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Le entristecía saber que, mientras ella se hallaba entre sus sábanas, Clark y Demian estaban disfrutando de sus vidas en lugares muy lejanos.
Clark estaba a 42 horas de distancia en coche de ella. Y para llegar a él, tenía que atravesar absolutamente todo el país. No tenía dinero, pero soñar no costaba nada.
Rodó sobre la cama hasta quedar tumbada boca arriba con el teléfono suspendido entre sus manos sin dejar de apreciar la foto de Clark y de estremecerse.
Estaban a 10 de diciembre y la representación de la obra de teatro era el 20 de diciembre, y esperaba que para esa fecha, Demian volviera, aunque sea a verla, no a representar a Romeo.

No obstante, se le ocurrió una descabellada idea: Viajar a Nueva York y conocer a Clark Ravel.
Sabía que eso implicaba muchísimo dinero, pero estaba harta de estar deprimida. Y si no lograba verlo, al menos deseaba distraerse en aquella ciudad tan preciosa, a la que siempre había querido ir de visita.
Pero el problema era este: ¿De dónde podría sacar el dinero suficiente?
Su padre.
Tendría que sobornarlo, claro estaba.
El teléfono le cayó de lleno en la cara y, por muy cómico que le resultó, el golpe le ayudó a tener una idea de cómo solucionar ese problema.
Y con una sonrisa llena de satisfacción, se levantó de la cama y comenzó a sacar la ropa sucia del cesto para lavarla en ese momento, ya que si quería viajar y ver a Clark, mínimo debía de tener ropa limpia.
Asustó un poco a su madre al verla meter una gran cantidad de ropa a la lavadora justamente a las 11:45pm.
-¿Qué haces?-le preguntó.
-Voy a lavar un poco de ropa-contestó Skyler, evitando su mirada.
-¿Y ese gran milagro? Siempre tengo que ordenartelo al menos cien veces antes de que lo hagas-se cruzó de brazos y se recargó en el umbral de la puerta,viéndola maniobrar con la ropa y el jabón en polvo.
-Me di cuenta que ya no tengo ropa suficiente para esta semana, además, tengo exámenes.
-Me alegra que al fin tengas un poco de responsabilidad-dijo a modo de cumplido y Skyler puso los ojos en blanco.

Esa noche apenas y durmió. Dejó incluso planchada toda la ropa y cayó como piedra a eso de las ocho de la mañana.
Pero fue despertada a las doce del día por su madre.
Le ardía los ojos, y los párpados se le cerraban, pero aún así, se levantó.
-¿Qué pasa?-quiso saber, y bostezó.
-Vete a duchar. Iremos al cumpleaños de Ivvy.
-¿Que no fue ayer?-masculló ella, molesta por haber despertado por una tontería.
-Fue ayer y supongo que no la felicitaste, ¿no?
-Supones bien-añadió con una sonrisa cínica-ya que ella jamás me felicita a mí.
-El rencor no es bueno, pero de todos modos iremos a su fiesta. Ponte algo decente, y que bueno que dejaste toda tu ropa limpia.
-Va a cumplir 23 años, no diez-se quejó-además, ahí van a estar su amigos y sabes que odio a sus amistades. Me aburriré como ostra.
-Ella y Hanna han venido siempre a verte a todos tus cumpleaños-la reprendió.

Su madre se hallaba limpiando la mesa y Skyler sólo la fulminaba con la mirada encendida.
-Mis primas no son malas personas-reconoció ante la problemática y vio a su madre sonreír-pero eso no significa que me agrade su presencia.
-Vete a cambiar, ahora. Y te apuras a desayunar, en media hora nos vamos.

El fin de semana consistió estar metida en casa de sus primas en una fastidiosa "fiesta" de jóvenes adultos queriendo jugar a ser interesantes.
Skyler se la pasó la mayor parte del tiempo jugando videojuegos con sus otros primos,Joseph y Ángel, quienes eran menores que ella y por eso lograban congeniar mejor.

El domingo en la noche le dio una breve repasada a todo lo que posiblemente vendría en el examen y le envió un mensaje a su padre.

"Hola, papá. Espero que no estés dormido, pero me gustaría hablar contigo mañana después de clases. Ve a buscarme a las dos de la tarde en el estacionamiento."

Se lo envió y como no esperaba respuesta de vuelta, se sorprendió. Leyó su contestación y deseó matarlo.

"Tengo trabajo. No puedo."

Mi Supermodelo Personal (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora