Aun desatado no podía oponerse, aquel líquido que el rubio había clasificado como droga afrodisíaca lo había dejado sin fuerzas, la impotencia lo invadía con cada toque que recibía.
Mientras el rubio sufría las contradicciones entre su mente y cuerpo, el otro disfrutaba lamiendo y marcando todo lo que podía.
-ah de-detente- decía Sanji conteniendo los gemidos que la sensación le provocaba –por-por favor, déjame ir- retenía sus ganas de llorar al sentirse vulnerable.
-Eso no puede ser hermosura, tu vales mucho, con solo verte podría correrme- susurró en la oreja del rubio mientras juntaba con sus manos los penes erectos.
Sanji temblaba, deseaba pensar en otra cosa pero el calor no se lo permitía, la sensación a tal grado de placer era algo nuevo para él. Podía oír muy de cerca la respiración agitada de aquella persona, sus jadeos le llegaban plenamente al rostro, en cuanto a él, intentaba acallarlos, no quería que le escuchara, ya mucho se estaba humillando para en cima darle el placer de saber que cada vez le costaba más mantener el control de su cuerpo.
Asustado reaccionó ante la mano del sujeto paseando por su trasero, miró por primera vez directo a sus ojos, cerrando los suyos propios al instante, no le gustaba esa mirada, quería gritar, no importaba lo lejos que estuviera, Zoro lo escucharía, solo Zoro... Zoro... deseó con todo su ser verlo entrar por esa puerta y quitarle de encima a ese asqueroso ser humano que pasaba lamiendo sus muslos apretándolos como si no tuvieran huesos dejándole marcas de dedos y algunos chupetones, pero eso no pasaría, estaba solo y tenía que escapar, no sabía como pero debía hacerlo, abrió de golpe los ojos al sentir como el hombre cerró sus piernas penetrando su duro pene entre sus muslos, al ver su miembro aparecer entre sus piernas le dio asco, tanta fue la repulsión que a pocos segundos notaba como aquel afrodisiaco iba perdiendo su efecto, su pene también estaba erguido y sabía que pronto se correría, tal ves en ese instante, si lograba hacerle creer que seguía sin fuerzas después de venirse quizás lo pueda golpear y dejarlo inconsciente, aquella mujer dijo que no regresaría hasta las 8 y por lo que apreciaba en la ventana aun era de madrugada, tendría tiempo de huir.
Ya decidido de lo que iba a hacer cerró fuertemente sus piernas haciendo al sujeto gemir de placer mientras derramaban todo el semen en el torso del rubio.
Con una sonrisa de suficiencia dijo –parece que a fin de cuentas te a gustado, no sabes cuanto desearía poder penetrarte en ese trasero tan apetitoso que tienes, pero por el momento tendré que conformarme- se levantó y de a debajo de la cama sacó una cámara profesional, sacándole fotos al rubio de diferentes ángulos, este aun temblaba por los espasmos del orgasmo, su cabello pegado al rostro por el sudor, las mejillas sonrojadas, los ojos vidriosos y sobretodo aquellos labios que llamaban para ser poseídos, le daban al "fotógrafo" aun más ganas de poseerlo por completo. Se acercó con la cámara en su mano dejándola al lado derecho del rubio, se subió sobre este y viendo esos labios como hipnotizado bajó hasta estar muy cerca de estos, Sanji al darse cuenta de sus intenciones gira rápidamente su rostro para evitar el beso, no quería dárselo, no a él.
Molesto por su actitud le agarra de la quijada para tener acceso a esos labios, pero Sanji no se lo permitía, no importaba la fuerza o el dolor que le provocará no se dejaba besar, ya harto golpeó al rubio en la mejilla, maldiciendo al instante por el impulso que le había provocado, el rubio se quedó inmóvil con sus manos a los lados de su cabeza, al intentar ver si reaccionaba sintió un golpe fuerte en su cabeza acompañado de un profundo silencio.
Sanji había fingido, esperando a que el otro se acercara para poder agarrar la cámara cerca de su mano y golpearlo lo más fuerte que pudo, haciendo que se desmayara al instante cayendo sobre él. Con la duda de si despertaría pronto o no, se levantó quitándoselo de encima, encontró sus pantalones y aun temblando se los puso, cogió una de las sogas con la que antes había estado atado y amarró las manos del desmayado a un lado de la cama.
Salió lo más rápido que pudo de la casa divisando a lo lejos una carretera, apenas el viento tocó su piel se le helo el cuerpo, pero no quería regresar, decidido corrió lo mas lejos que pudo, parecía no estar muy lejos de la ciudad. Cuando sus piernas ya no pudieron seguir corriendo estaba en un callejón en las afueras de la ciudad, sabía donde estaba y a quien podría recurrir pero su cuerpo ya no tenía fuerza, tenía frío, hambre, miedo, se apoyó a la pared más cercana y se fue deslizando hacia el suelo, sus ojos se empezaban a cerrar y él ya no podía mantenerse despierto, en esas condiciones lo más seguro era que ya no despertaría, antes de caer dormido se lamentaba el dolor que sentiría su madre, si moría Zoro jamás se lo perdonaría, lo conocía tan bien que sabía que el se culparía de lo que le pasó y no quería que eso pasara, deseaba verlo, así sea una última vez.
Al final vio la luz del sol aparecer a lo lejos junto a una voz que le gritaba -¡Mocoso!-.
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Una Vida Contigo
FanficLa vida, suele traer complicaciones y malos ratos, pero también lleva con sigo alegrías y felicidad. Sanji descubrirá que no importa todo lo malo que le pueda pasar, si esa persona especial para él está a su lado lo podrá superar. A veces huir...