Relatos exagerados del joven Dante

PARTE 9- Crimen perfecto

Uno conoce cada rincón de su casa, necesario no es tener los ojos abiertos para saber en dónde te encuentras, todo es reconocible, hasta la mínima diferencia te sería fácil encontrar en este lugar recorrido tantas veces por ti. Desde la astilla de una madera de una puerta, hasta la marca de un golpe extraviado. En mi caso yo sé cómo moverme, donde están las cosas y lo que debo esquivar en mi trayecto. Puede ser que en el medio del sueño cometa un error y me golpee contra algo o alguien, pero no tengo escusa cuando estoy totalmente despierto. Tendría que ser como todos los días, me levanto, me preparo para ir a la escuela y bajo las escaleras, paso por la cocina en donde tomo el desayuno y empiezo mi día constructivo, pero, algo salió mal, tal vez un error de cálculo o simplemente un despiste mío, de lo que estaba seguro es del desastre que había ocasionado. Es estúpido como un leve movimiento puede terminar en tragedia y desatar un ruido claramente característico, de esos que apenas escuchas y te das cuenta que sucedió. Nadie más me vio, pero yo si lo vi y en cámara lenta, aunque no tuve oportunidad de agarrarlo.-----------------¡ah!---------------CRASHH!!------------------- mierd* se me cayó el vaso----------

Increíblemente nadie escucho, me había quedado parado inmóvil por un minuto para escuchar con atención si alguien de arriba se movía, pero ningún pie salió de la cama. Con movimientos cuidadosos tome la escoba y empecé a eliminar la evidencia, revise minuciosamente que nada quedara en el suelo, lo tire en una bolsa de compras y escape del lugar sin dejar rastro. Era el crimen perfecto, así que me calme, pero sabía muy en el fondo que tarde o temprano todo saldría a la luz, tratándose de ella, definitivamente iba a ser temprano.