4.Sorpresas.

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Estaba desesperada mi reloj marca las 2:30pm y no encontraba mi sistema ahorrativo (puerco rosa). Esa era mi salvación; eran mis pequeños ahorros; los cuales iba a usar para transportarme en taxi en la ciudad. Ya lo daba por hecho. ¿Porque las cosas malas deben coincidir una tras otra?

── ¡No puede ser! ──Grite en un intento fallido por no verlo.

No había forma de preguntar; seguro se darían cuenta de mi objetivo .Mi enemigo el tiempo tampoco me ayudaba. ¿Qué hago? ¿Qué hago? la pregunta me atormentaba. Baje y me encontré a Casio, le suplique que me llevara. Su única respuesta en todo lo que le decía era "son ordenes de su padre"

Salí rápidamente con algunas indicaciones del lugar en una nota que había dejado mi padre.

Afuera no dejaba de detallar cosas. No puede ser la gente me parecía extraña mientras caminaban. Creo que estaba paranoica.

Marche hasta el paradero. Valla que logro; lo tenía identificado muy bien, siempre pasaba por el frente. Mi alternativa de guía fue una señora peli roja con unos lentes más grandes que su cara. Ridícula.

──Buenas tardes──Le dije.

Ni siquiera me respondió prácticamente me dio la espalda, y se aferró aún más a su bolso. Que mala educación.

Al entrar al primer bus las cosas no eran como esperaba; el bus estaba medio vacío. Logre encontrar una silla rápidamente, Una anciana de melena larga junto a mí me obsequio una sonrisa. Aunque tenía la rabia del mundo plasmada, le devolví el gesto.

── ¿Oye una pregunta? tengo que dirigirme a este barrio.

Le enseñe el arrugado papel que me había dado Casio.

──Claro que si──Se puso un dedo en la boca ──Solo debes eh... coger la ruta que va hacia el centro generalmente son las K; ósea K1 K2...etc

──Entiendo──Dije observando alrededor mío── ¿Es que este bus no me lleva allá?

──No──Sonrió──Este solo nos acerca al paradero grande.

Asentí preocupada. Que complicado todo esto.

──Tranquila es tu primera vez se nota, pero ya te acostumbraras.

Deseo no hacerlo.

──Si──mentí.

Al bajarme del pequeño bus. Todo era caos; la gente literalmente corría sin soltar sus bolsos y morrales. Estaba ahogándome prácticamente; casi llorando me arrastre a la taquilla, y compre una tarjeta. Menos mal tenía algo de mi descanso en el instituto. La señora se había tomado la molestia de indicarme el manejo de la tarjeta. Toda la gente se notaba preocupada o alterada. Era una explosión de culturas. Muchas cosas que digerir.

No me mantuve observando mucho tiempo, porque localice muy rápido el K7, así que frunciendo mis labios le enseñe la dirección a una mujer simpática la cual afirmo que estaba por la ruta correcta.

Ni se diga de aquel recorrido. Estaba entre dos hombres uno rozándome las piernas con las suyas; y otro respirándome en la nariz. Igual se les veia tan incomodos como yo. Al bus no le cabía ninguna persona más, cada vez se acomodaban más personas en él. Iba a gritar, pero ya estaba en mi próxima parada.

Intranquila recorrí la cuadra donde era la dirección; mientras ignoraba a los vendedores ambulantes que se encontraban a cada paso que daba.

Respire profundo cuando al fin divise un portón gris que decía en un letrero pequeño "NUMAE", no lo podía negar tenía una felicidad interior; el a ver podido llegar a este punto fue un logro individual. Pretendía demostrarle a mi padre que sus reglas no me sorprendían, Aunque muy en el fondo, guardaba la esperanza de que mi móvil sonara en cualquier momento , no se tal vez escuchar el tono de voz preocupado de mi padre rogando que volviera a casa y que era una broma.

Mi Mayor RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora