Con los ojos echando chispas de rabia y la sangre latiendo en sus venas, Regina era consciente de que si optaba por hablar con Ruby en aquel momento, cometería una locura. La fuerza con la que sus manos apretaban el volante dejaba clara la lucha interna por mantener el autocontrol tanto de sus pensamientos cuanto de sus actos, en caso contrario, sería capaz de matar a alguien con sus propias manos, y cuando decía alguien, se refería solamente a Ruby.
Convencida de que no valía la pena mancharse las manos con un ser tan insignificante, desvió su camino y minutos después, estacionó en un lado al darse cuenta de que se encontraba frente a la escuela donde Emma daba clases.
Ya pasaban de las cinco y la escuela estaba prácticamente vacía, unos pocos alumnos caminando por los pasillos. Ignorando el hecho de que su hermana aún estaba en la escuela, se informó con el celador dónde estaba el aula de la señorita Emma.
El sonido de los tacones resonando en el aula le dieron a Regina la certeza que ya se imaginaba: Emma se encontraba sola en el aula lista para salir, sin embargo, retrocedió cuando la puerta se abrió y los ojos castaños penetraron en sus ojos verdes claramente sorprendidos ante aquella visita.
«¿Regina?» murmuró Emma, sin embargo, el único sonido que oyó fue el de sus tacones retrocediendo mientras Regina, tras cerrar la puerta tras ella, continuó aquella persecución como si fuera una fiera estudiando a su presa. Cuando finalmente consiguió aprisionar a Emma contra la mesa, Regina cerró sus manos en el borde de la madera, acorralándola entre sus brazos. Incómoda, ella respiró hondo cuando Regina le acarició el rostro. Ambas estaban con la respiración entrecortada.
«He sido la mujer más estúpida del mundo al no creer en ti» Regina susurró, agarrándole la cintura con las manos «Comprendería si ahora me despreciaras, pero te imploro...por todo lo que más amas en este mundo, perdóname por haber dudado de ti. Perdóname y dime que aún me amas y que me quieres de vuelta» añadió, apretándose contra su cuerpo.
«¿Por lo que más amo?» indagó Emma «Tú y Henry son las personas que más amo en este mundo» completó, y sin esperar un minutos más, enlazó con sus brazos el cuello de Regina y la atrajo hacia su boca. No fue exactamente un beso romántico, era un beso igualmente feroz y posesivo por ambas partes.
Con los labios todavía pegados a los de ella, Regina la tomó en sus brazos y la sentó sobre la mesa, colocándose entre sus piernas. Los dedos de Emma se enroscaban en los cabellos cortos, mientras Regina le aferraba la parte trasera de las rodillas, colocándolas alrededor de su propio talle. Ahora, solo el sonido de los gemidos, algo apagados, resonaba en la sala, y cuanto más apretaba Emma los cabellos de Regina, más intenso y salvaje se volvía el beso.
«¡Por Dios...estoy loca por ti! No consigo vivir en paz sin ti...» susurró Regina. Las palabras eran pronunciadas sobre la boca de Emma, mientras su mano se filtraba por debajo de su falda.
Cuando Regina le hizo a un lado las bragas, Emma se olvidó de dónde estaba, olvidó el espacio y el tiempo, concentrándose solo en la sensación de las llamas que comenzaban a consumir su cuerpo. El poco autocontrol que le quedaba despareció cuando Regina cubrió su sexo con su mano. Dos dedos se deslizaron hacia dentro mientras el pulgar hacía círculos en el clítoris. Jadeante y enloquecida ante aquellas caricias, Emma dejó que los gemidos escapasen al mismo tiempo que los dedos continuaban entrando y saliendo con rigor de su intimidad.
«Regina...» murmuró Emma, echando la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello en toda su belleza. Sin dudar, Regina diseñó con su lengua una ardiente y mojada línea por su cuello hacia arriba, mordisqueando y lamiendo hasta que sus labios se encontraron de nuevo.
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Infidelidad
FanfictionTRADUCCIÓN del fic portugués Infidelidade de Madame Prefeita. Despues de casi arruinar su vida al enterarse de la infidelidad de su esposa, Regina encontrará la cura de sus heridas en brazos de la recien contratado niñera de su hijo, Emma Swan. Sin...