"No puedo participar en esto"
"Tienes que hacerlo, porque yo cuento contigo"
"No tengo ese carácter mental"
"Tal vez no, pero Harry seguro que si"
Fue entonces que acepte y fue la venta de mi alma con el mismo Satanás.
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-Me importa una mierda si él no quiere verme.
Digo furiosa mientras me pongo los zapatos desde la cama, las miradas de Zayn y Rex recaen en mi.
-______, tú lo conoces igual que nosotros, sabes que él no sabe retractarse
-Es un imbécil.
-Estas molesta, puedes llamarlo del teléfono de Gemma de nuevo, no iremos hasta Noruega para que no quiera vernos.
-Han pasado dos malditos días.- susurro llevando las manos a mi cabello que cae sobre mi rostro.- Tengo que ir a verlo ahora, no puedo esperar, se supone que tengo que llevarlo ante Wayne está noche.
Zayn y Rex permanecen en silencio en sus lugares, han pasado dos días desde que llegue a la casa de Anne con esperanzas de poder dar con el, así fue, sólo que al hablar de nuevo, su tono de voz fue duro, frío y arrogante. Sólo ha pedido que le deje en paz, que no valla verlo porque no dirá nada, luego volvimos a hablar y dijo que mandaría un mensaje con la dirección esta misma mañana si es que cambiaba de opinión y podíamos hablar, pero si no era así, era un no cuentes conmigo. Se acabo.
Son las diez de la mañana y no tengo ningún mensaje, se suponía que lo mandaría antes de que el sol saliera, pero no fue así, no pienso quedarme de brazos cruzados por haberme dado falsas esperanzas por dos malditos días.
-Bien, ¿Cuál es el plan entonces?.- pregunto Rex dando un pequeño golpe a la pared.
-Vayan a Nueva York, prepárense como saben hacerlo, tengan todo listo, cuentas cubiertas y protegidas, desaparezcan lo que es importante y yo les llamaré al tener noticias.
Zayn suspiro y asintió al igual que Rex, era una situación difícil pero lo curioso es que todo esto es por mi culpa y la única solución es el hombre que tiene mi vida con él, Rex hizo una seña con la cabeza en forma de es hora y salí por la puerta, nos despedimos de Anne y Gem mientras sabíamos en la camioneta e íbamos directo al aeropuerto, nadie decía nada, todos estamos concentrados en nuestros propios pensamientos.
Al llegar por fortuna justamente abordaban pasajeros con destino a Noruega, corrí dando un abrazo a cada uno para ir y conseguir un boleto, el avión no iba lleno lo cual fue fácil al igual que no traer equipaje, llegue y tendi mi boleto, ahora sólo faltaba perder dar con el.
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