PARTE 12- Monstruo de metal

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Estoy en una situación peligrosa. Mi vida puede terminar en tragedia si mis movimientos son lentos. Es una de las cosas más difíciles y riesgosas que mi propia madre me ha mandado a hacer. Me tiemblan las manos como gelatina de frutilla, y me preparo para usar el fuego. Estaba totalmente informado al respecto, debía encender la llama y apartar la mano al centésimo de segundo, evitando quemaduras de tercer grado. Estaba listo, solo empezar a moverme era lo que faltaba, dudaba de mi bienestar y fue lo que provoco mi retraso en el objetivo, que ya había mirado por un largo rato y por ende exterminado cualquier manera de herirme. No iniciaría nunca nada que no sea inspeccionado antes, alguien como yo que no deja ninguna grieta ni actividad sin investigar no permitiría seguir. Con los ojos tapados no podría avanzar, calculador, pero con orgullo, de pies a cabeza, pero sin intensiones de minimizar al otro, solo observar. Ya era momento de enfrentar los hechos y dejar las dudas atrás, entonces comencé valientemente mi enfrentamiento con el monstruo de metal viejo e inmóvil.

Mi primer intento había fallado, procedí con uno nuevo y de vuelta no funciono. Esta pelea se extendió por muchos intentos más. Tres, cuatro, cinco, seis, hasta siete cadáveres tuve que sacrificar, pero no tenía entera la culpa, esos cuerpos eran realmente débiles y las llamas quemaban rápidamente llegando a mis dedos antes de que pudiera terminar con mi recado. Una lamparita se encendió, pensé en algo que podría funcionar y me puse a realizarlo. -No era tan difícil después de todo-, dije después de soltar una risa cansada y casi lunática.

Mama: ¿ya prendiste la hornalla hijo?, tengo que cocinar, pero... ¡¿¡que estás haciendo!?!.

Dante: prendiendo la hornalla como me pediste.

Mama: entonces dime, ¿Por qué estas usando una vela para prenderla?, y también hay fósforos usados por todos lados, ¿Cuántos usaste?!!.

Dante: son muchas preguntas, pero te diré que nunca había hecho esto.

Mama: ¡no es tan difícil dioooss!

Dante: pero ya prendí la hornalla jeje.

Riiiinnggg

Mama: atenderé el teléfono, quédate aquí.

Fue una batalla difícil, pero como siempre el más inteligente gana, admito que dio pelea, pero nada que este a mi altura. Me sentía capaz de cualquier cosa. Vamos, otro reto, cualquier cosa superare. Me mantenía con el pecho inflado de tanta grandeza, pero no duraría mucho.

Mama: cambios de planes Dante, papá quiere pollo con papas, prende el horno. Yo ya vuelvo.

Dante: ..., Mierd*.

Relatos exagerados del joven Dante Where stories live. Discover now