El cumpleaños de Uraraka era la última vez que Sora iba a ver a sus compañeros de clase pues tras ese día comenzaban las vacaciones de Navidad. Se había pasado sus vacaciones sola y encerrada en su casa a excepción de Nochebuena que Uraraka la había invitado a cenar con ella y su familia pero tras ese día volvió a quedarse sola. No sabía nada de nadie, excepto de Uraraka que hablaba con ella todos los días. Lo único que sabía era que algunos alumnos de su clase iban a ir al templo para pasar año nuevo y sorprendentemente las dos personas que ella menos se esperaba que fuesen a ir eran Todoroki y Bakugou.
—Entonces, ¿vas a ir hoy al templo?—preguntó Uraraka a través del teléfono— Deku, Iida y yo vamos a ir.
Aún no tenía decidido si ir o no ir. Tampoco es que tuviera algo mejor que hacer pero tampoco quería ir a pasar frío.
—Aún no lo sé.
—¡Vamos, será divertido! No creo que tengas algo mejor que hacer, ¿no?
La pelirroja, que se estaba bebiendo un batido, casi se atraganta. Le impresionaba lo presionada que podía llegar a ser por su mejor amiga. Tosió un par de veces y luego se incorporó.
—No me presiones.
Uraraka se rió tan fuerte que Sora tuvo que apartar su móvil de la oreja. Pero finalmente se disculpó y casi pudo ver el sonrojo que tenía.
—Perdona.— dijo en voz baja— Pero piénsatelo ¿vale?
—Si, lo haré.
E inmediatamente colgó. Deku también la había llamado para preguntarle lo mismo e intentar convencerla pero la conversación no llegó a ninguna parte. En el fondo si quería ir al templo pero el hecho de volver a ver a Todoroki y a Bakugou la echaba hacia atrás. Sobre todo a Bakugou después de aquella vez que lo echó de la casa de Uraraka de aquella forma que ni ella creía. Cada vez que recordaba cómo lo besó para que se largase y esa mirada de asombro que tenía él en su cara la avergonzaba de una manera impresionante.
Se acostó en su cama boca arriba y con los brazos abiertos mirando al techo. Miró el reloj de pared que marcaban casi las seis y media y echó la cabeza hacia atrás. Comenzó a sentirse débil.
—Quizá me pase por allí un rato— dijo—, pero primero...
Se arrastró por la cama hasta acomodarse y se durmió.Nuevamente despertó en un lugar desierto. El suelo era duro y blanco mientras que el cielo tenía un color gris acogedor. Sora se levantó y descubrió que su pijama se había convertido en un vestido blanco que le llegaba por las rodillas. Levantó la mano y se tocó la cara un poco aturdida.
—Otra vez un sueño— dijo entre suspiros.
—Cuánto tiempo sin verte, mi pequeña Sora.
Sin si quiera darse la vuelta ya había reconocido a aquella persona. La voz coincidía y solo había una persona que la llamaba así, su madre. Se dio la vuelta casi con lágrimas y ahí estaba, de pie con un vestido blanco similar al suyo. Quería ir a abrazarla pero el miedo la frenaba y finalmente corrió hacia ella y la abrazó. Un abrazo cálido y bonito lleno de amor y nostalgia como los que le daba cuando era pequeña.
—Ma... Mamá, ¿de verdad eres tú?— preguntó abrazándola más fuerte.
Su madre pasó la mano por su cabello rojo y sonrió.
—Si, soy yo— y nada más decir eso Sora partió en llanto— No llores pequeña.
Quiso estar más tiempo en sus brazos pero el abrazo no duró mucho tiempo porque su madre se separó de ella y parecía desesperada.
—Sora, pequeña, no tengo mucho tiempo— dijo con algo de prisa— ¿Has encontrado ya a tus padres?
Sora abrió los ojos al oír la pregunta inesperada.
«Y, ¿eso qué tiene que ver?»
Se apartó más y agachó la cabeza.
—No— susurró.
Por alguna razón le era imposible mirar a su madre a la cara pero esta la agarró de la barbilla y la obligó a mirarla.
—Escúchame, muy pronto los encontrarás pero prométeme que pase lo que pase no dejarás que tú Particularidad se apodere de ti.
La pelirroja estaba totalmente confundida, no sabía de qué estaba hablando su madre ni a qué se refería.
—Mamá, ¿qué estás...
Le dio un beso corto en la frente y cuando se separó de ella vio que tenía lágrimas en los ojos.
—No tengo mucho tiempo, cariño.— agarró una cadena que tenía en el cuello y cuando tiró de ella sacó una pequeña llave dorada— Toma esto. Hay un baúl sellado por algún lado de la casa con más información sobre ti.
Se levantó y con ella levantó a Sora también.
—Mamá, no entiendo...
—Me tengo que ir— le dio un abrazo fuerte— Te quiero, mi querida hija. Siempre te querré.
—¡Mamá, no te vayas! ¡Por favor!— pero su madre se desvaneció como si de polvo se tratase.
—¡Mamaaaaa!
Se despertó de golpe y jadeando. Le dolía mucho la cabeza y sintió que algunas lágrimas caían de sus mejillas. Había tenido últimamente muchas pesadillas parecidas y siempre se despertaba fatal. Se tocó el pecho y sintió una cadena. La sacó y vio la misma llave que le había dado su madre en su sueño.
—No puede ser
Miró de reojo el reloj y luego volvió la mirada a la llave.
«Espera»
Volvió rápidamente la cabeza al reloj y vio que marcaban las 9 en punto. Abrió la boca y de un salto de puso de pie. Corrió hacia su armario y comenzó a buscar ropa para ponerse. Iba a llegar tarde a la quedada.
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Separados Al Nacer! {Boku No Hero Academia} #1 (EDITANDO)
FanficTras la reciente muerte de su madre adoptiva y el descubrimiento de su familia biológica, Sora, nuestra protagonista, se adentrará al Mundo de Héroes para cumplir el deseo de su madre, pero no descansará hasta reencontrarse con su familia real. Con...