—Es un lugar muy hermoso. —confesé encantada con la noche estrellada mientras nos mecíamos en aquel sofá columpio, con el jugo especial de mora de Fiorella.
—Uno de mis lugares favoritos. —respondió el castaño acomodando los mechones rebeldes de mi cabello detrás de mi oreja con delicadeza, nuestras miradas se habían encontrado y el sonrojo en mis mejillas no tardó en aparecer.
—¿Austin?
—Emma.
—¿Qué estamos haciendo aquí? —las palabras simplemente abandonaron mi boca, me maldije internamente por ello, eso no había sonado nada bien.
Cubrí mis labios al instante y Austin sólo se rió bajo, más avergonzada no podía sentirme, le escuche carraspear y después tomar mi mentón para que lo observara.
—No pasa nada con que lo preguntas, pequeña. —su tono de voz, me transmitía cierta paz, me guiñó un ojo mirando a nuestro alrededor. — es el lugar perfecto para compartir contigo, que estés aquí lo hace más especial de lo que ya lo es para mí.
¿Cómo dijo?
—¿Sabías que te ves linda cuando te sonrojas?
Lo escuché hablar animado.
—No, n-no, lo sabía. —¿acababa de tartamudear?, mis mejillas van a explotar del calor que de por sí ya tienen.
—Eres perfecta.
¿Qué...
—Lo siento por lo de hace unas horas. —me disculpe apenada cuando la voz de Jack se apoderó de mi cabeza, otra vez la noche anterior se convertía en mi más reciente recuerdo.
—No pasa nada, linda. ¿Está todo bien? —me dirigió una mirada preocupada y asentí mordiendo mi labio inferior, todos mis pensamientos me tenían la mente vuelta un lío.
—Todo bien. —respondí en voz baja, mirando el cielo, conteniendo las lágrimas que querían escaparse de mis ojos sin razón alguna.
—¿Emma?, ¿necesitas un abrazo? —asentí sin pensar y él me rodeó con sus brazos, me oculté contra su cuello rodeándolo de la cintura dejando que todas esa lágrimas tuviesen rienda libre.
El nudo en la garganta no me dejaba hablar, no podía decir palabra alguna porque lo único que escapaba de mis labios eran sollozos.
—Preciosa. —susurro él nuevamente dejando un beso en mi frente negándose a soltarme.— no sé qué es lo que te tenga así, pero todo va a estar bien. —aseguró.— si fue alguien que te hizo daño, entonces lo pagara caro.
—Lo siento tanto, Austin. —me aparte cuidadosamente limpiando mis lágrimas cuando por fin pude recuperar un poco mi voz después de unos minutos en los cuales me consolaba en silencio.
—No lo sientas, preciosa.
La confusión en verdad era un sentimiento terrible, aparte de cegar los pensamientos claros, era una sensación agria a nivel emocional.
Sentí como me rodearon la cintura y no me aparte, mis pies habían tomado el control, pues sin pensar casi estaba por correr hacía el auto.
—No necesitas huir, preciosa. Estoy aquí para ti.
—Aus...
—No, escucha, tu presencia día a día desde que nos conocemos ha sido de lo más grata, me haces sentir vivo, y me agrada.
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Mi última opción
Ficção AdolescenteAviso; Esta historia está en corrección por esa razón puede que consigas algunos errores ortográficos y así, por ser la primera historia que escribí. • Emma Vega, era una chica que no podía se...