"Capítulo 11"

3K 300 29
                                    

Hacía frío y olía a polvo. Abrió los ojos lentamente y se dio cuenta que estaba de rodillas y una cuerda estaba atada en sus muñecas, que sangraban por culpa del roce. Miró hacia su derecha y vio que había un gran agujero en la pared y fuera había lo que parecía ser un parque. Volvió la cabeza hacia delante y se sorprendió al ver a un hombre vestido de traje, alto y con ojos rojos brillantes.
—Veo que has despertado—dijo con voz grave.
Llevaba una máscara blanca que le cubría la parte superior de la cara haciéndolo irreconocible, aunque la voz era algo conocida.
—¿Q-Quién eres tú?—preguntó Sora casi gritando.
—Ya te lo dije, ¿no?— comenzó a acercarse a ella— Soy tu padre.
Sora se quedó de piedra. Retrocedió como pudo para que aquel hombre no llegará a estar tan cerca pero chocó contra un poste de metal y además sus piernas estaban entumecidas por l frío.
—No te acerques...
Aquel hombre posó su mano en la mejilla congelada de Sora e instantáneamente se tranquilizó. Sonrió y unas llamas de fuego salieron de su cuerpo quemando el traje caro que llevaba puesto. Sora cerró los ojos y le sorprendió que el fuego no le quemara aunque estuviera tan cerca.
Cuando los volvió a abrir se quedó atónita. Aquel hombre que decía ser su padre se había envuelto en llamas y se había convertido nada más y nada menos que en Endeavor.
—¿E-Endeavor?
—Hola, hija— dijo con una sonrisa.
No se podía creer. Entonces eso significaba que era su padre, ¿no? Intentó acercarse a él pero se detuvo cuando las rozaduras de las muñecas comenzaron a sangrar y doler aún más.
—Tu... Entonces tú eres mi padre— no sabía si lo había afirmado o preguntado pero no pasó nada porque al instante Endeavor asintió.
Por una parte se sintió genial al pensar que Endeavor, El Segundo héroes más grande del mundo, era su padre pero no estaba segura de que eso fuera cierto. Entonces cayó en la cuenta de que tenía un amigo en su clase que lo conocían como el hijo de Endeavor, bueno, no lo conocían, era el hijo de Endeavor.
—Todoroki...—susurró asombrada.
—Oh, ¿hablas de tu hermano? Me sorprende que aún no te lo haya dicho. —se puso serio— Es un cobarde.
«¿Mi... hermano?»
Todo estaba pasando muy rápido. Había pasado los últimos meses buscando a sus padres y a su hermano tal y como le había dicho su madre adoptiva tras su muerte, y en ese momento se lo estaban revelando. Cerró los ojos y comenzó a negar para sí misma. No quería creer aquello. Cualquiera menos Todoroki, no lo aceptaba. Había pasado tanto con él, había hecho cosas que los hermanos normales no hacían, simplemente era imposible.
—¿No me crees?— preguntó Endeavor.
Alargó las manos y pasó su mano derecha sobre la izquierda y algo comenzó a arder en ella. Cuando Sora miró mejor vio que el fuego estaba formando algo, una letra. Finalmente Endeavor le enseñó la mano y vio una "T" plasmada en fuego sobre la piel. Sin decir nada se acercó a ella y se deshizo de las cuerdas que la ataban. Agarró la mano derecha de Sora y pasó su mano sobre ella. Chispas de fuego saltaron y trazaron algo, la misma letra que se había formado en él.
—Es la inicial de nuestra familia, los "Todoroki"—dijo levantándose— Eso es un signo y una prueba de que eres mi hija.
Sora no podía decir nada, se había quedado sin palabras. Miró a su padre, que se estaba dando la vuelta y alejándose de ella, pero antes de que pudiera decir algo, él se adelantó.
—Si eso no te vale, házselo a Todoroki—sugirió. Levantó la mano derecha— Solo tienes que quemarle un poco la mano con la que utiliza su parte de fuego. Era la izquierda si no recuerdo mal— siguió caminando— Nos vemos, hija mía.

