Capítulo 11:"Billete de escape"

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-A ver, ayer miré lo de los periódicos y en los comentarios, se mencionaba una nota que daba una dirección relacionada con el antídoto.

-¿Y a qué esperamos a ir allí? Habrá que coger provisiones, no sabemos si podremos volver a aquí.-Dijo Nacho.

-¿Veis esa mochila de allí? Sacad toda la comida de la máquina expendedora y metedla en la bolsa, rápido.-Ordenó Inés.

Sara fue a por la mochila y la acercó a la máquina expendedora, de la que todos empezaron a sacar la comida y a guardarla rápidamente en la bolsa, hasta que ya no quedaba nada dentro de la máquina.

-¿Hay algo más que podamos necesitar?- Preguntó Sara. -Igual sería buena idea coger el portátil...

-Y algo para defendernos también.-Mencionó Nacho. -Igual en esas despensas hay algo.

Nacho fue hacia las despensas y fue mirando una por una en busca de un bisturí o algo parecido. Mientras tanto, Sara cogió el ordenador y lo metió al fondo de la mochila, en posición vertical. "Así no aplastará la comida", pensó. Las detective cogió el antídoto y lo metió en una botellita de plástico, ya que el envase original era de cristal y se podía romper, y Carmeta se acercó al escritorio y cogió la nota.

-¿Cómo vamos a saber donde está ese edificio?-Dijo la inspectora.

-Tengo mi móvil. Con navegador.-Contestó Inés.

-¡Waaaaaaa! ¡Qué pasada!- Exclamó Nacho sacando dos pistolas eléctricas de la despensa y las levantó triunfante.

-Me pregunto que hacen aquí esas dos. Inés, ¿te acuerdas?.

-¡Son nuestras pistolas! Hacía un montón que estaban perdidas. Yo tampoco sé cómo habrán acabado aquí.

-¿Podéis hablar de eso en otro momento? No nos sobra el tiempo.-Dijo Sara.

-Tienes razón Sara. Solo queda meter el antídoto, y tomad vosotras las pistolas, nosotros no tenemos ni idea de como van. ¿Tenéis algo que podamos llevar nosotros?

-¡Ah, sí! Los sprays de pimienta. Tomad.-Dijo Carmeta cogiendo los botes del escritorio y entregándole uno a cada uno.

-No será tan emocionante como gastar la pistola, pero me sirve. ¿Nos vamos ya?

-Va, pero poneros todos en guardia. Carmeta, si quieres voy yo delante y tú la última, así no nos arriesgamos a que les pase nada a ellos.-Dijo mientras metía el antídoto en la mochila y se la cargaba en la espalda. La inspectora no dijo nada.- Ahora mucho cuidado.

Inés apartó la silla de la puerta, la abrió lentamente y se asomó por ella. Al comprobar que no había nadie allí, comenzó a caminar hacia la puerta de emergencia, que daba a la parte trasera de la comisaría. Hizo lo mismo que con la puerta del laboratorio, y los demás la siguieron hasta el exterior del edificio, donde había una carretera. Inés vió un coche rojo y viejo al otro lado de esta y comenzó a caminar hacia él a buen paso, hasta que oyó un ruido en la esquina derecha de la calle, que les pillaba bastante lejos y se paró en seco.

-Todos quietos.-Susurró. No quitó la vista de encima a la esquina, y no le sorprendió ver que un zombie se asomaba por ella. Parecía que no les veía, simplemente iba a su rollo y se fue alejando de la zona.- Seguidme.

Se siguieron acercando al coche, que tenía la puerta delantera abierta. Carmeta se sentó en el lado del conductor y Sara a su lado. La inspectora le dio al botón de abrir las puertas traseras, y Nacho e Inés se sentaron allí. A continuación Carmeta cerró el coche.

-Que suerte, lleva las llaves puestas.-Dijio la inspectora sonriendo.-A ver Inés, calle Editor Manuel Aguilar, nº 46.

Inés buscó la calle en su teléfono, el cual empezó a indicar en voz alta hacia que calle debían dirigirse. Carmeta arrancó el coche y fue siguiendo las indicaciones del móvil. A medida que avanzaban por las calles, veían zombies que los miraban desconcertados, y algunos los seguían hasta cansarse. Cuando ya estaban a mitad del camino, el móvil dejó de dar indicaciones.

-¡No, no! ¡Ahora no!- Dijo la detective.-Se ha quedado sin batería, perfecto.

-¿Y ahora qué?-Dijo Carmeta parando el coche.

-Parece que tenemos compañía. -Avisó Sara un tanto preocupada al ver que algunos zombies todavía las seguían.

-¡Arranca, arranca!- Gritó Nacho poseído por el miedo.

-¡No puedo, queda la gasolina justa para llegar hasta el edificio!

Los zombies fueron alcanzándolos hasta que cuando se dieron cuenta, ya los tenían pegados a las ventanas, dando golpes descontroladamente. Nacho gritaba del horror.

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¡Buenaaaaaasss! No sabéis cuantas ganas tenía de escribir este capítulo, espero que os haya gustado muuuchisimooooo <3 :) (Estos emoticonos tan raros son porque estoy escribiendo con el ordenador) Bueno, ya sabéis que queda super poquísimo para las navidades, yo acabo el insti mañana.

¿Cuáles son vuestros planes para estas navidades? ¿Qué vais a pedir para estas navidades?

Yo básicamente voy a pasar las vacas en casa, haciendo galletitas navideñas y comiéndomelas felizmente, y voy a pedirme los tres últimos libros de "Las Crónicas de Narnia" y un mágico botecito de pintauñas de este que esta tan malo para no morderme lo poco que me queda de uña. Y ya está, con eso soy más que feliz.

Espero que tengáis unas Navidades super navideñas, mágicas y llenas de purpurina, lucecitas, renitos, hombres gorditos vestidos de rojo, renitos y muñecos de nieve adorables y reyes varios "Melchor va saltar y se cayó" (Nada, solo una broma mala) y para eso os dejo aquí el enlace de mi playlist navideña favorita: https://open.spotify.com/user/spotify/playlist/7CX4gmWxPI9OffO4p4w7MQ

Os quiero y hasta pronto :)

El Misterioso Caso de la PokeballDonde viven las historias. Descúbrelo ahora