Relatos exagerados del joven Dante

PARTE 5- Mano derecha

Me encuentro en un espacio reducido por cuatro paredes, rodeado de personas que obligatoriamente debo ver casi todos los días. Este mundo tiene derechos y obligaciones que todo ser pensante en esta tierra debe seguir, aunque no todos lo hacen, siendo parte de la población que no han ejercido sus derechos y menos con la economía adecuada. Todos aquí obviamente tienen lo necesario para concurrir, eso es seguro, debería estar contento de ser parte, pero no me quita las ganas de querer desaparecer y alejarme de este opresivo lugar lleno de reglas, negando mi libertad en las siguientes horas ya puestas monótonamente por nuestros supuestos superiores y guías en este camino largo que nos toca a cada niño/a en edad de aprendizaje. Ya me acostumbre, van como más de 9 años con lo mismo , entonces ¿Qué provoco mi espanto?. Intentando reponerme de mi nerviosismo, trato de buscar a mi alrededor un aliado que pueda socorrerme , esta persona estaba despistada, entonces cree una bola grande de papel con una goma dentro para tener un mayor peso y la lance del lado derecho , a una mesa de mí y otra al frente. Estaba desesperado, me arriesgue sin importar las consecuencia, yo debía conseguir ESO para no ser castigado en el primer día, no quería pensar las diferentes torturas. Atado de un camión que me arrastre todo el camino, sostenido de mis extremidades para luego me las desprendan o rasgando el pizarrón provocando un ruido insoportable a mis pobres oídos, cualquiera era una opción. Tenía que confiar en mi mano derecha.--------------- AGHH!! Pero que caraj*-------------------Diego préstame una lapicera que me la olvide-------------------- fuiste tú! Eso dolió, ¿Qué le pusiste dentro? Me mato---------------------No es tiempo de preguntas, LA LAPICERA!!.

Fue perfecto, el profesor no me vio, conseguí la lapicera logrando escribir lo que si o si debía estar en la carpeta dicho por este mismo profesor y Diego...tiene un chichón.