Perfectly Good Heart

Capítulo 8 - Fix You

Luke estaba siendo sujetado por su cuello contra una de las paredes llenas de casilleros.

Me acerqué corriendo y empujé al chico.

Luke se llevó ambas manos a su cuello tratando de respirar.

El chico que lo sostenía me dedicó una mirada cargada de furia y me acorraló a mí contra la pared.

-Ay preciosa, no debiste separarme de él. Pero puedo hacerte una excepción… Si puedo acompañarte a tu clase.

-Bien. Pero no lo toques más. ¿Trato?

-Trato. –Con su mano en el corazón- ¿Vamos? –Extendiendo su brazo.-

Con una cara de asco, tomé su brazo y miré a Luke y Mike para asentirles.

Ambos entendieron y asintieron también.

El chico me llevó hasta la clase de lengua.

-Bien. Literatura. –Dijo en frente mío- ¿Cuál es tu nombre? El mío Ryan. Te vi en una de las prácticas de básquet. Estaba con una rubia. La novia de Ashton.

-Sí, es mi amiga. Felicity. Un gusto.

-El gusto es todo mío.

-¿Por qué golpeaste a Luke?

-¿Quién? Ah, el rubio ese. Como que se me cruce de nuevo voy a arrancarle el piercing de su boca.

-¡NO! –Grité- por favor no. Es mi mejor amigo –Siento una punzada en el pecho- pero no le hagas nada. Seguro fue un error.

-Puede que lo haya sido. Solo porque me gusta tu actitud prometo no tocarlo más. Espero verte seguido en las prácticas.

-Seguro. –Dije fingiendo una sonrisa-

Entré a la clase y Luke ya estaba en nuestro banco.

-Perdón. Pero no quiero que te toque más. –Dije disculpándome-

-Gracias Fizzy. Solo porque estaba pasando por el lado del pasillo en el que él quería desfilar me golpeó. Está loco.

-¿Puedo ver tu cuello?

Eso sonó raro.

Se bajó el cuello de la remera y tenía unas marcas color rojo, pero no se notaban mucho.

-Casi si se ven. No es nada. –Dije pasando las yemas de mis dedos por las marcas.-

Tocar su piel me daba una descarga.

Desde aquella vez en el pasillo sentía lo mismo.

La clase empezó y tuvimos que escribir un relato “amoroso” que el profesor iba a leer en voz alta. Pero anónimo.

Escribí lo más tierno sobre Luke que se me ocurrió.

Cuando entregué la hoja, me di cuenta de que tal vez él se dé cuenta de que trata sobre él.

-Bien clase. Elijo uno.

Tomó uno del montón y cuando empezó a leer me di cuenta de que no era el mío. Así con 3 más.

-“Recuerdo que dolía. Verla a ella dolía.

Era estar todos los días viéndola pasar por los pasillos con una hermosa sonrisa, sabiendo que no podía tenerla.

Me parece muy tierna la forma en que estira sus buzos para taparse las manos, cuando lleva nerviosamente su mano para tapar su sonrisa…

Pero nada se compara a sus mejillas coloradas. Saber que mis palabras, mis halagos hacia su ser, causan ese efecto en ella.