5• Pesadilla.

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—¿Lista? —sonrió como sí nada y asentí acercándome a él, contagiándome su buen humor.

—Vamos, tontin. Regreso pronto, enana. —le dije a mi hermana antes de salir de la casa y cuando estuve fuera Alejandro ya me había abierto la puerta.

—Te ves muy bien, florecita.

—Gracias, grandulón. —sonreí de lado y subí al auto cerrando la puerta.— espero que mi hermana no queme la casa.

—Tranquila, no creo que lo haga. — comentó divertido.

Nos la pasamos hablando en todo el camino sobre cualquier cosa que se nos venía a la mente y nos reíamos del mismo tema, ya no me sentía tan estresada como antes.

Apenas llegamos al sitio de las hamburguesas ya a mí se me hacía agua la boca, demasiada belleza en un sólo sitio.

Ambos entramos enseguida y tomamos asiento en una mesa cercana a la ventana.

—¿Cómo quieres la hamburguesa?

—La monster. —sonreí con inocencia y él me miró curioso.

—¿Estás segura?

—Claro que sí. —él asintió despacio y se levantó haciéndome reír cuando notó la cara de la chica que atendía en caja sobre lo de la "monster".

Básicamente, traía todos mis ingredientes favoritos y típicos, aparte de ese balde de papitas y queso fundido.

Cerré mis ojos relajándome ante la música que tenía de fondo el famoso local, "Suite burger" un nombre raro, pero buenas hamburguesas y no, la monster no era del tamaño de un plato, era un tamaño perfecto.

—En pocos minutos las traen. —me informó mi mejor amigo tendiéndome una botella de agua, relajado.—¿Qué tal ha estado todo?

—Gracias. Todo ha estado normal, ya sabes, cosas normales. —lo hice asentir sabiendo que no me creía en nada y luego me dio una cálida sonrisa, él sabía cuándo no debía preguntar.—¿y tú?

—Con la misma situación de mis padres, pero supongo que pronto entenderán que no siempre pueden controlar mi vida.

Asentí de acuerdo con él sonriéndole.— Ellos te aman igual, non.

—Lo sé, y yo también los amo, pero son demasiado controladores. 

Estirados...

Jack se me vino a la mente cuando pensé en la palabra, tomé la mano de Ale y le di un pequeño apretón. 

—Lo hacen porque te quieren, tontin, diles cómo te sientes al respecto y que piensas que deberías de tener tu espacio, bueno tú entiendes a lo que me refiero. —él sonrió riéndose mientras asentía.

—¿Segura que no quieres hablar del tema?

—Segura, todo está bien, tontin.

—Nuestra tradición sigue en pie. —bromeó refiriéndose a la salida del domingo dónde hablábamos de muchas cosas.

Aunque esta salida fue distinta, así la sentía.

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