Anie 'pov
Mi primer día de clases comenzo al sonar mi despertador.
Lo habia puesto a sonar más temprano de lo que normalmente mi organismo está condicionado y crei que me pasé. Mis parpados no querían ni abrirse y la cabeza empezó a taladrearme, pero ya no había marcha atrás.
Me quejo y lo apago, obligo a mi cuerpo a levantarme y me siento la cama. Gimoteo a oscuras mientras levanto mi trasero de la comoda colcha, boztezo y aparto algunas ebras de cabello que se encuentran pegadas a rostro. Viendo realmente poco me encamino al cuerto debaño, me deshago de mi pijama y enciendo la ducha.
No hay nada más relajante que un buen baño a las diez de la mañana. Con ese pensamiento, dejo que el agua tibia moje mi pelo y después mi cuerpo a ritmo de Selena Gomez.
Da tanta flojera que las vacaciones hubiesen acabado tan rápido, incluso ayer mientras buscaba el uniforme pensé muy seriamente tomar una semana adicional de descanso. No crean que lo iba hacer por mero gusto, y tampoco porque soy una floja cuyo objetivo es terminar de ver el maraton de su serie preferida. No. Pero como toda adolecente creo firmemente en que las despertadas en pleno esplendor del sol obliga a cualquier cuerpo trabajador a ser un completo vago.
Detengo mis divagues al cerrar la llave de la ducha.
El frío me está matando. Emvuelvo mi cuerpo con dos toallas y salgo del cuarto. El sonido de la alarma del carro de papa llama mi atención, pero cuando me acerco a la ventana de mi cuarto estos ya han salido de la propiedad. Suspiro ruidoso. ¿Por qué mis mañanas tienen que ser tan solitarias?. Me obligo o no permitir que la tristeza me invada y más bien me apresuro arreglarme.
Agarro el uniforme que había tendido en la puerta del armario y lo dejo sobre la cama. Me apresuro a ponerme mi ropa interior, después la camisilla y la licra. Odio usar ropa que no sea la íntima bajo mis prendas de vestir, pero mi uniforme esta conformado por una camisa manga larga de color blanca, una falda de color negro que pese a que tiene que ir bajo las rodillas muchas -me consta porque yo también la uso- llevamos sobre estas y unas medias del mismo color de la falda. Pero incluso colocandome ropa debajo no me salvo de que los salvajes y llenos de hormonas de los varones quieran ver debajo de estas.
Los hombres aveces pueden ser unos completos idiotas.
Ya cambiada, me peino el cabello en una cola de caballo alto, hecho rápidamente un poco de brillo en mis labios, agarró mi maletín y salgo de mi habitación, recorro el corto pasillo y bajo las escaleras.
Mi casa no tiene pierde, es pequeña, de dos plantas, un sotano y una cochera (esta curiosamente queda debajo de mi cuarto), dos habitaciones con sus respectivos baños y un baño aparte al lado de la cocina, una sala y un comedor y al lado de este, la cocina, no tiene un jardín grande de hecho es muy pequeño y solo sirve para tender ropa.
Como cada mañana lo único que me recibe es un profundo silencio y una nota de mamá deseándome buenos días e indicandome el lugar dode dejo mi desayuno.
—Como quisiera que me lo dijeses de frente —digo y arrugo el papel, tirandolo a la basura.
No es algo nuevo lidear con unos padres ausentes pero sigue siendo algo decepcionante no poder verles hasta la noche o algunos domingo.
Mis padres ya se han ido a sus respectivos trabajos cuando me despierto y no me queda nada má que desayunar sola.
Tomo el vaso de jugo de naranja del refrigerador, las tostadas con mermelada y las como rápidamente.
Bueno mis padres no tienen la culpa de no ser millonarios. Papá intenta hacer lo mejor que puede, esta pendiente en no irse a la cama sin darme un beso y mantine la casa en buen estado. Y mamá, ella paga la hipoteca y mi colegiatura mientras procura vigilarme cada que su jefe le de la espalda.
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Amor a Mil Por Hora [RESUBIENDO]
Teen FictionTras su secuestro de niño y asesinato de su madre Rich jura vengarse. Se obsesiona en aprender defensa personal y a boxear, también en el manejo de todo tipo de armas a espaldas de su padre. Anie, una dolecente que entra a la vida de Richie solo rev...