Apenas llevaban unas horas de viaje en ese barco volador. Era impresionante apenas escuchaba el sonido del mar por debajo de ellos. El viento llegaba de todas partes y de vez en cuando se sentían pequeñas ráfagas húmedas de aire, cada vez que pasaban cerca de alguna nube. Estaban solos. Miiko los envió a una misión a la isla donde Ezarel creció.
El elfo puso un encantamiento con las coordenadas, ya que debían pasar la noche ahí y él no estaba dispuesto a perjudicar su sueño por volar aquella máquina.
Realmente no sabía que hacia ella ahí, se suponía que una vez al año el elfo debía ir hasta allá y asistir a algunas reuniones protocolares. Solo para hacer presente al C.G. en las ceremonias, y le exigían a él hacer el viaje por el hecho de que los elfos en general preferían tratar con los de su propia especie. Ante ese pensamiento era obvio que Ezarel la rechazara y se enorgulleciera tanto de ser lo que era.
-¿Tendré que asistir también a las reuniones? – le preguntó despreocupadamente la joven.
Él le dirigió la mirada, parecía algo sumido en sus pensamientos. Se tardó unos segundos antes de negar con la cabeza.
-Solo tendrás que acompañarme para hacer un reporte.- miró hacia otro lado haciendo una mueca con los labios.
Traía en la mente algo que le debía decir. Por un lado estaba tranquilo pero por otro estaba nervioso. Ella ni se lo imaginaba, por lo que estaba distraída mirando hacia la infinidad del cielo que se abría frente a ella.
Él la miraba preocupado. Ya debía decírselo. Se le acercó sin hacer ruido y puso su mano sobre su hombro. Ella lo miró al instante y le sonrió feliz. Por su parte el elfo solo la miró tratando de devolver el gesto.
-Hice una idiotez.- le dijo repentinamente en un suspiro.
//FLASHBACK//
Solo habían pasado unas semanas desde que volvieron de las montañas donde vivían los dragones. Cuidaron a los recién nacidos mientras los demás terminaban de hibernar. Y una vez que lo peor del invierno pasó, sus anfitriones despertaron y se aseguraron de que el C.G. era digno de confianza. Los tres volvieron e hicieron su reporte dando buenas noticias, a excepción de lo que pasó en el bosque. Razón por la cual el elfo no dejaba de preocuparse, podía ser un pelmazo cuando quería, pero si se trataba de algo importante no dejaría de preocuparse de aquello.
Ezarel le había hablado Gardienne de un ritual que serviría para mantenerla protegida, básicamente como si tuviera un chip con GPS dentro de su cuerpo. Según lo que entendió la chica.
El elfo estaba nervioso al respecto, a pesar de que Gardienne aceptó hacer el ritual sin que él insistiera. Parecía entenderlo, aunque él bien sabía que no le había dicho toda la verdad al respecto, se tranquilizó en la idea de que a ella le pareciera bien que el ritual también funcionara a la inversa, ya que para hacerlo necesitaban de dos personas.
Esa tarde, mientras el sol se ponía harían el ritual y se marcharían a su nueva misión. Todo mundo sabía bien de qué trataba lo que pasaría aquél día en la sala de cristal. Todos menos la chica involucrada. Que por ignorante o tal vez solo por idiota, no podía entender lo que pasaba. Ni si quiera Ezarel podía creer lo inocente que estaba siendo su novia. Eso lo aterraba un poco y a la vez lo impulsaba aún más a ejecutar el plan.
Esa tarde estaban Ykhar, Alajea y Karenn en la habitación de Gardienne. Ella sabía que debía hacer algo un poco más tarde pero no entendía por qué se esmeraban tanto en arreglarla, y supuso que el ritual era algo muy importante. Aunque desde su punto de vista realmente lo parecía y a la vez le resultaba hermoso. Según lo que pudo entender, se trataba de un intercambio, cada uno daría una parte de sí mismo y de esa forma siempre estarían conectados.
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Volver al Mundo Real
FanfictionGardienne tiene recuerdos lejanos de su verdadero hogar, desde que la encontraron en Eldarya. Está segura de querer volver, a pesar de que un extraño accidente le quitó parte de su pasado, pues ya no está segura de cual es la realidad. Puede que alg...