Capitulo 15: Perdido

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Estaban de vuelta en casa, ya habían pasado dos días desde que su abuela murió. Aun no se lo podía creer, definitivamente no tenía familia, nadie en este mundo. Se sentó en la cama a pensar ¿qué haría ahora? Al menos tenía que volver a sentir fuerzas y ser capaz de leer el diario de su padre. Ni se imaginaba lo ahí estaba escondido para ella.


Mientras tanto en la sala, Valkyon y Ezarel tenían una discusión.

-¿Ya hablaste con ella?- pregunto el peliblanco.

-No... desde hace dos días que no hablamos.

-Creí que estabas decidido.- parecía estar reprochándole.

-Lo estoy, pero no podemos simplemente arrastrarla hasta allá... mucho menos ahora.- le aseguro con seriedad. No se dio cuenta de que sus mejillas estaban ligeramente rosadas.

Su amigo sabía sobre los sentimientos del elfo por su amiga, pero también tenían una misión que cumplir, y sea como fuere, esta se llevaría a cabo como todas las otras.

El elfo suspiro cansado.

-¿Seguro de que no quieres decírselo tú?- le sugirió a Valkyon.

-Seguro. Además, sé que tienen mucho de qué hablar.- le sonrió con una mirada suspicaz.

Ezarel hizo como si no lo hubiera escuchado y se levantó de su asiento. Sería mejor que se alejara antes de que sus orejas se pusieran rojas.

Fue hasta la habitación de Gardienne, tocó la puerta pero ella no contestó. El elfo abrió la puerta sin esperar más. Asomó los ojos, y al notar que no la encontraba se adentró en la habitación.

-Ez... - lo llamó desde su cama. Estaba mirando sus manos y con suerte se estaba cubriendo con una sudadera que le llegaba hasta debajo del muslo.- Aun no término de cambiarme.- le advirtió la chica, mirándolo con una mirada apagada.

-¿Y eso qué?

-Pues que no puedo hacerlo si estás aquí.- su tono de voz se avivó un poco.

-¿Por qué no?- contesto como si todo estuviera bien.

-No debes verme... sin... -su estómago se contrajo de solo pensarlo.

-Sin... ¿Qué?- le exigió una respuesta.

-Ropa.

-¿Qué tiene de malo?- se cruzó de brazos.

-¡¡No quiero que me veas!!- se puso de pie con las mejillas coloradas.

Escuchó la riza del elfo. Calló otra vez en sus bromas, y de cierto modo se sintió aliviada. Él solo se dio media vuelta alzando las manos en señal de inocencia. Le estaba dando la espalda.

-Bien, cámbiate rápido. –Le dijo riendo.- Tengo que hablar contigo, así que te esperaré.

-Está bien... pero NO veas.- le advirtió.

-No te preocupes... -ella se calmó y fue a buscar su pijama.- No me pierdo de nada- lo escuchó decir, provocando que la chica se molestara.

"Eso se puede considerar un insulto... ¿verdad?" pensó. Pero no quiso cuestionarse más allá de esto. Por lo que se vistió rápidamente, y le lanzó una almohada en la cabeza.

-¡¡Idiota!!- él se dio media vuelta para mirarla.

-¡¿Estarías tranquila si dijera: estoy muy interesado en verte desnuda?!- en eso se fija en su vestimenta, un pantalón largo y una blusa de tirantes con encajes en un pronunciado escote.

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