Me acerque a ella lentamente, como en un sueño, temiendo despertar con un roce , un paso en falso. Ella me miraba con curiosidad, y en sus ojos brillaba la incertidumbre sobre lo que yo haría a continuación; también parecía estudiarme, con movimientos casi imperceptibles de sus pupilas, me recorría en silencio. Por un momento, al observar aquellos ojos que me tenían sometido pensé que la sombra de la decepción se había implantando en su corazón, y sentí una punzada en el abdomen, la garganta comenzó a secarseme, casi estuve a punto de detener mis pasos y volver sin mas, al lugar de donde había venido, cuando note como me hacía una invitación a acercarme con sus ojos de miel; nunca había visto una mirada que expresará tanto, que con solo posar aquellos ojos en mi, me dijera más que todas las palabras que necesitaba decir, era sincera, sin barreras, como la de los demás humanos.
En medio de mi trance, no pude notar que ella también se acercaba a mi, con pasos cautelosos. Parecíamos dos animales sin capacidad de razonamiento que, por instinto, sondean la situación, para clasificar despues a la otra criatura en dos reducidas posibilidades, aliado, o enemigo, lo cual podría parecer bastante absurdo a cualquier ser humano que viviera de manera normal, si haber visto nunca nada de lo que sucedía en ese momento. En otro momento de mi vida, lo único que habría echo seria acercarme a ella, preguntarle si estaba sola, invitarle una copa, decirle que era piloto de una de las naves mas reconocidas del mundo y esperar a que ella, como todas las otras mujeres se rindiera ante la tentación de estar con alguien como yo, en aquel momento no me hubiera preocupado de que ella fuera especial, de que no pudiese ni siquiera compararse con el resto de las mujeres, porque yo era así, frívolo, egoísta, era, asquerosamente humano.
Sin saber como, llegue a su lado, no me interesaba el resto del mundo, ni lo que pasará afuera, o después, sentia mis rodillas temblar, mis fuerzas cedían, las yemas de mis dedos estaban envueltas en un picor que no cesaria hasta que recorriera su piel de porcelana, no era cuestión de quererlo, lo necesitaba.
La mire a los ojos, y entonces vi que ella lo deseaba tanto como yo. Con la mano casi temblandome extendí uno de mis dedos hacia su hombro desnudo y una oleada de calor me recorrió el cuerpo, era como electricidad, una reacción en cadena que solo ella había podido causarme, algo que jamás había experimentado en toda mi vida. En respuesta, ella se acercó más a mi, provocando que nuestros cuerpos se juntarán hasta sentir su piel debajo de la ropa. Lentamente, pero con seguridad, y expresando en su transparente mirada que había sido eliminado todo rastro de miedo,duda o decepción , levantó una mano, y me acarició tiernamente, recorriendo el perfil de mi rostro, era una sensación tan estremecedora que no pude evitar cerrar los ojos, no quería escuchar, ni ver , solo sentir su calida y suave mano sobre mi piel.
Si pensar lo que hacía, abri los ojos y reduje aun más la distancia entre nosotros, mi respiración se agitó, y pude ver que la de ella también, su aliento se mezclo con el mio, y pude persivir su aroma, olía dulce como la miel, olía a mujer, inspire profundamente, y ordene a mi cerebro que guardará ese momento intacto; al fin, siguiendo mis instintos, lleve mi mano desde su hombro hasta su mentón y levanté su rostro, de manera que pude observar directamente sus ojos, ella me escrutaba con la mirada, sin dejarme adivinar sus pensamientos, y mientras entrelazaba sus dedos con mi cabello, la besé.
No pareció sobresaltada, ni asustada, muy al contrario de eso me correspondió. Sus labios tenían el tacto de un pétalo de flor, como lo había imaginado, y se movían como en una melodía al ritmo de los míos, formando una perfecta armonía, un escálofrío y aquella reacción en cadena me recorrieron el cuerpo.
Entonces me dí cuenta de que deseaba sentirla más, más cerca de mi, más mía. Bajé entonces mis manos desde su mentón hasta sus hombros, y encontré los delgados tirantes que sostenían su vestido, y que eran lo único que me impedía acariciar toda su piel, sentí como si estorbaran, al tiempo que nos separábamos por falta de oxígeno. Cuando el beso terminó ella me miró sonriente, sonreia con aquellos perfectos labios que había besado, y con su brillante mirada , tan dulce como el néctar, como la miel, me sonreía toda ella, parecía feliz.
Con la respiración aún un poco agitada, le sonreí también, y no pude evitar sorprenderme ante su siguiente acción; segura de si misma como antes, dirigió sus delicados dedos a los botones de mi camisa, y comenzó a desabrocharlos uno a uno, y mientras lo hacía yo no podia más que mirarla; con una provocativa invitación de sus ojos que eran maravillas, me indicó que hiciera lo que desde un principio había deseado, que la despojara de todo aquello que parecía estorbar.
Cuando comenzaba a deslizar por su piel de porcelana aquel torzo de tela tan delgado, una serie de imágenes se agolparon dentro de mi mente de pronto, provenientes de mis recuerdos, lo cual eliminó todo rastro de deseo en mi.
Destrucción, dolor, contaminación, armas, extinción, humanos....
Me separe de ella de golpe, dejándola desconcertada, y me alejé de ahí rápidamente, casi corriendo. Eso era culpa de los humanos, de los hijos de los hombres y las mujeres que se habían dejado llevar por las sensaciones, por el deseo, por el amor. Yo tenía la salvación del planeta en mis manos, y si de verdad estaba seguro de hacer lo correcto, tendría que alejarme de ella, porque mis impulsos eran casi imposibles de contener a su lado,porque no podía condenar a un mundo entero y maravilloso de nuevo ante la destrucción y la desgracia que una raza llevaba consigo eternamente, por que yo lo sabía, los humanos no cambiarían jamás, así pasarán mil años, miles de generaciones, el error estaba en ellos siempre, era algo que estaba en la sangre, en la naturaleza, un aspecto irremediablemente persistente e inamovible.
Era un peligro inminente estar a su lado. Sin embargo nunca pensé que mi decisión me llevaría más lejos de lo que imaginaria jamás
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2100
Ciencia FicciónEntre los escombros de la belleza perdida de aquel que una vez fue el planeta azul vaga con una única esperanza uno de aquellos causantes de semejante catástrofe. Su dolor por la vida perdida es grande, pero mas su desesperación por encontrar al me...