34. Buscar Soluciones.

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Dicen que el comportamiento del ser humano se basa en auto ayudarse a sí mismos, que por cuestiones propias no somos capaces de poner una vida ajena por la de nosotros, en este instante mirando esos ojos dormilones de juan P me daba cuenta que era capaz de poner mi vida para que estuviese bien. Una mescla de impotencia, tristeza y rabia. Se mezclaban para desencadenar un miedo que no lo quería dejar llegar por completo.

Al verlo recostado en las piernas de su madre quien le acariciaba el cabello. Me sentía un poco incomoda. Sé que la madre estaba preparada para estas situaciones. Pero esta era nuevo para mí. No sabía cómo actuar.

Pronto llegamos a una clínica. Creo que al verlo tan mal fue la más cerca que se le ocurrió al taxista, estaciono el carro rápidamente. Mientras yo Salí corriendo a buscar una silla o camilla, en ese momento no sabía ni lo que hacía.

── Señorita en que le puedo colaborar ── Murmuro el vigilante sosteniendo una linterna. Impidiéndome el paso.

── Es que mi novio eh ── Acomode mis palabras ── Traemos alguien que necesita ayuda al parecer se ha desangrado no tiene...

Quería que identificara mi angustia. No sabía cuál era la mejor forma para pedir ayuda. Se supone que eso hace salvar vidas sobre todas las cosas. No deberían poner algún impedimento.

── ¿Que seguro de salud tiene? ── Preguntó ──El gobierno está en deuda con nosotros. Usted me entiende.

── ¿Disculpa? ── No lo comprendía.

── Si veras ──Explicó, como si fuera una rutina su sermón ── Lo que sucede es que varios clientes no se han puesto al día con sus cuotas por esto no atendemos a todos.

No lo podía creer, este hombre me estaba hablando enserio. Era como si mi rostro de tragedia no lo pudiera identificar. Me quedaba sin alternativas. Tan solo mi respiración me recordaba que la de él podía irse nuevamente en cualquier momento.

── ¡Señor! ─ Me altere ── ¡Es una persona, no un animal, le pido el favor que llame a un médico!.

Las lágrimas se me desbordaban. Algunas personas que estaban en el suelo negaban ante la intervención que teníamos. Ni siquiera me percate que mucha gente estaba afuera de la clínica, con el frio hasta la cabeza y esperando... no sé qué esperaban.

── Señorita entienda que solo cumplo órdenes, porque no va y pregunta.

Simplemente negué y me fui corriendo nuevamente hasta el taxi. Nunca fui la mejor atleta pero irónicamente llegue muy rápido hasta él.

── ¿Que seguro de salud es Juan? ── Pregunte a su madre atrevas del vidrio ── El imbécil del vigilante no permite el acceso.

La madre simplemente negó con tristeza. Como si esta situación ya la hubiera vivido antes. Me aterraría pensar que Juan P y su madre hubieran lidiado con esto antes. A raíz verdad en los noticieros escuchaba que la salud era un negocio en nuestro país. Nunca me intereso Creo que porque nunca lo viví de cerca como ahora.

── Es Viena Salud ── Respondió la Sra., Nubia ── Pero no lo intentes 'déjalos así.

Yo asentí sin prestar atención a lo que decía. Necesitaba que él estuviera a salvo y escuchándola a ella no lo conseguiría. Salí nuevamente corriendo hasta donde el antipático se encontraba.

── Lo siento deben dirigirse a otra clínica ── Afirmo apenas dije el nombre del seguro.

Al principio solo lo mire intentando por un momento que me dijera que era una broma. Básicamente me escupió en la cara que no pretendía atender a Juan P. Cuestione si eso era un trato digno para una persona. Y si la próxima vez fuera una anciana sin acompañante; tendría el peor desenlace porque tan solo no quiere brindarle los servicios que por derecho se lo merecen. Todo está catarsis de información me llevo a golpear el vidrio que nos separaba. Dos veces en total

Mi Mayor RegaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora