CAPITULO 2

8.1K 413 3
                                    

Cada mañana me levantaba con la esperanza que no se bullarán de mi el colegio, simplemente por sacar matriculas de honor. Pero no era así, en mi pupitre siempre había notas de que era una empollo, la gente no me conocía pero tampoco hacían nada para intentarlo. Sabía que el último año de colegio iba a ser con los demás, lo único que era diferente ese año, era que me había enamorado de una persona. Las clases iban como siempre, yo preguntando mis dudas y mis compañeros burlándose mí.

Cada tarde de los miércoles iba a dar clases a un barrio que era bastante pobre, pero se respiraba mucho amor, lo que en mi casa no había. Gracias a que daba clase en ese barrio, me hacían sentir como una más de ellos, eran muy cariñosos conmigo y me admiraban por mi inteligencia. Siempre iba en autobús, que tardaba 30 minutos, pero a mí no me importaba ya que me sentía bien cada vez que iba. Tenían una casita de maderada, donde yo daba clases a niños del barrio. Yo era la única que me atrevía entrar ahí, ellos no sabían que yo tenía una familia muy rica. No me gustaba que la gente me conociera por mi padre, sino por cómo era yo con la gente. Desde el primer día me acogieron con mucha dulzura, les gustaba mucho mi nombre Africa. Les daba mucha paz, ya que mi nombre, les hacía sentir más cerca de sus hogares. Cada día que bajaba del autobús, tenia niños esperándome impacientes para que les diera clase, muchos de ellos no tenían suficiente dinero para llevarlos al colegio y como yo me entere de esa situación gracias a mi tata, decidí actuar, se que sería muy fácil pedir dinero a mi padre y que lo arreglara. Odiaba que arreglaran todo en la vida con el dinero, así que pensé en dar clases para que con el tiempo supieran desenvolverse ellos solos.

Esa tarde no iba a ser diferente de lo que ya era cada miércoles, pero vino una madre de los niños, se acerco a mí y me miro

-         Africa, esta noche vamos a hacer una fiesta y nos gustaría que estuvieras-me sorprendí que me invitaran

-         Muchas gracias por la invitación, pero mis padres no me dejaran venir- no me acordaba que mi padre, como siempre, estaba fuera por negocios con su novia.

La señora se iba a marchar cuando yo la llame

-         Esta noche estaré aquí, ¿tengo que traer algo o vestirme de alguna forma?- no sabía cómo iba a ser la fiesta y tampoco quería quedar mal.

-         Tranquila, todo lo que vas a necesitar lo tenemos nosotras- me sonrió

Recogí mis cosas y me marche muy contenta a coger el autobús. Llegue a casa y estaba mi tata esperándome, yo la adoraba porque ella me crio y porque gracias a ella conocía mas el significado de mi nombre. Me acerque como siempre a darla un beso pero ella me miro y sabía que algo me pasaba

-         Africa, ¿y esa sonrisa?- mi miro atónita

-         Esta noche iremos juntas a la fiesta que me han invitado- me miro muy extrañada

-         ¿A qué fiesta?- ella como era de una clase diferente, creía que no podía estar conmigo fuera del trabajo.

-         Me han invitado a la fiesta que van hacer en el barrio donde vives- ella no salía de su asombro

-         Africa,¿ de verdad vas a ir? me aria tan feliz verte hay y así conocerás a mis hijos y a mi esposo- me abrazo y me dijo que me diera prisa

Llegue a mi habitación corriendo, me duche y me vestí. Cuando baje las escaleras iba con un vestido blanco, de tirantes muy finos y con un escote de pico. Mi falda tenía mucho vuela, como a mí me gustaban porque notaba que podía volar.

-         Estas preciosa Africa- me dijo mi tata

-         Vámonos que el autobús llega en 5 minutos- cogí la chaqueta y un bolso.

Pague los 2 billetes, ella me miro enfada, pasamos el pasillo y nos sentamos en el fondo del autobús. Cuando estábamos sentado me acorde de que tenía que decirla a mi tata una cosa

-         Tata, me gustaría que no le diga a nadie que mi familia es rica, porque sé que me van a rechazar- ella me miro con su mirada dulce

-         Tranquila, no les voy a decir nada solo que te conozco gracias a las clases que le das a mi hija y de coincidir en el autobús- me extrañe

-         ¿Le doy clases a tu hija?- no me lo podía creer

-         Si, es la que tiene la piel más clara que los demás y ojos azules

-         ¿Lia es tu hija?- no podía ser que fuera su hija, ya que ella era de tez muy oscura y la niña era de una tez mucho más clara.

Bajamos del autobús y no había nadie por la calle, mi tata me cogió de la mano y me guio por las calles hasta donde estaba toda la gente bailando. Había tanta gente que no reconocía a mis alumnos, hasta que se acerco Lia.

-         Mama, ¡as podido venir!- la abrazo con tanta ternura

-         ¡Hola Lia! – la salude

-         Hola profe, que guapa estas con ese vestido, pareces un ángel- no me podía creer lo que me estaba diciendo esa niña

-         Lia, eres maravillosa- exclame mientras miraba a mi alrededor.

Había muchos chicos bailando un baile tradicional de sus tribus cuando me di cuenta que había alguien que me llamo la atención, por su belleza, su torso desnudo y por como baila. Me cogió de la mano Lia, me llevo a un asiento de madera, para que viera el espectáculo que estaban haciendo en aquel momento. Yo no podía dejar de mirar a ese chico, su piel era como la de Lia, su sonrisa tan perfecta, sus labios tan carnosos, un cuerpo tan esculpido que sabía que ese chico no era para mí. Por 2 razones, una porque él jamás querría salir con una chica como yo y otra porque éramos de diferentes clases sociales. Jamás había tenido esos pensamientos sobre un hombre, ya que solo me dedicaba a mis estudios y a patinar. Una vez creía que me gustaba un chico, pero sabía que no era verdad, porque cuando lo miraba no sentía un calor muy fuerte dentro de mi cuerpo. Si sentía ese sentimiento dentro de mí cuando miraba a ese hombre mientras bailaba.

AMOR SOBRE HIELODonde viven las historias. Descúbrelo ahora