Apenas Tweek salió de la escuela, acomodó su mochila sobre sus hombros y caminó rumbo a su cafetería tan rápido como le era posible, ya que estaba empezando a nevar. Observaba a los demás niños quienes aparentemente encontraban divertido sacar la lengua para atrapar algo de nieve en su boca. No le gustaba el frío, por lo que prefería estar en el interior de su cafetería trabajando.
Puso su mirada fija en el suelo, pensando en todo lo que tendría que hacer llegando, se sentía muy presionado, el estrés de atender a los clientes que llegan, sobretodo en la época en que estaban. ¿Los duendes de los calzones también celebran la navidad? ¿Y si los duendes llegaban por él? Necesitaba una taza de café de inmediato. Escuchó un ruido detrás de él, como si le estuvieran tirando cosas, mientras más caminaba más escuchaba como algo caía sobre el suelo. Trató de aumentar el paso al caminar, se sentía perseguido, sus tics aumentaban más.
-Tweek. - Detrás de él, una suave voz pronunció su nombre.
-Ahgg. - Tweek se sobresaltó, cerró los ojos girando automáticamente con su brazo bien puesto para dar un golpe.
El rubio cabellos alborotados le dio un puñetazo sin querer a un chico de pelo negro teñido de rojo en las raíces con flequillo largo, vestido de camisa gris, pantalón negro y zapatos morados, causando que se cayera de sentón al piso.
-¡Ah! ¡¿Te maté?! - Abrió los ojos - ¡Pete, eres tú!
-No, Tweek. No me mataste. - Dijo lo más calmado posible.
- Oh Dios mío, casi te mato. - Le dio una mano temblorosa para ayudarlo a levantarse.
-No, estoy bien. - Se levantó sólo el chico gótico.
-Lo siento mucho, ¿estás bien? - Tartamudeó y observó algo que traía en manos el peli manchado.
- Tu mochila venía abierta. - Le mostró lo que traía, eran tres libros, dos libretas y unos lápices.
-¡Ah! Que distraído. - Se quitó la mochila y efectivamente vio que venía toda abierta - Gr-gracias. - Tomó sus cosas, las guardó torpemente con sus manos temblando. - Mierda, ¡No estás bien! - Exclamó espantado.
-Ya te dije que estoy bien.
- ¡Estás sangrando! - Gritó viendo la nariz del niño gótico la cual escurría sangre.
-Ah, esto. - Dijo colocando uno de sus dedos sobre su boca - No pasa nada Tweek.
-¡¿Qué?! ¿Cómo que no pasa nada? Yo te hice eso. - Se comenzó a jalar del pelo.
-Tweek, tranquilo. Ya pasará.
-No, ¡Ah! Jesucristo. Tengo que ayudarte. - Sacó del bolsillo de su pantalón un pañuelo y se lo dio - Vamos a mi casa.
-No es necesario. - Dijo limpiándose algo de la sangre.
-¡AAh! No te puedo dejar así. - Se jalaba más el cabello acompañado de sus tics.
-Nos vemos Tweek - El chico gótico comenzaba a caminar del lado contrario al que iban.
-¡Hey! Espera. Déjame curarte - Exclamó sin obtener respuesta del otro - Va-vamos a la cafetería, la casa invita todo el café que quieras.
-¿En serio? - Pete detuvo el paso al escuchar eso.
-¡S-sí! ¡Ahh! Sólo si dejas que te cure. ¿Irás?
-Está bien.
-Vamos ya. - Empezó a caminar
Pete se colocó a su lado para caminar, aún con el pañuelo sobre su nariz.
-Si no puedes respirar tratar de respirar por la boca - Le aconsejó Tweek. - Cuando lleguemos te dejarás poner unas compresas de hielo sobre su nariz.
-Está bien Tweek. Lo que digas. - Se formó una ligera sonrisa en la cara del gótico.