Capítulo 9

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Anie 'POV

Los días pasan rápido pero exageradamente lentos para mi. Desde aquella fatídica noche de la que no me acuerdo de nada, me mantengo encerrada en mi cuarto, deprimida. Sin querer hablar con nadie, solá y llorando, mis padres estan muy preocupados por mi estado anímico, tanto que me han obigado asistir a terapida pero cada que voy solo me dedico a cállar.

Mora también a ido a visitarme, sin embargo, cada que va me encierro en mi habitación. Tampoco le contesto las llamadas ni mensajes, no sé quien rayos le a dado mi nuevo número pero tampoco hay tantas personas que contar que se lo sepan, obvio fueron mis padres.

A ellos los escucho hablar en las madrugadas. Incluso se han turnado para no dejarme sola en casa.

Duermo con la puerta de mi recamara abierta por si tengo pesadillas.

Porque si, las pesadillas no permiten que duerma, pero solo llego hasta la parte donde veo al extraño. Nada más, y aquello me hace gritar no del miedo, si no de confusión.

Un mes.

Mi depresión ha desaparecido casi por completo. Ya no tengo tantas ganas de llorar como antes, como poco y las pesadillas se reducen a una por semana. Me ha servido un montón el hecho de dormir con mis padres, aunque no lo hago diario, a su lado siento que me reconformo y se olvidan tantas cosas.

Ahora me limitó a alistarme para asistir a clases, e preferido esperar el autobus ya que mis padres no pueden llevarme al colegio y con August no tengo tanta confianza como para pedirle que me lleve. Muy por el contrario de lo que esperé, el viaje fue tranquilo y ameno, aquí todos parecian conocerse la única extraña y nueva era yo... literal.

Al llegar al colegio soy la primera en bajar, entró al plantel educativo con la cabeza gacha para no ser notada.

Hoy pese a que me siento con animos no quiero sentirme observada pero es como si hoy más que cualquier otro día todas las miradas recayeran en mi.

Rápidamente me dirijo a mi casillero, donde saco mis libros. Química es la primera clase del día, así que me dirijo hacia el salón que corresponde.

Al llegar lo primero noté es a Mora, la pelirroja me dirije una sonrisa que no es correspondida por mi. Me senté en la última silla del salón, colocó mi moral en el espaldor de la silla y me siento en la silla.

—Puff, ¿problemas en el paraíso? —la voz burlona de Cristín me hacen poner los ojos en blanco.

¿Por qué simplemente no me ignora así como lo hago yo?.

Suspiro. Es mejor ignorarla.

—No le prestes atención, es una idiota —el comentario de Richie me hace sonreír, despues de semanas. Lo miro agradecida.

—Ni que lo digas —contesto rápidamente casi incrédula por la repentina acción de mi compañero.

Es que es de asombrarse que me hable por iniciativa propia, más bien es de locos. Pero es un gran avance.

—Tenemos que terminar el trabajo —me recuerda. ¡Por supuesto el trabajo final! ¿cómo se me pudo haber olvidado.— ¿Anie?.

Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar mi nombre salir de los labios de Richie. Parpadeo y asiento.

—¿Ahh? ¿qué? Perdona, estaba distraida.

—Si, puedo verlo —comenta y sonríe tenso.— ¿Te pasa algo? —me pregunta Richie con el ceño fruncido.

—¿Ehh?, no, no me pasa nada —respondo y trato de sonreirle pero no me sale.— supongo —susurre bajito.

—¿Supones? —maldita sea me escuchó y ahora ¿qué digo?.— ¿sabes? Notó que algo te pasa. Algo te pasa, ¿es la misma causa por la que has faltado tanto a clases? —se cruzó de brazos mirandome a los ojos con mucha espectativa.

Amor a Mil Por Hora [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora