CAPITULO 3

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 El ambiente que se respiraba, era maravillosa, todos estaban contentos y bailando. Se acerco mi tata

-         Africa, ¿te lo estas pasando bien?- me miro con dulzura

-         Si, muchas gracias por preguntarme- no estaba sola

-         Mira, este es mi marido, mi hijo y mi otra hija que no conoces- me quede sorprendida ya que su hijo es en el chico que me había fijado.

-         Eres un poco tímida, ¿te a gustado nuestro baile?- no sabia que decir si me gusto el baile o el. Mis mejillas se volvieron rojos.

-         Perdona, si me ha encantado.- me encanto, pero mas el.

-         Me enterado que eres la profesora de mi hermana Lía, ¿eres muy joven para ser profesora no?- me dijo con esa maravillosa sonrisa que tenia

-         Tengo 17 años, solo me queda este curso para entrar en la universidad- le recalque bien mi edad.

-         Bueno me tengo que marchas, que mañana tengo entrenamiento y tengo que prepararme para el campeonato europeo- le dio un beso a mi tata y se marcho.

Fui a coger el autobús cuando se acerco un coche, no le hice caso ya que ese barrio era peligroso, no me fiaba de nadie que se parara con un coche. El coche no se marchaba, lo volví a mirar y bajo la ventanillas.

-         África te llevo a casa- me sonrío

-         No, estoy esperando al autobús y mi casa esta un poco lejos- las mejillas se me volvieron rojas.

-         No me importa llevar, este barrio es un poco peligroso para una chica como tu- no me podía llevar, sino se iba enterar donde viví y me rechazaría por mi estatus social y no quería.

-         Insisto en llevarte, como se entere mi madre que te deje sola se enfadaría conmigo- cada vez se ponían mas rojo mis mejillas.

-         Este bien, solo para que tu madre no se enfade contigo- sabia que en mi casa no me iba a dejar, no podía encubrir donde vivía.

Me metí en su coche, lo mire avergonzada y el me sonrío. Sabía que tenía un camino de 30 minutos hasta mi supuesta casa. Mi barrio era de gente de dinero, por eso pensé en que me dejara a 10 manzanas de mi casa donde vivía gente mas humilde.

-         Entonces das clases a mi hermana, ella me hablo de ti pero no me esperaba que fueras tan joven- el no dejaba de pensar en mi edad

-         Estoy en el instituto, espero que el año que viene, cuando entre en la universidad y nos veamos no digas que también soy joven- el me miro y se sorprendí por mi respuesta.

-         Pensaba que eras mas tímida, pero veo que no eres nada tímida- no sabia donde meterme, solo pensaba que llegara ya a mi supuesta casa.

El camino fue muy ameno, me contaba cosas de sus hermanas, que las adoraba pero tenía perdición por Lia. Cuando estábamos llegando le indique que parara para bajarme, el asintió y paro. Me baje delante una casa de 1 planta de color blanca, el me miro y tuve que empezar a caminar para que el no sospechara nada. Volví a mirar y ya no estaba. Empecé a caminar hasta mi casa, no me importaba, aunque ese noche hacia frío. Cuando llevaba 10 minutos caminado, vi mi casa y eso me alivio. Entre por el jardín y empezaron a funcionar los aspersores, no me lo podía creer que me mojara tanto. Intente secarme un poco antes de entrar en casa, no había nadie en casa. Subí por las escaleras hacia mi habitación, me metí en el baño para poder secarme el pelo cuando sonó el teléfono.

-         Africa, ¿as llegado bien a casa?- era mi tata

-         Si tata, me a traído Erick a casa, pero no en la de verdad, bueno tu me entiendes- se hecho a reír, me dio sus buenas noches y me colgó

Me puse el pijama, mientras esperaba que el pelo se me secara un poco el pelo. Esa noche fue mágica, no dejaba de pensar como bailaba Erick, que era el hijo de mi tata, eran tantas cosas que solo me quería acostar para asumir lo que paso esa noche.

Me levante esa mañana un poco aturdida, pero hay estaba mi tata, con mi desayuno preparado. Me senté en la mesa cuando oí un portazo, era mi padre con su novia. Pensaba que se iba a quedar mas tiempo fuera, pero no era así. Subí a mi habitación para ponerme el uniforme de mi colegio que lo odiaba, Esa camisa blanca, con un jersey de lana, su americana, pero lo que mas odiaba era la falda de cuadros ya que me hacia unas pernas muy largas. Cogí mi mochila y baje por las escaleras. En la puerta, como cada mañana estaba mi tata con mi almuerzo, la di un beso y salí de la puerta. Me dirigí a mi colegio, cuando vi a Bibi, era a la persona que más odiaba ya que siempre planeaba algo contra mí. Subí por las escaleras y estaba llena de alumnos, como cada mañana en sus taquillas. Me dirigí a la mía a dejar mi almuerzo cuando vi, que en la taquilla de al lado mío había una chica nueva, me miro y se acerco

-         me llamo lisa, encantada- me dio la sensación que era muy maja

-         me llamo Africa, encanada- me sonrío

-         ¿tu sabes donde esta la aula 4 a?

-         Si, es mi clase. Si quieres te acompaño- me asintió

Nos dirigimos a clase, cuando vi que en mi pupitre había una nota: “empollona”. Lisa me miro

-         estate tranquila, a mi me pasaba lo mismo en mi antiguo colegio

-         es algo normal, ya no me afecta- era mentira ya que por culpa de eso, no tenia amigos.

Ella se sentó a mi lado, pasaron las clases como todas las mañanas. Era la hora de salir cuando Lisa me dijo y quería ir a verla. Como era mi única amiga acepte, caminamos 4 manzanas mas y llegamos a la universidad. Entramos en unos vestuarios, ella se cambio y vi como sacaba unos patines de hielo de su mochila

-         ¿eres patinadora?- no me podía creer que le gustaba patinar igual que ami

-         Si, me encanta y gracias a unas clases que da un chico me he aficionado mucho mas- la sonreí

-         Pensaba que no se podía entrar en la universidad, si no eras universitario.

-         Si, porque estas clases solo son para gente que quiere entrar en esta universidad, me gustaría ser patinadora profesional- me encanto su respuesta

-         Bueno,¿ tu profesor será profesional no?- quería saber mas de el

-         Si, se esta preparando para el campeonato europeo, estamos deseando que vengas todos los martes y jueves para verle- le daba vergüenza hablar de eso conmigo

Ella se preparo para salir a la pista, yo me lo conocía de memoria así que me dirigí a las gradas para poder observar las clases. Me puse abajo del todo y al lado de la puerta, donde siempre me escondía a ver a mi patinador. Estaba toda la pista iluminada, había como unos 8 chicas, todas estaba hablando cuando oí una puerta del otro lado. Mire hacia la puerta, cuando vi una figura en la oscuridad, se iba acercando hacia la pista. Estaba mirando a las chicas, cuando volví mi mirada hacia la puerta, me di cuenta que era Erick el profesor. Me escondí detrás de la grada para que no me viera. Empezó a dar clases, estaba con sus pantalones negros una chaqueta azul y sus patines negros. No podía dejar de mirarlo, el estaba explicando a las chicas unos pasos, pero lo que ellas querían era verle en acción y así lo hizo. Empezó a darle fuerza a sus patines, hizo un salto y un giro. No podía ser, que el patinador que miraba cada noche, sea Erick. Me quería morir, cogí mi mochila y sin hacer ni un mínimo ruido me marche.

AMOR SOBRE HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora