PARTE 7- El culpable

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Era mi momento de tranquilidad, después de un día difícil podía relajarme y disfrutar de un corto silencio. Un trono de satisfacción, en el que cualquiera se sentiría más ligero estando al menos un minuto. En esta oportunidad mi tiempo estimaría a más de cinco minutos y menos de diez. 

Por la pequeña ventana en la parte de arriba de mi escenario, se escuchaban pájaros cantar de una manera muy molesta, pero nada me irritaría, me centraría en lo que debía hacer y nada más. Pensaba en cosas como tirarles un zapato, o piedras usando una gomera, tal vez una ametralladora, pero pensé en los daños que podría causar y que si un tiro le diera a alguien inocente. Además de que no tengo la ametrallado, pero bueno esos eran detalles. De igual manera no me iba a levantar, mi concentración era extrema, mi determinación era infranqueable, no me exaltaría por nada ni nadie. Los molestos pitidos se habían detenido, provocándome una gran sensación de victoria. Había acabado mi trabajo y mis impulsos de atarles sogas en los picos de esos bichitos se habían esfumado, ya nada me descolocaría, todo había terminado y solo faltaba el cierre. Extiendo mi mano del lado derecho, buscando lo que sería lo último en la misión, y mis dedos lamentablemente habían palpado lo que sería una película de terror, mis más grandes temores se habían cumplido en tan solo ese receso de descanso, era mi más sentido pésame a mí mismo------------- oh por dios, ¡NO HAY PAPEL!!------------

Toda tranquilidad se fue y me invadió un enojo hervidor que comía mis sesos. Acaso no pueden hacerles un favor a la humanidad y cambiar el papel cuando este lo precise, son solo unos pocos movimientos y no logro entender como no les importa a la próxima persona que va al baño, o debería decir la próxima víctima. Solo pude pensar en un culpable, y tan solo en UNO, y ese sujeto era mi hermana.

Relatos exagerados del joven Dante Where stories live. Discover now