Capítulo 3

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Richie 'pov

Imágenes y recuerdos atraviesan mi confundida  y perturbada mente, siento mis ojos llenarse de lágrimas a punto de caer, entonces frenó en golpe y colocó el pie derecho en el asfalto de la carretera.

Mi pecho sube y baja de manera ascelerada mientras contengo el impulso de gritar.

..........

Me habían abandonado en un cuarto totalmente oscuras y mal oliente por días, mi vista era borrosa debido a la oscuridad. Había estado mucho tiempo encerrado en este lugar, seis días con sus noches y contando. 

Miró mis manos y piernas,  estas  estaban inmoviles con cadena oxidadas y estaban lastimandome, el olor a podrido invade mis fosas nasales pero no soy capaz de arrugar la nariz ya me e aconstumbrado.

Ya ni llorar podia, tenía tanto  miedo por ser olvidado en este lugar, por el tiempo que había pasado desde mi secuestro o el día que veria a mi madre. Estoy solo e indefenso,  extrañando cada minuto los abrazos de mi madre, a papá, a Lennox y a mi perrito Hust, pero aquién más extraño es a mi madre. 

Sabía que ella estaba en este lugar solo que no sabía donde. Nos habían separado al llegar y tampoco era que podia preguntar, aquí todos hablablan extraño y  lo único que hacían cuando venían a verme era burlarse, escupirme, algunos incluso llegaban a maltratarme y darme lo que ellos llamaban comida; un pedazo de pan viejoy duro, y agua. Pero llevaban días sin traerme nada y mi cuerpo me exigía probar bocado, tomar agua. 

Tengo sed, tambien hambre y muero de frío. El suelo es frío y creo que hay animales, de esos que mis amigos llaman ratas.

Lo único que tengo en este momento era la esperanza de que todo saliera bien, la fé en que pronto todo este infierno acabaría y que volvería a ver a las personas que tanto amo. Debía confiar en que me encontrarían, era eso o morir lejos de casa y de mi madre.

 ..........

Un escalofrio recorre toda mi columna vertical al revivir aquella escena. Verme tam frágil llena mi corazón de tristeza.  Los pitido molesto de las bocinas de los autos me permiten escapar de la pequeña burbuja en que estaba, limpio las lágrimas que caen de mis ojos, me apresuro a encender la moto y atravezar la carretera segundos antes de que el semáforo cambiara.

Mis puños son cada ves más fuerte y consistentes, llenos de ira. Eramos solo  mi oponente y yo.

Marcelo, mi oponente, no tiene buen aspecto, pero en estos momentos es lo que menos me importa. Quiero desquitarme con alguien, sacar todo esta ira, toda esta frustración y el enojo que siento.  La idea principal al vebir al gim era golpear el saco hasta que los nudillos de mis manos sangraran, pero fue idea misma de Marcelo la pelea. ¿Entonces por qué negarme?.

El hombre parecía tener mi mismo condicío físico, resistencia y rápidez, aunque como siempre me equivoque, las apariencias engañan. Sus golpes se volvieron menos fuertes cuando golpee sus costillas y rostro.

Escuchó los gritos de los presentes pero los ignoro y tampoco  logró definir de quienes son hasta que uno en particular se alza por sobre quienes gritan. Le doy un fuerte derechazo lanzandolo al suelo. Marcelo cae y no se levanta.

—¡ALTO! ¡ALTO! ¡PAREN LA MALDITA PELEA! —exige gritando a todo pulmón el entrenador Wilson. Me lanzó hacia él, éste intenta quitarme de encima sin mucho éxito. — ¡RICHIE! ¡Sacalo de hay! —hace sonar la campana varias veces dándome a entender que la pelea se ha acabado, pero yo no quiero acabar, aún tengo muchas emociones que liberar.— ¡QUE PARES TE HE DICHO!¡FREDDY,DETENLO! ¡AHORA!.

Ignoro completamente las exigencias de mi entrenador, aún no acabó, al contrario apenas he empezado, aunque e logrado calmar mi rabia Y ansiedad y empezado a  disfrutar. Ver sangrar a este maldito engreído.

