Saltan los plomos,
a ciegas pican a la puerta,
es ella,
abro,
se acerca,
sin mediar palabra me sienta,
me tienta,
me entra,
la única regla es no tocar piel,
no dejar huellas en este uniforme
llamado desnudez,
lleva un jersey de cuello alto
que despierta mis instintos más bajos
y le agarro la tez con fuerza,
me siento entre mi espada y mi entrepierna,
tiembla y se sienta,
la levanto y la pongo contra la pared,
frente a mis demonios,
buscando el punto ciego
que haga juego con mis sombras,
que rompa los puntos suspensivos,
que quite el punto de la coma,
lo que ocurre después y durante,
son horas disfrazadas de instantes,
ráfagas de flashbacks centelleantes,
un incendio controlado
que se me va de las manos,
una explosión programada,
la demolición de ese edificio
deshabitado llamado <pasado>...
Al terminar se viste
y me aparta de su vista desapareciendo.
Vuelvo a encender los plomos,
el reloj del microondas marca las 00:00,
aquí no ha pasado nada,
bueno, sí, por aquí pasó la imaginación,
que era de lo que estaba hablando,
¿o qué te pensabas?
ESTÁS LEYENDO
TErminAMOs y otros poemas sin terminar
PoetryUn sabio dijo una vez: Pocas cosas hipnotizan tanto en este mundo como una llama y como la luna, será porque no podemos cogerlas o porque nos iluminan en la penumbra. Realmente no sé si alguien dijo esta cita o me la acabo de inventar, pero deberían...