La excursión

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El grupo de muggles estaba encantado con las clases de vuelo, era una experiencia completamente nueva para ellos y que les llenaba de una gran emoción. Lo más gracioso de todo aquello era ver como, en una ocasión, Eugene tomó una de las escobas del colegio para examinarla tratando de hallar una explicación lógica para el hecho de que volara.

¿Es en serio? preguntó Tara mirándolo con incredulidad—. ¿Todavía no te convences de que la magia existe? 

Soy un hombre de ciencias, Tara respondió él encogiéndose de hombros—. Todo esto de la magia es bastante evidente e irrefutable pero mi espíritu indagador demanda respuestas aún más contundentes. No sé cómo explicarlo.

La magia es como Dios, mi querido amigo científico  dijo Dumbledore rodeándolo con un brazo—,  a veces no tiene una explicación lógica, pero sabes que existe porque su poder se manifiesta de cualquier forma.

En ese momento, un sonido silbante se dejó oír por el campo de quidditch mientras Harry Potter surcaba el aire en medio de complicadas florituras.

Potter jamás dejará de ser el mismo, como le agrada capturar la atención de todo el mundo reprochó Malfoy negando con la cabeza.

Solo estás celoso respondió Luna mirándolo de arriba abajo.

¡Lunática! exclamó Draco devolviéndole una mirada de desdén mientras ella se encogía de hombros quitándole importancia al asunto.

Harry bajó de su saeta de fuego para dirigirse al grupo de muggles que lo miraba con asombro y admiración. Todos estaban ansiosos de que llegar el turno de cada uno de ellos para poder volar.

Es como montar una motocicleta simplificó Harry ¿Quieres probar, Daryl? Tengo entendido que te encantan las motocicletas.

Daryl asintió emocionado, se moría por probar la experiencia, aunque fuese desde el asiento trasero de aquella cosa que toda su vida creyó que solo servía para barrer.

¡Sujétate bien! indicó el niño que vivió—. Básicamente debes hacer lo mismo que en una motocicleta, es decir, dirigirla. La escoba hará todo el trabajo.

¿Y cómo haces para que encienda? preguntó Daryl buscando un interruptor.

¿De qué habla? inquirió Ron riendo junto a Hermione.

Harry rió también.

No debes encenderla respondió—. Únicamente debes dar una ligera patada en el suelo, de esta forma...

La escoba se elevó unos metros del suelo mientras Daryl Dixon sonreía mirando hacia abajo.

¡Ten cuidado, Daryl! lo advirtió Beth un tanto nerviosa.

Los dos subieron un poco más y gradualmente, Harry fue aumentando la velocidad para el deleite de los espectadores y de su pasajero.

Posteriormente, la señora Hooch, es decir, la profesora de vuelo, que había estado indispuesta toda la mañana, se incorporó al staff de instructores junto a Harry, Ron y los gemelos Weasley. Un poco más tarde, ya todos los muggles montaban sobre una escoba del colegio, completamente solos, a disposición de las previas instrucciones y su prudencia.

A quien le costó un poco más dominar la escoba, fue a Eugene Porter, pues sintió que vibraba demasiado y además, le costó aterrizar porque le aterraban las alturas.

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