Me preparó para darle el último golpe uno más potente que el que hasta el momento le e propinado, pero me interrumpen cuando más de cuatro manos rodean mi cuerpo.

Estaba tan concentrado en golpear a este hombre que me olvidado dónde estoy, en este momento me doy cuenta de que el tipo cayó al suelo prácticamente muerto apenas lo solté fue auxiliado por otras personas.

No aparto mi vista de aquella escena por un largo tiempo,  me permitó hechar un vistazo a mi alrededor y lo que descubre me fascina... y desconcierta a la vez.

Horror, pavor y miedo son lo que logró descubrir en las caras de estos hombre.

—¡¿QUE CARAJOS ESTAS HACIENDO, MALDITA SEA?!—grita el entrenador metiéndose en el ring, parándose justo en frente de mi. El entrenado dejar de mirarme para hechar un vistazo a lo que sucede detas de mi. Su mirada se ocurece al igual que su rostro. —¡¿QUÉ PRETENDÍAS, AH?! ¡¿MATAR A ESE HOMBRE?! —cuestiona volcando su mirada nuevamente a mi.

No le contesto, no tengo ni fuerzas ni ánimos para discutir con nadie, a decir verdad esta pelea me a dejado tan agotado, aunque tengo que reconocer  que éste hombre sabe aguantar golpes.

—¡¿Qué no te mides?! ¡Esto no es un ring de boxeo cualquiera, aquí hay reglas y si tu no estas dispuesto a seguirlas entonces no vuelvas! ¡Nunca! —vocifera. — ¡ya van cuatro hombres que has dejado en muy malas condiciones y en menos de quince días! —escupe.—¡si quieres matar a alguien hazlo afuera de mi maldito negocio! Seguro haya fuera te encontrarás a cientos como tu.

Sus palabras me hieren. Estoy a punto de lanzarme hacia él cuando Freddy llama mi atención, tomándome del hombro con fuerza. Lo miro, niega lentamente con las cabeza dirigiendo nuevamente su mirada al entrenador.

—No volverá a pasar entrenado —asegura Freddy y me suelta, pero de coloca frente a mi.—se lo aseguro—añade y hace una reverencia.

El entrenador no habla solo se limita a mirarme o más bien examinarme con la mirada tratando de encontrar en mi algo de arrepentimiento, al final hace señas con la mano y dando media vuelta, se retira de ring entrando a su despacho.

No digo nada. Hago que me suelten moviendome con brusquedad. Simplemente me dedico a entrar en las duchas, a lo lejos escucho murmuraciones de las personas seguramente las que presenciaron la pelea, podía oler su miedo, incluso lo dejaban ver. ¡Que estupidos!.

Salgo rápidamente de ese lugar. Me siento sobre mi moto, acomodo mi chaleco y me pongo mi casco, cuando estoy encendiendo mi moto siento que me llaman.

—¡RICHIE! —volteo a ver quien me llamaba, es Freddy que corria hacia mi directocción.— ¿te encuentras bien? —me pregunta con dificultad puesto que había corrido para alcanzarme.

—Si —respondo.

Freddy inhaló y sonrío.

—Hable con el entrenador y te va a dar la última oportunidad —me informa  tratando de recuperar el aliento.— pero no volverás a pelear al menos por dos semanas. No pude conseguir más —ruedo los ojos.

¡Maldita sea!

Agachó mi cabeza y aprieto los puños, me quito el casco y lo acomodo en mi cintura presionando lo con fuerza.

Tomo aire.

—¿Cómo está él? —pregunto haciendo una mueca con mi boca.

—Esta bien —responde Freddy.— por lo menos abre los ojos —rie nervioso.

—Bien —vuelvo a ponerme mi casco y enciendo mi moto.—gracias y cuidate.

—Igual tu hermano —dice Freddy.

Luego de despedirme de Freddy me regreso a la manción donde todos  me odia y yo odio.





Amor a Mil Por Hora [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora