Escapar

16 3 3
                                    

Al final mis pasos fueron tomando más velocidad y salí corriendo de la estancia donde estábamos. Llegue a la antigua sala y vi mi traje tirado en el suelo, sitúe mis pies en su lugar y di la orden para que se acomodara en mi cuerpo de nuevo, fue procesada de inmediato por el comando de voz y el sistema inteligente y en menos de lo que pensaba esa especie de prenda ya me rodeaba el cuerpo, protegiéndome de lo que podría dañar mi cuerpo,  pero  dejaba igual de vulnerables mi corazón  y mi mente , ese sentimiento de seguridad y protección era solo parcial, pues lo más importante y peligroso en mi estaba expuesto, latente. Me puse el casco sobre la cabeza al tiempo que acomodaba trabajosamente los tanques de oxígeno y suero en mi espalda, y los tubos se conectaban automáticamente a la parte  que correspondía a mi nuca.

El oxígeno recorrió mis fosas nasales con agresividad, con excesiva fuerza, como ,a primera vez. Inspire profundamente y agitadamente, acostumbrandome al final a la acción de aquel gas que había sido tan ingeniosamente recolectado.

Y huí.  Me alejé de ahí corriendo justo cuando escuchaba los pasos apresurados de ella para buscar una explicación a mi reacción,  seguramente.

Al salir de aquella casa, sentí como si algo más atrapará el corazón,  como si lo atenazara entre las garras de un echo que estaba próximo y para el cual creí que podría haber una solución.

Corrí hasta lo que mi cuerpo me permitió,  corri  a lo largo de kilómetros y kilómetros,  si rumbo fijó y con un solo propósito: escapar,  de ella , de su amor, de mis deseos,  de mis propios sentimientos. No pareció hasta que, agotado, y lleno de rabia hacia lo que me  había deparado el destino, me dejé caer sobre un montón de escombros. Golpee el suelo con mis puños enguantados  mientras permanecia arrodillado, hasta que sentí que sangrarian, y no pude evitar dejar salir de mi garganta un grito de rabia y desesperación. Desate mis sentimientos, y lo ultimo que pensé antes de que me venciera el agotamiento fue que aún tenía esperanza.

Pero estaba equivocado,  no la había y no la habría nunca.

2100Donde viven las historias. Descúbrelo ahora