26• Una confusa situación.

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—¿Es aquí? —deje de mirar el restaurante con temática de bosque, mirando a mi vecino que sonreía genuinamente alegre.

—Si. —afirmó guiándome por los pasillos cubiertos de arbustos, hasta llegar a la zona donde se encontraba el mesero.— hablaba en serio cuando mencioné llevarte a cenar.

—Esto es... wow.

Retrocedo un poco, para describir mi admiración por este hermoso e irreal lugar, comenzando desde que nos bajamos del auto, las paredes fuera tienen un aspecto de madera desgastada con flores por doquier, las luces son pequeños bombillos que cuelgan desde el techo. Por un momento lo único que piensas es cómo será el interior que es totalmente el contrario, pues todas las paredes son cubiertas con arbustos falsos y flores.

Troncos de madera realistas como columnas, de estos bajan pequeñas casas de "hadas" y luces de colores en formas de estrellas.

Las mesas son de madera y huele a canela con manzana, además de pinos, es tan fascinante simplemente la vibra que este mismo transmite que me es imposible no querer quedarme aquí.

Austin regresa de hablar con el mesero, sacándome de mi admiración por el lugar con delicadeza al llamarme.

—¿Lista? Ya encontré nuestra mesa. —sonríe ofreciéndome su mano, la cual tomo sin dudar sonriéndole de vuelta.— esta por aquí. —camina conmigo por unas escaleras en forma de caracol con barrotes de color dorado y las barandillas de madera.

Jadeo en sorpresa cuando terminamos de subir encontrándome con más mesas, pero realmente describir lo que estoy viendo seria algo más de sueño.

Todas las mesas se ven iluminadas de una forma especial, como si el propósito fuese brindar la soledad o intimidad a la persona que se sentará en alguna de ellas 

Austin me termino de guiar a un pequeño balcón corto, sosteniendo mi silla.

—Adelante, pequeña.

Estoy clara que de aquí no salgo sin sonrojarme.

•••

—Por esa razón es que descubrí este lugar. —termino de contarme el castaño con una sonrisa ladina.— pero, ¿sí te gusta?

Asentí sin dudar bebiendo mi taza de té, regalándole una sonrisa amplia.

—Gustarme es poco a lo mucho que me encanta.

—Me alegra mucho que te guste, preciosa. —su mano descansa sobre la mesa y mis ojos van a esta.

Mi mente no para de gritarme que la tome y mi corazón acelerado dice que no, me da tanta pena tomar su mano de golpe que prefiero seguir tomando el té de manzanilla reposando el exquisito plato de pollo con verduras al vapor.

—Emma. —levantó mi mirada y cuando me encuentro con la suya, me quedo sin palabras.

Sus ojos se ven un poco más brillosos y a la vez oscuros.

—Emma.

—¿S-si?

—Es difícil resistirme a ti. —confesó de forma espontánea, tomándome de las mejillas con suavidad, chocando sus labios con los míos suavemente.

La música pasa a otro plano cuando yo le correspondo un poco torpe por la sorpresa, por unos segundos antes de frenar.

—Perdona por no pedirte permiso. —Austin se separó de mí sonrojado, carraspeando.— ¿quieres que pida postre?

Sé que no vamos a hablar de los besos, aún. Por ello asiento tragando duro fingiendo que no había pasado nada; aunque mi mente quisiera llevarme al lado contrario de mi razón.

Mi última opción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora