IV

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B L O N D E S A R E T H E
W O R S T N I G H T M A R E








Tras una larga charla de Glenn sobre no golpear a las personas por ser "incultas", me tuve que disculpar, entre dientes refunfuñando, con Rick por haber golpeado a su inculto hijo Cole.

¿No lo sientes, verdad?- preguntó Rick en un bajo susurro una vez que ambos estuvimos lejos de su familia y Glenn, quien se había olvidado de la reprimenda y lloraba por el futuro de su querido auto.

No pude evitar sonrojarme, aunque la verdad no es algo que pudiera controlar. El hombre es increíblemente guapo, y no voy a mentir, los ojos azules son una de mis debilidades.

— Vamos, Sheriff.- sonrío burlona mirandolo fijamente.— Educa a tu hijo, no puede no conocer a mi futura esposa.- rie divertido ante mis palabras, y aunque no me molestaba oírlo si me indignada que no creyera en mis palabras.

Pasó su mano, gran mano, sobre mi cabellera rubia despeinándome antes de ir hacia donde Lori lo llamaba.

— Rhiannon, ven, conoce a Amy.- con total tranquilidad dejo mi nuevo sueño con aquel hombre y camino hacia Andrea, quien abrazaba por los hombros a una versión suya más joven.— Amy, ella es Rhiannon, la encontramos en medio de la misión. Rhiannon, ella es Amy, mí hermana.

— ¡Oh!- ambas rubias saltaron sobre su lugar ante mi, admito fue exagerada, reacción.— ¡Tú eres la fanática de las sirenas! Me presento, yo soy la fanática de las mariposas, sé que no tienen relación pero, a que son hermosas ¿cierto? Sabes, Andrea robó un- antes de que pudiera seguir mi vomito verbal, que solo confundía la pobre mente de Amy, Andrea saltó sobre mi tapándome la boca.

— ¡Ew, Rhiannon!- la mayor de las rubias limpió su mano en la ropa de su hermana dejando una mancha de saliva.

Si la desubicada me tapaba la boca, por supuesto se la cobraría. Aunque la única que salió perdiendo fui yo, la mano de Andrea sabía asquerosa. Lo más asqueroso que había probado.

— ¡Andrea, no seas asquerosa!- empujó a su hermana, quien en efecto dominó terminó empujándome a mi, solo miraba sorprendida el caos que había desatado con tal solo hablar.

Es un don innato, lo decía mi padre.

Ey, ey, no empujen.- se quejó pinchando los costados de ambas hermanas, causándoles cosquillas.

— ¡Rhiannon!- ante el grito de ambas hermanas, Glenn se paró preocupado por la pequeña, aunque terminó corriendo hacia nosotras para ayudarlas con su batalla de hacerme cosquillas.

V de Vendetta, birdo.- ninguno se dignó a parar, ni aunque me estuviese quedando quedarse sin aire por la risa de tantas cosquillas. Por suerte el destino tenía piedad y me entregó un salvador.

— Vamos, déjenla en paz y cálmense un poco.- un viejo anciano, cual es muy viejo para tener aquellas dos palabras juntas, se acercó hasta quedar a mi lado e inclinarse para darme la mano.— Vamos, enseñemos a los nuevos nuestra cena.- los tres mayores asintieron y a paso rápido fueron a preparar las cosas para comenzar una fogata.

— ¿Eres dios?- pestañeé incrédula, parecía salir un halo de luz detrás del viejo y con su mano extendida a mi, por un momento creí que estaba siendo recibida en el cielo.

Lo cual es literalmente imposible. Sería la última en ser recibida en el cielo.

— Soy Dale, un gusto.- acepté su mano y dimos un apretón como saludo.

Es el primer hombre que conozco con la mano suave. ¿Será porque es in abuelo?

— Rhiannon, un gusto conocerte Dios.- me presenté antes de que me guiara hacia el resto del campamento.

El grupo había hecho una ronda frente a la pequeña fogata, Dale tomó asiento en su silla desplegable junto a las rubias.

