「 11 」

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Ella seguía sobre mi con sus pensamientos de seguro apagados. Lucy posaba sus ojos en mí y relamio sus labios. Una sonrisa burlona se me escapa y ella se torna molesta.

— ¿Por qué te ries?— Su temple cambio de repente.

— No es lo que quieres, Lucy— tomé su mentón y la atraje hacia mi— Cuando quieras, puedo hacerlo con gusto, pero estás drogada y no haré nada.

— ¿Eres gay?— rodé lo ojos muerto de risa.

La volteé y la besé. Cogí su pierna y la puse a la altura de mi cintura, ella se retorcía un poco hasta que me separé dejándola tomar aire.

— No mientras estés drogada, chica arrogante— salí de encima mientras jadeaba por completo.

Sus manos quedaron sobre su cabeza, su pecho subia y bajaba con rapidez. Quité la llave de su cuello y le arrojé el pijama en la cara. Por mi culpa, Lucy pudo haber caído en una sobredosis, incluso traer consecuencias peores.

Cerré los ojos con fuerza mientras calmaba las ganas de romper las reglas. Si lo hago me odiará por siempre, pero por otro lado... Lucy tiene un culazo espectacular.

— Estás ardiente en dos sentidos— sonrió un poco— ¿Quieres algo?.

— ¿Y si salimos a una fiesta?— Propuso entusiasmada.

— Algún día— infló las mejillas con recelo.

Le ofrecí un vaso con jugo. A pesar del insomnio que podía llegar a tener cayó dormida a las 2 de la madrugada. Me acomodé a su lado y cuando ya estaba profundamente dormida me acerqué más. Acaricié su cintura bajando hasta su rodilla, se quejaba entredormida.

Caí dormido junto con ella.

Al amanecer fui el primero en salir de la cama. Le quité la caja y guardé la llave en un lugar inaccesible hasta que sentí su voz algo alterada y regresé a su habitación. Ella estaba llorando.

Narra Lucy.

La alarma sonaba algo temprana para ser verdad, incluso no era la mía.
Acaricié la mesita de noche buscando el ruidoso teléfono cuando me percato que no es el mío.

Mi pijama estaba mal abrochado, la cama olía igual que Natsu y con un grito algo de pánico arrojé las sábanas hacia atras buscando algún indicio.
Nada. Miré mi brazo, tenía un calor algo concentrado y note un pequeño punto. Mi vista me guió a una jeringa vacía y los recuerdos de anoche regresaban de golpe. Natsu se apoyó en el pórtico y como si estuviera desnuda me cubrí con las sábanas.

— Cuando hicimos el trato de nada de drogas, creo que debimos ponerte a ti— cerré los ojos con fuerza.

Los cubrí para secar las lágrimas que caían y sentía que él se acercaba, se sentó a mi lado y corrió mi pelo para ponerlo tras mi oreja.

— Soy demasiado torpe— me dejé llevar por sus pequeñas caricias en mi rostro— Te pedí algo muy tonto anoche.

Enrojecido miró a todos lados, demostrando estar nervioso. Pasó la lengua por su labios e impulsivamente me abrazó, haciendo que las sábanas cayeran y mis brazos rodearan su espalda.

— Gracias por no haber hecho eso... aunque el beso... y...

— ¡Lo siento!— Gritó en mi oído, al parecer no quería que viese su rostro.

Me avergonzaba de lo que había hecho. Por culpa del éxtasis mi cuerpo se sentía demasiado estimulado, casi termino en la cama con Natsu y recuerdo perfectamente lo apasionado que besa.

Cubrí mi boca cuando me separé por lo que Natsu se decepcionó un poco. Sin embargo mis dedos tocaban mis labios con ternura al recordar.

— Tienes que ir a la dirección— Movió mi pelo— Por lo de tu calificación.

『 ADDICTION! 』 »Emisión«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora