Calma

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Sería esta noche, pensaba dejarlo para el día de su cumpleaños dentro de una semana, pero ya no soportaba la espera, quería entregarse a él, ser completamente suyo.

Arregló todo, para que saliera como deseaba, a su madre de una u otra manera le había convencido para que le deje la casa para ellos dos por esa noche, suponía que ella ya se imaginaba que planeaba.

Zoro pasaba a toda hora con él así que fue difícil convencerle para que lo fuera a ver hasta la noche, a la final le puso la excusa de que experimentaría una nueva receta y que quería que él llegara a las 7 pm para ser el primero en probarla.

Faltaba poco para las 7 y ya todo estaba en orden, la casa limpia, la comida colocada, la cama preparada, solo faltaba el marimo, pero por alguna razón se estaba poniendo nervioso y para que mentir, ansioso también. Deseaba que saliera perfecto, pues era su primera vez y sería un recuerdo que duraría toda la vida.

Salió de su pensar al escuchar el timbre de la puerta, era él, debía calmarse. Abrió la puerta recibiendo un beso muy apasionado de parte de su peli verde novio, ya se había vuelto una costumbre saludarse así.

Pasaron a la mesa en una cena entre risas y algunos motes de parte y parte. Hasta que Sanji propuso un brindis, fue a la cocina y tras un momento regresó con una copa para cada uno y alzando la de él dijo –deseo mi amor que esta sea una noche inolvidable para ambos y si en algún momento no estoy cerca quiero que sepas que siempre te estaré pensando sin importar los malos ratos-.

Zoro había quedado en shock con el 'mi amor', pero no le gustaron las últimas palabras, parecía que Sanji aun tenía en mente lo de hace años. Se acercó a Sanji y dijo –sin importar lo lejos que estés yo siempre te voy a encontrar, no permitiré que te hagan daño-

-lo se- con Zoro se sentía seguro, recuperando la postura extendió la copa y tras chocarla, ambos ingirieron hasta la última gota, pero el rubio no pudo evitar soltar una risilla al verlo acabar.

-¿de que te ríes?- preguntó Zoro.

-pronto lo sabrás marimo- dijo –voy a lavar la vajilla-

-te ayudo-

-no- dijo rápido, al fijarse como Zoro lo veía se apresuró a decir –no quiero que por tus torpes manos se rompa media vajilla, mejor sube a mi habitación, yo voy en un momento-

No le había gustado que Sanji le dijera prácticamente 'idiota', pero debía admitir que en parte tenía razón, seguro y terminaban con menos platos, así que aguantándose la molestia hizo caso a las palabras de su novio y fue a esperarle a la habitación, seguro dormirían muy pegados como siempre, le encantaba respirar su perfume, al principio había sido difícil controlar sus bajos instintos al tenerlo tan cerca, pero ahora era diferente, no negaba que cada que estaba solo en su casa se masturbaba pensando en él, pero cerca de él no había hecho nada, no quería asustarlo.

Fue al baño, se lavó los dientes y se puso una pijama, pasaba más tiempo en esa casa que en la suya propia así que ya tenía en el mismo armario de Sanji algunos cambios de ropa y utensilios para el aseo personal.

Ya cambiado se aproximó a la ventana y la abrió –hace mucho calor- se sentó en el filo de la cama, pero algo no se sentía bien, su cuerpo estaba muy caliente, se volteo hacia el espejo y vio que tenía el rostro un poco sonrojado –que extraño, tal vez estoy enfermo, será mejor que me de un baño- a lo que iba a levantarse sintió algo en su entrepierna más que despierto –no puede ser- en eso escuchó la puerta abrirse y cogiendo una almohada se la puso en las piernas.

-Hace frio, ¿por qué abriste la ventana?- dijo pasando de lado a Zoro cerrando la ventana.

-t-tenía calor-

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