Fui hasta donde Glenn se encontraba hablando con Rick, por suerte supo atajarme en cuanto me tire sobre él. Me abrazó e intentó, de nuevo, ahogarme. Dejó la broma en cuanto nos tendieron unos platos de comida y juntos disfrutamos de la comida mientras oíamos la historia del héroe del campamento.

— Mamá dijo que estabas muerto.- por más que Cole sea un inculto aburrido niño, no pude no sentir pena por sus palabras.

Desearía ser él justo ahora.

— Y no la culpo, hasta yo lo creí por un tiempo. Pasaron muchas cosas, pero ahora estamos juntos de nuevo.- la conversación se volvió más personal por lo que cada uno volvió a centrarse en sus propios temas, sin subir el volumen de voz como para incomodar las charlas de los demás.

— ¿Cómo sobreviviste todo este tiempo?- preguntó Glenn, asqueado, me limpió la barbilla y me señaló en orden de que aprendiese a comer.

Claramente no era la más educada a la hora de comer. Mucho menos en un apocalipsis.

— Fue horrible, Glenn. Tuve que huir de mi vecino virgen que invadió mi baño cuando ya estaba convertido. ¡Además ese día fue la primera vez que me vino!- ante aquellas palabras escuché como algunas conversaciones se callaron para oír la nuestra. Pero no me importaba en absoluto, si eran chusmas allá ellos.— Tuve que pisar mi propio vomito al huir, fue asqueroso pasar un día entero con mi pierna chorreando mi bilis y la sangre que goteaba de mi.- para ese instante estaba bastante concentrada como para preocuparme por las muecas de asco de los hombres del grupo, y la pena que algunas mujeres sentían.

Y digo algunas porque sí podía oír como Andrea intentaba ocultar la risa.

— Por suerte soy Tessaro, y nosotros somos diferentes a los demás. Saqué algunas armas que papá guardaba en el garage, aproveché para robar el bate que mi hermano robó y de paso también me llevé la gorra favorita de papá. Creo que fue bastante suerte que nunca me encontré con personas, y muy pocos de los infectados. Claro, hasta que los encontré a ustedes.— para esto ya había terminado mi sopa, así que aproveché que Glenn estuviera tan concentrado en mi historia como para percartarse que su comida estaba siendo robada por mi.

Quien diría que terminaría encontrándola a ella en medio de toda esta mierda.

— ¿Y qué hiciste con tu sangrado?- preguntó Amy preocupada, ganándose unas cuantas miradas cansadas, querían dejar ese tema de lado para disfrutar de su comida.

— Conseguí unas cuantas toallas higiénicas, me funcionaron bastante bien hasta ahora.- le correspondí la sonrisa, parecía a la de una pequeña niña.

Me estaba comenzando a gustar como las mujeres del campamento y su preocupación hacia mi.

Era algo nuevo.

— ¿Podemos cambiar de tema?- bufó Shane mirando asqueado su sopa, por su parte las tres rubias giraron como la niña del exorcista hacia aquel idiota.

— ¿Qué pasa Shane?- preguntó Amy animándose a utilizar un tono de enojo.

— ¿Es un tema muy fuerte para ti?- Andrea por su parte se burló haciendo un puchero y fingiendo ternura mientras lo observaba.

— ¿Quieres que te arrope y busque tu leche, bebé quejón?- como si fuera amigos de toda la vida Rhia se burló del supuesto "líder" de este grupo.

Lo que le importaba poco y nada al trío de rubias, ninguna soportaba el siquiera saber que compartían el campamento con aquel oficial.

— Rhia, calla y come, zopenca.- tras un zape por parte de Glenn, Rhia le saca la lengua antes de tragar una gran parte de su sopa.

Andrea por su parte acarició la cabellera de la pequeña y aprovechó de peinarla antes de que siguiera manchándolo de comida.

El grupo sólo podía tener dos cosas en claro, Rhia iba a ser difícil de tratar y aquellas rubias son definitivamente la pesadilla de personal de Shane.

Renegades  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora