Noveno viernes.- ¿Cuantos cafés debo llevar?

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Estuve hablando conmigo mismo todo el jueves sin verla, íbamos a volver a nuestra rutina de solo los viernes y yo ya había decidido que no quería ser solo su amigo.

Obviamente no iba a empezar a llevarle flores de repente ahora que no me necesitaba pues ella ya no tenía una excusa para no rechazarme, así que debía empezar a manejar esto ligeramente, avanzando lento pero seguro como si fuera un juego de ajedrez. Que fuera obvio que estaba interesado sin verme desesperado.

Mi movimiento de hoy era hacer el café, y empezar a quedar mejor con su mejor amigo después de creer que era su novio y tratarlo como un pendejo, pero ahora lo necesitaba de mi lado, cualquier aliado disponible era funcional.

Considere seriamente contarle de la situación a Rick y Fred pero ninguno le hablaba lo suficiente como para poder ayudarme con esto y la verdad mientras menos personas supieran mejor, no quería mucha atención en mis grandiosos movimientos de ajedrez.

Serví tres cafés, es muy útil que sea demasiado flojo como para lavar platos y tenga desechables para el café, si no bajar tres termos de café sería complicado y me haría ver más desesperado. Quizá tres cafés ya me hacían ver desesperado. Quizá estaba pensando esto demasiado. Dos cafés hace parecer que no me costó nada echar un poco más de agua a la cafetera, pero tres hace parecer que planeo demasiado. Pero no podía dejar a Sam sin café, estaba tratando de ganármelo, y dejar a Sophie sin café me haría parecer gay y definitivamente no sería un buen movimiento de ajedrez; y mucho menos me quedaría yo sin café, parecería un sirviente que solo hace café para los demás. Lo estás pensando demasiado. No llevaría café, el café es un problema.

... pero...

No. Sin café.

Pero a Sophie le gusta el café y la última vez que nos vimos podría decirse que la insulte un poco.

Baje los tres cafés

-No piensen que esto va a volverse costumbre- les dije a ambos en cuanto los vi

Me dieron un beso uno en cada mejilla, me reí. El mejor amigo no me tenía rencores.

Okay, quizá todo lo que había hecho era mirarlo mal pero necesitaba asegurarme de que estaba de mi lado.

Sam hablo todo el camino, creo que estos dos eran en realidad muy parecidos, y Sophie se la pasó riendo todo el camino, era como verla con su propio bufón personal. Fue encantador de ver. Yo también me reí un poco.

No actuó nada raro, ninguna seña de que la hubiera besado y luego me dejo hablando solo, todo normal. No me sorprendí, estaba contando con ello.

Ella dejo de caminar de espaldas para decirme adiós en las mañanas a partir de ese día, empezó a darme un beso en la mejilla y caminar con Sam. Pero volteaba a los tres metros para darme su tradicional adiós con la mano. No sé que haría el día que dejara de voltear.

Following herDonde viven las historias. Descúbrelo ahora