Epifanía

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Apenas abrió la puerta, al primero que vio fue a Zoro, tenía tantas ganas de lanzarse hacia él, pero el dolor que vio reflejado en sus ojos al verle le detuvo, haciendo que lo único que saliera de sus labios fuera su nombre -Zoro-.

Cuando le habló fue como si perdiera toda la cordura, volvió hacia el jefe con una mirada de puro odio e ira, continuando la pelea con una fuerza más agresiva de parte de Zoro.

Aunque a diferencia de muchos esa expresión calentaba a Sanji no entendía el porque del cambio tan drástico, así que deteniéndose a pensar un momento se percató del atuendo con el que estaba, solo con bóxer, sangre en los muslos y al parecer con una gota en el labio, si, ya sabía el porque.

Quiso aclararle el mal entendido pero estaba tan inmerso en la batalla que no le haría caso aunque le gritase, entendiendo que Zoro tenía cuentas pendientes con el jefe decidió fijarse en el resto del lugar, donde descubrió a sus demás amigos y compañeros peleando en grupos contra el resto al mando de Lucci.

Todos sus seres queridos habían ido a rescatarle dándole un sentimiento de dicha al rubio al verse tan querido, pero también le dolió por haberlos inmiscuido en su desdicha, haciendo a un lado su sentir se apresuró hacia donde estaban Nami, Robin, Chopper y Usopp pues parecían ser los que más desventaja tenían contra el que luchaban, un hombre de piel oscura con bigote Fu Manchu, una perilla puntiaguda con el pelo largo y trenzado.

Al llegar donde sus amigos intervino un ataque dirigido a Usopp devolviéndole una patada mientras el hombre salía del shock del momento al verse detenido tan fácilmente, tiempo que aprovechó Sanji diciéndole a sus amigos que ayudaran a los demás, iban a refutar la idea del rubio cuando este añadió -tranquilos, puedo solo con él- con una seguridad que muy pocas veces le habían escuchado al rubio, asintiendo en silencio se dispersaron con los demás.

-Eso me ha impresionado, no sabía que la presa del jefe tuviera tanta fuerza, pero supongo que es algo obvio considerando que estuviste tres años con Zeff, al parecer no solo te enseñó a cocinar- dijo con burla.

-Pues ya vez que no-

-No sabes cuanto desearía matarte, pero si lo hago Lucci me matará a mi...- dijo pensando en alguna solución -pero sin importar que te haga siempre y cuando sobrevivas no creo que me reprenda tanto así que solo te dejaré medio muerto- sonrío ante su razonamiento.

-Quiero verte intentarlo- respondió con mucha seguridad el rubio.

A Sanji le daba gusto valerse por si mismo, y se alegraba más al ver como todo el entrenamiento por parte del maldito viejo había valido la pena, no solo podía leer los ataques sino que sabía perfectamente cuando era el momento oportuno de atacar, no le gustaba limitar sus movimientos pero los efectos de la droga en su cuerpo aun no le permitían reaccionar tan rápido como quisiera por lo que aunque si le llegaban algunos golpes con sus habilidades pudo aminorar el daño que su cuerpo recibía así que en realidad se encontraba mejor que su contrincante.

Mientras Sanji más se movía los efectos iban disminuyendo haciendo cada vez más difícil al atacante poder llegarle, la balanza se estaba inclinando solo hacía un lado, pues no solo Sanji estaba a poco de acabar con el trenzado sino que todos los demás estaban inmovilizando al resto de miembros de aquella retorcida organización.

Sanji y Jabra se detuvieron al escuchar un grito de dolor por parte de Lucci, el cual se estaba apretando la parte derecha de su rostro al haber sido herido con un corte limpio por parte de Zoro que lo había marcado en todo ese lado.

Al ver a Zoro endemoniado preparándose para darle el golpe final, Jabra fue directamente hacía él para impedirlo.

Al ver a Zoro endemoniado preparándose para darle el golpe final, Jabra fue directamente hacía él para impedirlo

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Sanji ya estaba recuperado así que sin titubear se interpuso entre la espalda de Zoro y Jabra recibiendo directamente el golpe de este.

Al ver como de la boca de Sanji salía sangre por el golpe Zoro iba a dirigir su ataque hacia aquel que se había atrevido a herir a su novio pero no tuvo ni tiempo de actuar cuando vio en todo su esplendor como Sanji alzaba completamente su pierna derecha dejándola caer de pleno en la cabeza del sujeto, chocando contra el suelo sin poder volver a levantarse.

La rabia de Zoro había pasado al asombro, ahora entendía porque Sanji le había dicho que no sabía de que era capaz, nunca más volvería a poner en duda lo que le decía su rubio, nunca más.

Zoro al estar concentrado en su adoración se había olvidado de Lucci, quien estaba apuntando con una pistola a la espalda del peli-verde.

Sanji alcanzó a verlo pero incluso antes de poder actual solo escuchó el sonido de una bala disparada yéndose por un momento la vida con él.

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