Tormenta

998 91 5
                                        

Hoy es mi cumpleaños, y al parecer todos se organizaron para hacerme una fiesta 'sorpresa', se supone que yo no se nada, pero tras haber 'persuadido' a mi querido marimo terminó diciéndomelo todo.

Ahora mismo estoy caminando al departamento de Luffy, Brook y Robin, son las seis, apenas está oscureciendo así que aun hay muchas personas por la calle, y si se lo preguntan, estoy yendo solo, después de lo que pasó y a seguido pasando durante la semana Zoro ya no me cela tanto, por un lado me gusta que me tenga confianza y no se moleste mucho cuando alguien se me acerca, pero lo malo es que ahora soy yo el que duda de lo que él estará haciendo mientras no está con migo, me acostumbré tanto a sus celos y posesividad que ahora que ya no pasamos siempre juntos mi inseguridad respecto a que tan fuertes son sus sentimientos hacia mi aumentaron...

Volviendo al tema de la fiesta, Zoro me estará esperando en mas o menos dos cuadras más adelante de donde me encuentro, iríamos al departamento y, o sorpresa, me cantarán el feliz cumpleaños, me darán regalos, comeremos, aun que literalmente ya me sepa todo el itinerario de la fiesta juré verme sorprendido, aprecio mucho que quieran festejar mi mayoría de edad, después de todo es algo que solo ocurre una vez en la vida y que mejor que pasarla en compañía con mis amigos.

Iba pensando en que tan bueno sería el regalo que me daría Zoro cuando vi a unas personas acumuladas alrededor de unos tipos peleándose justo por donde tenía que pasar, no quería involucrarme así que cambie de camino, me tomaría dos cuadras más de lo previsto pero no importaba, todos corrían a ver el espectáculo de peleadores posiblemente borrachos, asiendo que la calle quedara en silencio, seguí caminando cuando una muchacha con un papel en la mano me vio entre sorprendida y aliviada, se acercó –disculpa pero me perdí, me puedes indicar esta dirección- dijo estirándome el papel, aunque el amor de mi vida sea el marimo con patas he de admitir que siempre me han atraído las mujeres, pero bueno, uno no elige de quien enamorarse.

-claro madam- cogí el papel y sentí un cosquilleo instantáneo en mis dedos, más no le preste atención.

Le indiqué la dirección y antes de partir me dijo –gracias... y perdóname-

La verdad lo último no lo entendí, tras perder de vista a la chica bastaron solo unos cuantos pasos para que me empezara a sentir mareado, por más que intentaba cada vez me pesaba más el cuerpo, hasta que mis piernas fallaron por completo y mi cuerpo se fue hacia atrás, esperé un golpe que nunca llegó, en vez de eso sentí unos brazos que me aferraban hacia un cuerpo con gran fuerza, desee que fuera el marimo, pero toda esperanza cesó cuando antes de caer desmayado escuché decir mediante susurros al sujeto que me sujetaba –por fin te tengo-.

De que me sirvió rogarle al viejo zorro para que me enseñara a defenderme si volvería a ser una carga para Zoro, una 'damisela secuestrada', a la final, seguía siendo un inútil.




Llevaba retrasado media hora, eso ya no me estaba gustando, lo llamé como 10 veces y no respondió, intenté caminar por el camino que se supone que vendría pero aunque no me guste admitirlo, me perdí y terminé caminando por todos los alrededores, ya arto decidí aguantarme el orgullo por un minuto y pregunté a una chica que pasaba por ahí –disculpa, ¿has visto a un chico rubio con cara de pervertido y una ceja ridícula?- creí que se reiría pero más me sorprendió cuando empezó a llorar y de un momento a otro se arrodilló pidiéndome disculpas, las pocas personas que pasaban se nos quedaban viendo muy extraño, sobretodo a mi, pero ahora mi atención estaba en esa chica.

-lo-lo siento, yo no quería- decía mientras lloraba.

-o-oye- no entendía que estaba pasando.

Una Vida ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora