Ira

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Recordando las palabras del rubio Omega, Sasuke procuró guardar cierto recato sobre la agresión misma que Naori incitó en días pasados. El moreno intuía que, de anunciar la disputa protagonizada por la fémina a los miembros del clan, ocasionaría un aplazamiento irremediable en su futura relación con Naruto, debido a la política estricta que los Uchiha siguen como precepto generacional.

El castigo que el Alfa líder aplica hacia el involucrado es tema de discusión entre el Consejo del clan y el afectado. Por ende, la realización de un juicio a vísperas de la festividad de nexos, crearía una vorágine abismal que, de alguna forma, la familia del blondo desestimaría por oposición general, trayendo consigo, la atención del régimen y el disentimiento de la clase noble.

Actuar de forma impulsiva no es una opción para el pelinegro, a sabiendas de la negativa constante que los miembros tradicionalistas profesan ávidamente. La consanguinidad entre allegados cercanos dentro del clan, ha sido una prioridad que líderes anteriores difundieron para mantener el linaje puro del que gozan la gran mayoría de Alfas, Betas y Omegas Uchiha en tiempos actuales.

Sasuke no necesitó profundizar en la materia para llegar a una conclusión, Naori se aferra a las libertades que el propio régimen le brinda, por ser una Omega de élite perteneciente al clan Uchiha y una de las pocas féminas en heredar la afamada habilidad del Ojo Copiador Giratorio (Sharingan), obtenida en total exclusividad por Alfas y Betas que logran alcanzar un elevado control de poderío.

—Por el momento, no puedes declarar un acto de sublevación en contra de Naori, ante la falta de evidencia en un proceso de enjuiciamiento, Sasuke —el pelinegro de la coleta musitó sereno, esperando que su hermano comprendiera el límite de la situación—. Solo se paciente.

Molesto por la realidad que Itachi le hacía saber, el menor de los Uchiha optó por mantener una actitud estoica. Observó de reojo el rostro apacible de su hermano mayor, asintiendo con ligereza en muestra de agradecimiento por el consejo recibido que, a su pesar debía seguir.

—Con el panorama vacilante que enfrento ahora, me es imposible actuar bajo el mandato de las leyes del clan Uchiha, pero ten por seguro que no me quedaré de brazos cruzados ante la advertencia que Naori dejó entrever, Itachi.

—¿Qué piensas hacer, Sasuke? —preguntó el mayor.

—Naori fue capaz de romper con los miramientos del clan al usar el Sharingan para fines personales, no veo por qué yo no pueda seguir el mismo patrón de conducta —anonadado por la idea descabellada del menor, Itachi entornó su oscura mirada hacia su hermano, intentando analizar las palabras que éste pronunció.

—Entiendo tu malestar como Alfa, pero es una completa vesania adoptar una postura que va en contra de nuestras enseñanzas. Además, no has pensando en las consecuencias que pudiese traer el impetuoso concepto de justicia que señalas, Sasuke.

—No hay nada más que decir, Itachi. Me prepararé para asistir a la festividad de convivio y tomaré las decisiones que crea conveniente para mí.

El mayor reparó en la expresión taciturna de Sasuke. En su ennegrecida mirada, veía la obstinación de un joven Alfa adulto lleno de un imperioso sentir de conciencia ante los actos viles que sufrió su pareja. El instinto animal del pelinegro, le obliga a defender el honor del rubio Omega sin importar los efectos que probablemente ocurrirían si no es precavido en sus acciones.

—No estoy de acuerdo en la forma como actuarás, Sasuke. Sin embargo, oponerse a tu orgullo de Alfa, sería incitar un problema mayor que no es recomendable para los miembros del clan —replicó el Uchiha mayor.

—Finalmente has entendido que no habrá cambio de parecer —Sasuke comentó con seguridad—. Si no obtengo la disposición de las normas del clan Uchiha, lo haré a mano propia. Naori debe saber a quién le debe respeto y mi obligación como Alfa, será mostrarle el resultado de sus absurdos errores.

Una simple atracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora