3. Tú vales cada centavo.

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—Te ves... —murmuró Chris, mirándole con sus ojos azules críticos ante el cambio que drástico que Becky debió de haberle proporcionado. Allen, Charlotte y Lana estaban detrás de él, mirándole con una sonrisita amable. Chris, entonces, sonrió ampliamente— ¡fantástico! ¡Increíble, luces cómo un maldito súper modelo! Oh, Rebecca... ¡eres maravillosa!

Dean sonrió de soslayo al sentir como Chris besaba su mejilla y acto seguido, ir a abrazar a la mujer de cabello anaranjado, la cual recibió gratamente el abrazo. Dean mordió su labio inferior, empezando a darse vuelta con ayuda de la silla giratoria, hacia al espejo que estaba al lado de él. Sus ojos azules fue lo primero que miró en el espejo, y entonces, fue cuando se dio cuenta del aura de cambio que empezaba a envolverle.

Su cabello tenía un corte decente, no recordaba la última vez que se había cortado el cabello. Como todo, prefería invertir dinero en comida, en el cuidado de su desgastado apartamento y en el cuidado de Melanie que en él mismo. Se sentía diferente y de alguna manera, repentinamente culpable.

Estaba empezando a darse cuenta de todos los lujos y beneficios que este trabajo le estaba dando, y se había olvidado por completo del hecho de que Melanie la estaba pasando muy mal en casa, sin poder decir palabra alguna y atrapada en un hoyo negro donde había sido por un completo desconocido dos años atrás. Sabía que no podía olvidarse de él mismo y solo concentrarse en Melanie, pero no podía evitarlo. Ella era lo único que tenía.

Soltó un suspiro y fue entonces cuando la mano de alguien se posó en su mano. Alzó su mano y miró a Charlotte y vio como ella tomaba asiento al lado de él. Dean respiraba, tratando de echar fuera de los pensamientos negativos ante la atenta mirada de la dama de cabello rubio, la cual se veía repentinamente preocupada al ver que su amigo se veía más triste que emocionado por su cambio.

—Dean... —dijo ella, llamando la atención del distraído castaño— ¿sucede algo?

—No tengo idea, es solo que... esto es tan extraño —comentó el chico de mirada azulada—, tenía mucho tiempo sin verme diferente en una manera positiva. —Una sonrisa leve pero aún angustiada se pintó en sus labios— Me siento culpable, ¿de acuerdo? Yo aquí, haciendo esto y no acompañando o trabajando para darle una mejor vida a Melanie, yo solo...

Charlotte no le permitió seguir hablando, la mano de la rubia apretó su hombro, haciendo que el castaño dejara de hablar abruptamente. Charlotte le miró severamente, pero lentamente su mirada se tornó fraternal y amable como siempre.

—Me recuerdas mucho a tu madre, Dean. —comento, al mismo tiempo que una sonrisa llena de desdicha por el tiempo que se va y no deja huellas— Era exactamente igual a ti; tímida, callada y reservada, pero era una mujer espectacular y una madre dispuesta a todo por sus hijos. Estaba angustiada todos los días de su vida por llevar comida a la casa, de que tuvieras libros para aprender cada día más y más y de que Melanie se criará rodeada de modales y de amor. —Una risita salió de los labios de la rubia— Recuerdo cuando llegaba y presumía que su pequeño hijo era el mejor de la clase —Charlotte le miró, con una entristecida y nostálgica sonrisa—, eras su orgullo, Dean. Tu madre te amaba tanto... eras todo lo que tenía. —Aquella mirada severa volvió a aparecer en el rostro de la rubia— Y por tal motivo, tu madre fue asesinada hace dos años.

Aquello fue como un golpe al corazón atormentado de Dean, ¿a qué demonios se refería con eso?

—Charlotte... ¿qué quieres decir con eso?

—Tu madre se relacionó con un cliente muy peligroso solo porqué este pagaba más dinero que los demás. Él era abusivo, maltratador y un machista de pacotilla. Chris le dijo mil y un veces que se alejara de él, pero ella nunca le prestó atención. Estaba cegada con la idea de poder pagar tu universidad y de cambiar a Melanie de escuela para no seguir siendo maltratada. —Comenzó a relatarle la rubia, haciendo que Dean conociera una parte de la historia que desconocía por completo— Un día ella se dio cuenta de que todo ese sufrimiento era demasiado y lo dejó, pero el hombre no se rindió y la siguió un día a casa y... ya sabes el resto. —Dean no pudo mantener la mirada ni un segundo más. Sus ojos azules bajaron hacia sus piernas, mirando un punto inexistente y tratando de digerir todo lo que Charlotte le estaba diciendo— Dean, mi punto con todo esto no es que te culpes por la muerte de tu madre. Si no que entiendas que, sin importar lo mucho que te importe o ames a una persona, debes amarte y respetarse más a ti misma sobre todas las cosas. Sé que en estos momentos ya debes estar harto del tema de la autoestima, pero Ohio es un lugar muy peligroso. —Charlotte se levantó de su silla— Sobre todo para las buenas personas como tú.

Fire Breather.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora