Capitulo 18

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Caminé por todo el jardín, la había visto salir por la puerta trasera de la cafetería. Tenía que encontrarla. Giré detrás del muro, me encontré con tres chicas fumando, escondidas. Creo que una de ellas estaba en mi fiesta de cumpleaños pero no estoy segura. Me sonrieron cuando pasé a través y yo les respondí con el mismo gesto. Seguí caminando hasta las palmeras que algún idiota había decidido plantar en un jardín de Nueva York. ¿Palmeras? ¿En serio? Y la encontré sentada sobre una piedra grande que hacía las veces de banco. Le caía el cabello a un lado, oscuro, ondulado, brillante. Tenía el movil entre las manos y decidí tomarme un tiempor para observarla. ¿Por qué había hecho eso? ¿por qué la había buscado? ¿por qué quería luchar por aquello? Cuando levantó la cabeza y me vio, me dedicó una sonrisa. Me perdí, de nuevo. Sabía por qué lo hacía... Tenía que hacerme con el amor de la chica de ojos verdes, a toda costa.

-¿Camz? - preguntó, sorprendida.

-Lolo... - respondí. Ella sonrió de lado, cuando me senté a su lado. - Me gusta tu regalo - levanté el brazo, haciendo que la J de Jeremy se balanceara. - La tuya queda bonita en contraste con la de Jems.

-La verdad es que sí.

-¿Cada cuanto olvidas? - pregunté girandome.

-¿Cada cuanto olvido qué?

-Que no debes quererme... -su expresión tornó seria.

-Camila, no hagas eso. Te vas a estrellar, vas a sufrir.

-¿Si? - moví las pulseras hacia atrás, para dejar mis cicatrices a su vista. - ¿Sufrimiento? ¿Qué es eso? - me miró, y le sonreí. Tenía ganas de sonreir, el día estaba muy bonito y ella aún más.

Sus ojos se clavaron en los míos, sentí que el tiempo se detenía. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, sin motivo. Cuando tomó mi muñeca entre sus dedos mi corazón decidió bombear más deprisa, quizás contradiciendo a mis pulmones que pensaron que lo mejor era dejar de respirar.

-Eres bonita. - dijo con voz triste. Acariciando mis muñecas.

-Tú también.

-Lo sé.

-Ahm.

Se hizo el silencio. Oí de lejos el sonido de un coche, seguramente había atasco fuera del instituto. Esa ciudad eran todo atascos. Ninguna de las dos dijo nada. Yo la observaba, mientras ella no quitaba sus ojos de mis manos.

-Cuando te veo, quiero besarte - dijo finalmente.

-Ya lo has hecho algunas veces, ¿No? - reí.

-Unas cuantas... - rió conmigo. - Pero ese día, me dijiste que no te importaba ser mi juguete y...

-¿Y?

-Sentí que había hecho algo horrible. - me acarició la mejilla con sus dedos. Estaba fría y mi piel caliente. Me observó desde la seguridad de una distancia comoda. - Sentí que había roto algo. Y que me dolía haberlo hecho. Sentí que tú no merecías ser el juguete de nadie, Camz. Sentí que eras demasiado importante como para ser una más. - la velocidad de sus palabras iba disminuyendo.

-¿Y lo que pasó en mi casa?

-Tú querías que te besara. Yo quería besarte. - volvió sonreír tristemente - Pero después pasamos el sabado juntas y al verte sonreír me di cuenta de que eres una persona dulce y cariñosa. De esa clase de personas a las que más te vale no romperles el corazón...

-Y volviste con George para alejarme de ti. - comenté.

-Exacto.

-Pero me trajiste un regalo a mi cumpleaños. - le reproché. - y dijiste que querías besarme pero que casper te lo impedía. - soltó una carcajada que hizo que la belleza del jardín brillase con más fuerza ante mis ojos.

-¿Casper?

-No eres la unica que tiene fantasmas, Camila - dije intentando imitar su voz y su tono.

-Ahá - volvió a reír - ¿Por qué te esfuerzas tanto?

-Porque me interesas. - respondí. - Tú me preguntaste qué tipo de personas me interesaban, Lauren. Y te dije que me contaras qué te interesaba a ti. Pero yo nunca respondí. - tomé su rostro, levantando su barbilla, obligandole a mantener ese contacto visual que tanto me martilizaba - Nunca respondí.

-No. - me dio la razón, sin apartar mis manos de ella.

-Hasta ahora.

-Hasta ahora... -cedió. Y entonces supe que si la besaba ahí mismo, ella no iba a rechazarme. Que me iba a dejar besarla, porque me lo estaba casi implorando.

-¿Cuanto tiempo más vas a seguir jugando con George? - pregunté, soltandola.

-No lo sé.


Eso fue todo lo que necesité. Le dediqué una última sonrisa, le di un beso en la mejilla y me fui de ahí. Sintiendo que no había salido del todo mal, aunque no era aquello lo que yo buscaba. Caminé adentro del edificio del colegio. Sabía que podía luchar por ella, que podía intentarlo, que al menos tenía alguna posibilidad. Lauren no era del todo una causa perdida, por mucho que se hiciese la dura. Caminé hasta mi taquilla para encontrarme a Jeremy apoyado en ella. Me sonrió al verme llegar y sentí que me alegraba por ello. Quería a ese chico con todo mi corazón.

-¿No más lagrimas? - preguntó al verme llegar sonriendo.

-No. Hoy no. - le dediqué esa sonrisa que solo a él podía darle. Esa que hacía que se me cerraran los ojos y me deformaba el gesto. Él tocó mi nariz con su dedo y después me tomó entre sus brazos. - Siento haberte amargado el fin de semana con mis problemas...

-¿Sabes? - le miré - Me gusta que confíes en mi. Que seas capaz de llorar conmigo, de reír conmigo, de contarme lo que pasa ahí adentro de esa cabeza... Es suficiente para hacerme feliz. - le apreté con fuerza sin soltarme de su abrazo. - Te quiero Mila. Y me alegro de que estés contenta hoy.

-Eres demasiado bueno conmigo...- le reñí en broma. - Yo te habría mandando a la mierda.

-Sabes que no. - me respondió.

-Sí, sé que no.

Y esque me había pasado la noche del sabado y la mañana del domingo llorando, sin saber muy bien el motivo. Jeremy me había traido helado, me había puesto mil pelis, me había hecho palomitas y me había estado escuchando durante horas. Yo sólo le conté lo mal que lo había pasado, el miedo que tenía a todo el mundo en general y había estado hablando de Lauren por años. Él me escuchó, me hizo reir, me distrajo de todos mis problemas. Él había cancelado una salida con Leo por mí, él me había abrazado hasta que me quedé dormida y después me había hecho el desayuno. Sin quejarse. Hasta que el domingo me dijo que se había acabado, que tenía que dejar de llorar y que estaba harto de ver mi cara llena de lagrimas. Su especie de enfado, medio en serio medio en broma, me había bastado para decidir arreglar un poco lo que se había desorganizado de mi vida.

-¿Has encontrado un objetivo? - preguntó, refiriendose a la parte en la que me había dicho que tenía que encontrar algo a lo que dedicar mis esfuerzos.

-Sí. Vengo de hablar con él. - contesté.

- Uh, esto no puede ser bueno... - sabía quien me estaba refiriendo.

One Wish [Camren fic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora