atención.— Consígueme una boina, pero que sea roja.

El rubio de ojos celeste, quien era el sheriff, pareció enojarse porque corrió hacia Merle y con un codazo casi noquea al idiota mayor.

— Eso, arráncale el rostro, policía malo.- aplaudo ganándome la atención de algunos que observabamos la acción.— Ah, ¿No es momento?.- Glenn niega con la cabeza y suspira, seguro, cansado de mi actitud.

Y eso que no llevamos ni una hora juntos.

— ¿Rhiannon?.- giro hacia Merle y lo saludo con la mano poco tiempo, casi cinco segundos, me sentí un poco juzgada por la intensa mirada de todos.

— ¿Me jodes que también se conocen?.- Andrea nos señala con disgusto, gruño y creo, apuesto, a que maldijo a algún ente todo poderoso.

No me quiero mentir, jamás lo haría, me agrada la forma de hablar de esa mujer. Creo podríamos ser muy buenas amigas.

— Es mi hermano.- los rostros de todos empalidecen y nos miran sorprendidos a ambos, por el otro lado escucho como Merle y Glenn gruñen por lo bajo y blanquean sus ojos.— Ew, ya quisiera este idiota tener una hermana tan genial como yo. Era mi vecino.

— Lastimosamente mi hermanita es más inútil que tú, Rhiannon.- le levanto el dedo del medio y me mantengo pegada a Glenn.

Sinceramente no quería que me consiga una correa.

— Lesbiana..- volteo hacia aquel idiota pensando que me llamaba.— Rhiannon, ¿te siguen gustando las chicas? Puedo enseñarte cómo tener una a tus pies.- llevo mi dedo a mi boca y finjo vomitar ante su sonrisa.

— Sí, pero prefiero respetarlas y no atosigarlas como un idiota que conozco. Mmm, tal vez por eso la insoportable de Mar prefería a mi hermano en vez de a ti.- murmuro lo suficientemente alto para que pudiera esucharme.

— Hija de....

Morales interrumpió mi charla sobre chicas, y claro burlas también, con Glenn pidiéndole que revise el callejón.

— No, deben de estar en las calles.

— Quizás no...- todos miramos a la morena esperando a que resuelva nuestra duda.— Edificios viejos como estos deben de tener estructuras grandes que tuvieran túneles de drenajes hacia alcantarillas.- fruncí el ceño pero al segundo sonreí divertida. ¿Cómo mierda siquiera sabía eso? Me gustaría ser así de inteligente y reservar información.

Esa mujer si es cool.

— ¿Cómo lo sabes?

— Es... era mi trabajo.- luego de segundos de silencio me paro junto a Glenn.

— ¿Nos guías?.- la muner me sonríe y me tiende su mano esperando que la acepte.

Nos guió de vuelta al edificio, bajamos unos cuantos pisos hasta que llegamos a uno en el que un túnel grande llevaba a las alcantarillas. Un hedor salía de ahí, pero lo ignoré fácilmente.

Renegades  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora