Entre Sus Brazos.

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Me había levantado llorando, recordando todo lo que me había pasado, debía ser fuerte, cuando decidí prestar atención al salón donde estaba, era un cuarto enorme, una cama con sábanas de seda que daban gustito seguir durmiendo en ellas, grandes ventanales polimerizadas en negro y un piso muy reluciente, paredes de color rojo.

-Señorita Elizabeth- dijo tocando la puerta de la habitación.-señorita puedo entrar?.-decia ella

-claro.- dije sin ánimo.

-bueno días señorita debe alistarse para ir a cumplir sus horas de estudio, el señor Cristopher le manda estas cajas, son ropa y otras cosas personales, me pidió que la acompañe hasta que esté lista.-decía la joven.

-esta bien, me alisto y bajo en seguida.

No había olvidado todo lo del día de ayer, estaba asustada, pero sabía que debía enfrentar todas las cosas que se me venían, debía ya relajarme e iniciar un ambiente de interes a la situación.

Cogí mi celular y lo revise un rato, en verdad, no tenia ni un rastro de Esteban desde el día de su confesión.

Llamada entrante...

-buenos días señora de Cristopher, decía lilieth por el teléfono, esas palabras me hacían enojar...

-bueno que era una bromita, oye porque no fuiste a Copacabana?

-es que tuve un contratiempo tanto con Esteban como con Cristopher.- dije cansada.

-bueno bebe, en el colé me cuentas mejor, chau.

Fin de la llamada...

No me quería dejar consumar por la rabia, debía ser fuerte y no mostrar ese sentimiento, coloque música en mi celular, amaba el rock, amaba las canciones amaba la banda "panda", coloque la lista de reproducción y tome un relajante baño.

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Bajé acompañada de la sirvienta que me había atendido recién levantada, llevaba puesto mi uniforme de física, lo detestaba un poco, llegamos a lo que parecía el comedor y allí estaba Cristopher con esmoquin negro tratando de ajustar su corbata.

-buen día, déjame ayudarte.- dije acercándose y tomando de su corbata le ayudé con el nudo.

-buen día princesa, por favor discúlpame por lo bestia que pude ser ayer, no me controlo mucho, por eso necesito que me cuides, siéntate a desayunar, mis hombres te esperan, ellos te llevarán y traerán, claro que nuestra cita de hoy aún está en pie.

Me reía en mis adentros, la verdad este tipo trata de ser tierno?, Bueno después de tantos insultos su cambio de humor es raro, claro debería ir.

-es...está bien.

-cuando regreses, en el cuarto estará tu vestido, me tengo que ir a trabajar, que te vaya bien.- dijo acercándose y dandome un beso en la frente.

Cuando estuvo en la puerta, apunto de irse, saqué coraje, y le pregunté.

-oye cris, tu...en que trabajas?.

-no querrás saberlo, te alejarías de mi.

-cris, creo que sería más conveniente, y tengo miedo que la gente me mire raro.

-tranquila, no quiero decirte por favor, pero te prometo que tu no te involucras en nada y si alguien te maltrata lo mataré sin dudarlo, pequeña alfin que te tengo, no te dejaré ir y te protegeré con mi vida.

Dijo muy serio y salio por la puerta, me senté a comer mi desayuno, jugo de naranja, pan tostado y huevos revueltos, todo acompañado de una linda rosa, algo cursi es este tío, reía en mis adentros por eso.

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Había llegado al colegio, de nuevo las miradas de la gente hacia mí, y ahí, comprendí a la mala, que las personas son la verdadera enfermedad del alma, con su peor veneno, las palabras.

Las clases se tornaban algo aburridas, no prestaba atención, mi mente estaba mal estado, al parecer me sentía atraída de nuevo por cris, hasta apodo cursi le di cris...

Sonó la campana de salida, sabía que debía llegar rapido a casa para la cena que me había invitado Cristopher, pero...

-hola amiga, estoy devastada porque nos dejaste plantadas en la disco, además Esteban fue... mamita, y al no verte toda la salida estuvo tenso o algo así, te lo perdiste...

-de... Verdad?.- carajo me sentí mal.

Uno de los hombres que me esperaba para llevarme a casa se me acerco y me dijo que me había pasado 4 minutos y que el señorito de cris no soportaba llegar o salir tarde.

- te lo compensare, la otra semana vamos a la casa en la que ahora vivo y no se, estamos todo un día.- dije tratando de convencerla.

-y donde vives?.- me dijo preguntando mientras el mismo hombre me miraba y tocaba con su dedo su reloj, señalando que ya iba muy tarde.

- en la casa de cris.

-de... Cris??.- dijo en tono de pregunta.

-de... Cristopher...- dije apurada y haciendo el señales al señor que me diera un minuto.

-wow, ala que ya le pones apodo cursi y todo, el amor ronda en tu cara, ahyy el amoooor, bueno acepto el domingo. - y se fue.

Me acerqué al auto y el hombre me abrió la puerta mientras claro... Todos me veian que fastidio.

-señorita Elizabeth, el jefe me matará, llevamos 6 minutos de retraso.- dijo preocupado.- al jefe no le gusta el incumplimiento.

-tranquilo...em- dije tratando de saber su nombre.

-sebastian.- dijo el.

-tranquilo Sebastián no dejaré que te regañe, después de todo fue mi culpa...

-no,no, déjelo asi.- acelero a fondo, de verdad 6 minutos no es nada.

Llegamos a la mansión donde muchos guardaespaldas esperan en la puerta de la misma, decidí entrar, Sebastián lo mismo porque lo habían llamado, Cuando estaba ahí enfrente de nosotros, empezó a insultar a Sebastián mientras que a mí me había saludado tiernamente.

-ERES UN TARADO, TE DIJE QUE LA TRAJERAS A LAS 5 NI UN MINUTO MAS Y MIRA LA HORA LA 5:10.-decia gritando.

-perdon jefe no sucederá de nuevo...

-ALTO!!!.-le grite a cris.- cris por favor perdonalo, fui yo quien. Hizo que se retrasara, le dije que me esperara un poco una amiga me empezó a hablar.- dije viendo como se calmaba.

-bien, te perdono Sebastian, agradecerle a mi princesita que sigues con vida, ahora vete y alista mi auto.

- si... Señor... Gracias Elizabeth.

Cris me había señalado para que subiera a la recámara, allí había una enorme caja, al abrirlo había  un vestido de gala gigante de color rojo y un lindo moño y unos zapatos totalmente finos, unas cuantas joyas negras y todo era precioso, decidí darme una ducha y luego pedí a una de las sirvientas para que me ayudara con el vestido pues me parecía difícil colocarmelo.

Muchos sirvientes estaban esperando a mi salida, Cris al verme me dijo que estaba preciosa, me invitó y luego abrió su puerta de su auto metiendome adentro y empezó a la marcha.

- mi linda pequeña, espero que todo guste el restaurante, que preparé, estas muy linda...



Casada Con El Jefe De Mi padre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora