Capitulo 21: Del Otro Lado

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Habían ido hasta el subterráneo, donde estaban escondidas las cuevas, a juzgar por el reducido lugar en el que se encontraban, este no había sido explorado por los dragones.

Se adentraron en la oscuridad de esos túneles, se escuchaban goteras, pero no había evidencia de ningún ser vivo dentro del lugar, nada salvo por la presencia de ellos. El aire era húmedo y espeso. En medio del silencio sentían escalofríos. No decían nada, y estaban a una distancia considerable mientras caminaban, además cada vez que se topaban con la mirada del otro, fingían estar distraídos.

Ezarel suspiró cansado y se decidió a tomar la mano de la chica, ella lo vio sorprendida, a lo que él se sonrojó un poco.

-¿Qué estas nerviosa?- sonrió burlón.

-Claro que no.- miró hacia el frente.

El elfo se rio por lo bajo. Al fin y al cavo tendrían que acostumbrarse, aunque por ahora solo dejaría que lo toque solo si estaban solos.

El camino continuo en un silencio expectante, esperando a que el camino acabara, nunca se encontraron con otros pasadizos, era un camino en línea recta que llevaba a... el exterior, a los pies de un gran acantilado rodeado de árboles muy tupidos. Se miraron entre ellos y decidieron continuar.

Atravesaron el bosque caminando con cautela, todo era demasiado silencioso, al parecer las criaturas que vivían ahí sabían que una tormenta se acercaba, el cielo se estaba nublando y los árboles se mecían en sus copas.

Caminaron alrededor de 10 minutos y se encontraron con un lago no muy grande, por lo que pudieron cruzarlo sin problema, estaba congelado. Mientras sus pasos se acercaban cada vez más a la otra orilla, Gardienne se siente ligeramente extraña, una corazonada le dice que no debe acercarse más, y se para en seco.

-¿Qué pasa? – le pregunta el elfo parándose a mirarla.

Guardó silencio unos instantes mirando hacia los árboles que se alzaban al otro lado. No había razón lógica pero sentía temor.

-Nada, sigamos.

En ese momento algo roza el brazo del elfo, y calló de rodillas al piso. Una flecha lo había herido. La chica se puso junto a él tomándolo de los hombros. Era extraño, parecía estar luchando con algo, como si le doliera.

-Está envenenada... -le dijo con la mandíbula apretada.

-¿Qué?- miró su brazo, estaba sangrando.

-Gardienne, corre... -la miró a la cara, exigiéndole que se moviera y se alejará. Él comenzaba a desvanecerse.

La chica miró asustada hacia un costado, donde vio resplandecer una pequeña luz, sin darse cuenta de en qué momento ocurrió, sintió que algo la impactaba por el costado y caía sobre el hielo. Lo último que pudo ver eran unos hombres vestidos con ropas oscuras que se acercaban, mientras Ezarel ya estaba fuera de combate tendido en el piso.

 Media hora más tarde la chica se despertó sobre la madera dura de una cabaña, trato de ponerse de pie, pero estaba atada de manos y se sentía mareada.

-Parece que ya despertaste.- se acercó un hombre.

En ese momento la puerta se abrió y todos se voltearon a ver.

-Déjenme a solas con ella.- era el hombre enmascarado. Todos asintieron y se fueron.

-¿Qué quieres?- trato de sonar intimidante, pero la verdad es que en su estado era difícil.

-¿Así es como me agradeces el haberte rescatado?

-¿Rescatarme?- logró sentarse.

-Claro, eres humana, debes estar con los humanos. El C.G. solo recauda esclavos, en especial a los humanos.- se acercó hasta ella.

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