Una Vida Contigo

Preocupación

A la tarde del día siguiente ya había sido dado de alta con instrucciones de reposo absoluto por 3 días más. Una vez en casa Zoro lo cargó como princesa desde la planta baja hasta su habitación en el primer piso, y aun que Sanji le decía hasta de lo que se iba a morir si no le bajaba sus manos estaban fuertemente agarradas a la chompa del marimo, lo que le hacía mostrar una leve sonrisa, por lo contradictorio que resultaba ser este.

Siempre le gustó esa parte de Sanji, aunque nunca lo dijera, le gustaba que dependiera de él, que se mantuviera a su lado, por eso había sentido impotencia cuando este desapareció.

---Flashback---

-Que extraño- decía Zoro sosteniendo su celular.

-¿Pasa algo Zoro?- preguntó Tashigi pegándosele demasiado para su gusto.

-Sanji no me responde- dijo preocupado.

-y ¿eso es raro?- respondió con saña, desde primer año había querido acercarse a Zoro de manera más íntima pero nunca le hacía caso, siempre que intentaba entablar una conversación, este solo le hablaba de Sanji, cejillas esto, remolino aquello, solo lo había visto de lejos pero no le agradaba, según lo que escuchaba en su paralelo y en otros cursos ese chico con el paso de los meses se estaba volviendo un adonis andante para muchos, pero que ninguno podía tener más de segundos a solas con él porque Zoro siempre estaba a su lado, incluso había escuchado algunos rumores obviamente inventados de que ese chico y Zoro parecían algo más que amigos de la infancia.

-él siempre me responde-

-tal ves no se dio cuenta, además deberías alejarte de él- dijo algo enojada por la preocupación que veía en el peli-verde.

-¿Por qué lo dices?- no le estaba gustando como le decía aquello.

-Hay muchos rumores circulando, en su mayoría dicen que ustedes parecen pareja-

Al escuchar esto en un segundo Zoro se sonrojó muy levemente y desapareció al instante pero Tashigi lo notó y empezando a creer que aquellos rumores a la final tenían algo de verdad, aun más furiosa siguió.

-Muchos ya los tratan de maricones, los de mi clase dicen que ese rubio se les ha insinuado y que es un dios en la cama, no deberías tener amistades con ese tipejo, tu reputación estará en peligro-

-¡CÁLLATE!- gritó enojado llamando la atención de todos, pero nadie se atrevía a acercar y mucho menos a decir algo cuando del peli-verde salía una extraña aura–¡no sabes nada de él, así que no se te ocurra abrir la boca para insultarlo!-

-¡No es culpa mía que todo el colegio diga que es un PUTO!- casi todo se lo había inventado por la ira de saber que el chico que quería para ella mostraba tantas emociones diferentes por un rubio.

Más enfadado que nunca alzó su mano dispuesto a cachetearla pero se detuvo al pensar en como Sanji le decía que a una mujer nunca se la golpea, se acercó lo más cerca que la ira le permitía y antes de salir en busca del rubio le dijo –si te golpeara, Sanji no me lo perdonaría, pero no quiero que te me vuelvas a acercar o no responderé ante mis actos-.

Sin palabras para responder lo dejó marchar hecho una furia y con su mano sangrando por lo fuerte que se la apretaba.

Había cogido el mismo camino que siempre recorría con Sanji y para su sorpresa encontró el celular de este al filo de la vereda, se acercó y lo tomó, revisó su contenido, ahí estaba su llamada perdida, lo peor pasó por su mente pero tratando de mantener la calma corrió hacia la casa del rubio que quedaba al lado de la suya propia, apenas llegó tocó el timbre esperando que al cejillas solo se le haya caído