Capitulo 1: Duerme

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Ya habían pasado diez meses desde que llegó, tal vez un poco más, todo era confuso desde entonces, solía sentirse desorientada. Todo le paresia algo irreal, como si en cualquier momento fuera a despertar, pero no, esto era su realidad ahora. Llegó a un mundo desconocido, donde hay seres mágicos que creía reales solo en historias para niños y leyendas antiguas que disfrutaba leer. Ahora todo eso era real.

Pertenecía a la guardia Obsidiana, por lo que Valkyon le enseñó a manipular algunas armas, de las que solo pudo aprender a usar bien el puñal, al menos la herrería se le daba bien, se sentía como una artesana. Después de las largas jornadas en que se quedaba en el herrería, siempre le sentaba bien salir a pasear por la noche con su becola Trion, se quedan un rato en silencio hasta que ella comenzaba a divagar diciéndole cosas en voz alta como si él realmente le fuera a contestar, siempre terminaba hablando de volver a casa, extrañando algo que sabía incompleto aun, sentía angustia de solo pensar en lo preocupados que podrían estar sus familiares, si es que aun le quedaban.

Aquél día en especial, se sintió muy triste al recordar a su familia, fue como si después de todo se resignara a la idea de que no los volvería a ver. Sin darse cuenta sus ojos comenzaron a desprender lagrimas. Su becola al notar su expresión se le acercó he hizo un pequeño ronroneo.

-Trion, al menos te tengo a ti.- le dijo sonriendo con lagrimas en los ojos mientras lo abrazaba para reconfortarse.

-¿Qué haces?- escuchó una voz detrás de ella, era Ezarel.

-Podría preguntarte lo mismo.- lo evadió.

-Voy a buscar unas algunas hiervas que me hacen falta, solo aparecen de noche.

-Ya veo... -bajó la mirada, Trion estaba muy cómodo entre sus brazos, ya casi se quedaba dormido.

-Si me acompañas no le contaré a Miiko que estas merodeando sola por la noche.- sonrió burlón como siempre.

-¿Qué? ¿Y qué hay de ti?- le contesto molesta.

-Yo dirijo una guardia, así que tengo libertades.

Terminó por aceptar, como en la mayoría de las veces en que él le pedía algo, siempre se salía con la suya. Ese elfo sabía como manipularla cada vez que quería conseguir algo, por lo que envió a su familiar de vuelta a su habitación. Caminaron un rato en silencio, hasta que él mismo rompió el hielo.

-Aun tienes los ojos brillantes.- dijo mirándola de reojo.

-Si... creo que tengo alergias.- dijo algo tensa para cambiar el tema.

-Tu nariz no está roja.- le refutó, él sabia que le estaba mintiendo.

-Lo siento... - se encogió de hombros.

Ezarel se paró en seco al ver esta expresión, ella no solía ser así, mucho menos con él.

-¿Qué ocurre?

-Estas muy extraña.- se le acercó para verla a los ojos un poco más de cerca, sus ojos violeta.- Son muy bonitos.- dijo en vos alta.

-¿Qué?- se sorprendió, ¿hablaba de ella?

-No te preocupes, ya no queda mucho para llegar.- le sonrió de una manera similar a la vez en que la sorprendió "saqueando" la despensa.

Siguieron caminando y hablando de cosas triviales. Hasta que llegaron a un pequeño sector del jardín en que se encontraban distintas plantas cultivadas en un invernadero. Ezarel le pidió ayuda para buscar algunas algunas cosas, al cabo de un rato buscando se encontró todo y se acercó a él para entregárselo.

-He encontrado todo.

-Acompáñame al laboratorio.

Caminaron tranquilamente, parecía que no había nada que decir, Ezarel solo la miraba de reojo de vez en cuando y ella parecía sumida en sus pensamientos. Al llegar al laboratorio se quedaron a guardar lo que habían traído.

-Bien, ya me voy.- dijo ella en un suspiro al terminar.

-Gardienne, espera.- se levantó rápidamente.

-¿Uh?

-Tengo que darte algo.- buscó en las repisas un frasco pequeño color naranja.- Aquí tienes- se lo ofreció- Es para que puedas dormir.

-Gracias.- sonrió con las mejillas algo rosadas por el gesto. Abrió el frasco dispuesta a beber el contenido.

-¿Pero qué haces?- le replicó el elfo.

-Pues qué más, voy a beberlo.- contesto con sorpresa.

-Eso ya lo sé... siempre tengo que hacer todo por ti.- se quejó. Le quitó el frasco de las manos y le acercó la tapa de este.- No me veas así- le replico el elfo pellizcándole una mejilla para hacer que levantara la barbilla. En esa posición estrujó un poco la tapa de la cual salio un liquido que calló en la frente de la chica.

-Comenzará a darte sueño pronto así que deberías irte a la cama.- dijo mientras ponía el frasco nuevamente en su lugar.

-Huele bien.- comento serrando los ojos.

-Ya está haciendo efecto. Vamos, te acompañaré.

Ya faltaba poco para llegar hasta la habitación de Gardienne (aun que tampoco era como si hubieran estado muy lejos de ella desde un principio), pero ella ya estaba tambaleándose al caminar, varias veces fue Ezarel quien evito que cayera por las escaleras, hasta pensó en simplemente cargarla para terminar con eso pronto.

-Bien, ya estamos aquí.

-Si... -susurró muy somnolienta. Entonces se giró para abrir la puerta, pero en lugar de eso tropezó y casi se golpea la frente con ella, si no es porque el elfo la sujeta.

-Eres un peligro para ti misma.- puso una mano en el hombro de la chica y abrió la puerta por ella. Decidió entrar con ella sin preguntar, para asegurarse de que no se mataría en el camino de la puerta a la cama. Cuando ella ya estuvo tumbada, él se giro para marcharse, pero sintió que algo se lo impedía. Era ella sujetando su muñeca.

-Buenas noches.- le dijo ella con una gran sonrisa, mientras sus ojos caían rendidos ante el efecto de la poción que el mismo elfo le dio.

-Buenas noches- contesto a pesar de saber que ella ya dormía. La cubrió con una manta y echo un ultimo vistazo a la chica antes de cerrar la puerta de la habitación que él mismo había arreglado para ella.

Desde esa perspectiva se veía diferente. Parecía dócil y tranquila, hasta le parecía atrayente. Pero antes de llegar más lejos con sus pensamientos, miró hacia fuera de la habitación y salió. No tenía tiempo para esas cosas, pensó antes de cerrar los ojos antes de decidirse a dormir.

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