2. Mentiras.

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── ¡Muchachos! ── Anunció el tatuado a unos jóvenes que estaban a unos metros de nosotras──Vengan.

Se aproximaron y nos encerraron en una especie de prisión de cuerpos proporcionalmente musculosos. Enseguida escuche a uno que decía.

──Miren esos uniformes, son de esas escuelas que tienen dinero. Seguramente deben ser hijas de grandes jefes del país.

La corrupción en este país era el pan de cada día, por supuesto había cierta jerarquía en este mundo; para mí ellos estaban en la cima. Pero igual nada teníamos que ver, y no pensaba dar ninguna explicación

── ¿Que hacen por acá unas señoritas como ustedes?

── ¿Disculpa ?── Pregunte sonriendo, aunque no podía negar mis nervios── No, nosotras solo queremos salir.

──Por favor no nos vallan a violar ni a matar── Suplicó Michelle. Presione su mano al instante.

── Esta chica se fue a los extremos ── Comentó el tatuado ── ¿ la educación es súper avanzada cuando es pagada verdad?

Note como se reían, pero al parecer no nos miraban con ojos de terroristas como creíamos; sino como un chiste. Parecíamos una especie de payasas de circo para ellos.

En otro contexto jamás llamarían mi atención estos chicos.

──Déjenlas──Gritó el chico atrás mío, haciéndome erizar──Al parecer se encuentra en el lugar equivocado.

No lo miraba. Pues me concentrada en el tatuado; no sé qué podía esperar de él.

──Santísimas.

Mi corazón palpitaba más de lo normal, la que más me importaba era mi amiga, quien estaba a punto de un colapso nervioso en estos momentos. No quería que abriera su boca porque nos iba a ir peor.

──Ignorantes──Dijo Michelle.

Hay estaba...Todos se burlaron e hicieron ruidos con sus bocas.

──Oh── Dijo el tatuado── La niña nos discrimina, tranquila no eres de mi tipo.

──Pues espero que no cambies de opinión nunca──Murmuro Michelle mirando al suelo.

La poca paciencia se me iba acabando.

──Ya déjenlas── Dijo nuevamente la voz atrás ── Que nos las ven; son solo muñecas, es más esos cuerpos serán hechos por algún cirujano que ha pagado sus padres.

Valla pero que odio carga este chico de atrás.

── ¿Pagados?──Dije mientras daba la vuelta── Pagados ustedes para alterar el pueblo, y molestar.

No era experta en insultos al parecer. Mucho menos en política. Pero si algo estaba segura es que la exclusión genera desorden.

El chico tenía una corta camisa blanca, y la mitad del rostro oculto tras una camisa sobre él. Sus ojos eran lo peligroso; analizándolos se veían dormilones, detestablemente dormilones. El cabello era oscuro y llevaba unos jeans rotos. Me estaba enfrentando a Goliat, porque le llegaba al pecho. Pero sabía que al final David ganaba.

──Mira, solo quiero salir de esto ── Explique── No nos concierne; esto es su manifestación, su pelea, ustedes se meten en esto tal vez sea por ignorancia, no tienen educación alguna, y veras si, de acuerdo, venimos de familias estables, pero no creo que sea una maldición tener dinero. Personalmente es una bendición.

Mi mejor justificación al parecer.

Sin embargo lo fulmine desafiante, sin importarme el tatuado de atrás. Por un momento olvidándome de mi amiga. Sin saber porque le daba explicaciones a un estúpido. Intente librarme un poco de la barrera de cuerpos, fue imposible.

Mi Mayor RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora