Reencuentro

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Camine durante largos kilómetros, que estuvieron a punto de parecerme interminables , deteniendome de vez en cuando para descansar un poco, aún no lograba explicarme como era que había corrido tanto la noche anterior. Después de todo, pude llegar a aquella casa que había sobrevivido a la catastrofe. Entre, y pareció que la estancia me reciviera con calidez, como un viejo amigo que espera a otro. Me despojé del, traje y disfrute del amargo placer de sentirme libre, tras lo cual, simplemente me acosté en el suelo, intentando conciliar al sueño, no quería hacer nada, solo despertar en un mundo normal, el antiguo, donde las responsabilidades que cargaba nunca podrían compararse con la que en ese momento recaía sobre mi, y poder encontrarla en el,momento adecuado, y compartir una vida juntos.

Nunca supe cuantos días estuve ahí, solo, pensando solo en ella, en su rostro, en su piel, en su ser, que me tenían tan enamorado , y tan lleno de frustración y de dolor. Pero sucedió lo que durante muchos días, horas y minutos desee que pasara: ella volvió. Y fui el hombre mas feliz del mundo, como aquella vez que la encontré, algunos meses atrás, a pesar de saber lo que implicaba. Parecía algo sobrehumano, cuando la vi parada en el umbral de aquella puerta, sonreí inevitablemente, y con la mayor sinceridad. Ella dio un paso al frente y dio la orden para liberarse del traje. Cuando esté yacía a sus pies, tan perfectamente bien acomodado como el mio aquella vez que por primera vez me lo quite, se veía más hermosa que antes. Llevaba el mismo vestido y sus ojos relucian más que ninguna estrella, me apresure a llegar a su lado, y no pude evitar cubrirla de besos mientras la estrechaba entre mis brazos, sintiendo todas esas sensaciones que me recorrían el cuerpo, la amaba, demasiado, más de lo que pensé que se podría llegar a amar a alguien. Sin pensarlo, la tome entre mis brazos y sonriendo, la lleve a uno de los sillones que quedaban en la estancia. Mis besos bajaron desde sus labios hasta su cuello, y sus hombros, solo quería probar más de su piel, y saber que me amaba tanto como yo a ella. Esta vez tarde mucho más tiempo en darme cuenta de lo que hacía, y reaccione justo cuando comenzaba a deslizar la fina tela de su vestido sobre su piel, mientras ella me dejaba besarla , manteniendo los ojos cerrados y sus preciosos labios a la espera de más besos míos.

No hubo imágenes de los atroces resultados de ,as acciones humanas en mi mente de nuevo, sino una pequeña voz, casi inaudible, que venía del interior de mi mente y que me trataba de alertar a que no lo hiciera. Me separé de ella y me tome la cabeza entre las manos, había vuelto a suceder, no había resistido la tentación de ceder ante ella.

2100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora