Luna, llama a la puerta,
pregúntame si bajo a la calle,
que mis demonios tienen ganas de fiesta.
La conciencia en verano hiberna
pero tiene el sueño ligero,
sueña con ovejas,
la oveja bala,
sueña con balas,
tiene cargo de conciencia.
Salgo y veo un mundo de ciegos reinando
por un tuerto con el ojo vago,
donde todos somos profetas
en nuestra mierda
pero criticamos siempre
lo que hace el de al lado.
Recorremos las avenidas altivos
luciendo nuestras pieles de victimismo,
pintados como furcias
y armados de impaciencia.
Ostentamos la mayor sonrisa
para poder maquillar que
somos mendigos de emociones,
falsos libertadores esclavos del feedback,
ya no hay estados de ánimo,
hay estados de muro,
hay estados en línea,
y ahí esta el problema,
en que ya nadie realmente está,
y cuando nos recogemos
para volver a casa nos encontramos
a nuestro remordimiento bajando las orejas
porque se ha comido
nuestra integridad una vez más,
por lo que tendré que producirle el vómito
aunque me muerda la mano,
así que, Sol, no me esperes levantado
porque desde que ella se llevó tus mejores galas
solo puedes vestirte de «un día más».
ESTÁS LEYENDO
TErminAMOs y otros poemas sin terminar
PoesiaUn sabio dijo una vez: Pocas cosas hipnotizan tanto en este mundo como una llama y como la luna, será porque no podemos cogerlas o porque nos iluminan en la penumbra. Realmente no sé si alguien dijo esta cita o me la acabo de inventar, pero deberían...