Se despertó. Tenía la respiración agitada y el corazón a mil. Se sentó en la cama y miró a su alrededor. Estaba en su habitación, todo estaba normal. Miró el reloj y vio que faltaban 3 minutos para las 11 y media. Se apoyó en su mano para levantarse y un leve dolor la hizo rechistar. Se miró las muñecas y vio que alrededor de ellas habían rozaduras rojas.
«No había sido un sueño, ¿eh?»
Se las masajeó y cuando pasó su mano izquierda por la derecha recordó lo que le había dicho su padre en sus sueño: "Solo tienes que quemar la mano con la que utiliza la parte de fuego"
No quería quedarse con la duda de que si eso también había sido un sueño o no. Puso su mano izquierda sobre la derecha y cuando estuvo a punto de quemarla un ruido procedente de La Cocina la interrumpió. Rápidamente se volvió hacia la puerta y se levantó. En silencio se desplazó hasta la puerta de La Cocina y se detuvo ahí. Muchas cosas rondaron por su cabeza: "Será un animal, no, es casi imposible que sea un animal... ¡Un ladrón!»
Sin pensárselo dos veces se adentró a La Cocina como una bala y lanzó un puñetazo directo, con los ojos cerrados, hacia aquella persona pero esta persona logró pararlo con la mano.
—Ni se te ocurra pegarme, estúpida.
Abrió los ojos tras escuchar aquella voz conocida y se encontró con aquellos ojos rojos y el rostro de pocos amigos de Bakugou.
Se echó hacia atrás confusa y calmando la ira y el miedo que se había formando en su interior.
—¿Bakugou? ¿Qué haces aquí?
—Pues cuidar a una inútil, ¿no lo ves?— respondió apuntándola.
Los ojos rojos de Bakugou se pasearon por un momento hacia sus piernas. Sus pupilas se hicieron más grandes y tragó saliva a l vez que un pequeño rubor le cubrió las mejillas.
—Bonitas piernas—le dijo divertido.
Sora bajó la mirada y se dio cuenta de que solo llevaba puesto una camiseta blanca que le llegaban poco más abajo de los glúteos. Se sonrojó y abrió la boca para gritar o decir algo pero Bakugou la interrumpió.
—No te avergüences, de todos modos, yo he sido el que te ha puesto esa camiseta.
El sonrojo de Sora subió de tono. La avergonzaba tanto que Bakugou la hubiese visto en ropa interior, no sería la primera vez, pero sería igual de vergonzoso. Su mente se detuvo en la posibilidad de que Bakugou hubiese hecho más cosas con ella estando inconsciente pero esos pensamientos se esfumaron de repente.
—¿Significa que me has visto en... ya sabes?— dijo a lo que Bakugou asintió— ¿Por... Por qué me has tenido que cambiar?
—Tu ropa estaba helada y tú también, me pareció lo más correcto. Además...— metió las manos en los bolsillos de su pantalón— no iba a permitir que el chico hielo o el nerd te vieran en ropa interior, así que lo tuve que hacer yo.
En cierto modo, estaba contenta de que hubiese sido Bakugou y no Todoroki o Deku. Por un momento imaginó a ella inconsciente en la cama y Bakugou desvistiéndola poco a poco. Se rió para sí misma pero después de eso volvió a ponerse roja.
—Y bien, ¿estás mejor? ¿Recuerdas algo?—preguntó Bakugou agarrando, con una mano, un plato donde habían dos tostadas y con la otra, dos tazas de té caliente.
—Bueno, mis recuerdos aún están un poco confusos pero estoy bien, gracias.
Bakugou se sentó en la mesa del salón y le hizo una seña a Sora para que se sentará en frente de él. Ella, obediente, se sentó en frente suya y recibió con agradecimiento la taza de té y la tostada que  le había preparado.
—Vaya,— bufó divertida— pensaba que tu orgullo no te permitía hacerle el desayuno a una chica.
—¿Quieres que te parta la cara ahora mismo?— amenazó Bakugou mirándola por encima de la taza.
Sora rió.
—Perdona, te dejaré desayunar tranquilo.
Durante un tiempo desayunaron sin decir ni una sola palabra. Solo a veces, cuando Sora pillaba a Bakugou mirándola, ella le sonreía o le hacía alguna mueca. Estaban a punto de terminar cuando Sora habló.
—Bueno, volviendo al tema...
—Ya te he dicho que no tuve alternativa. Era quitarte la ropa o que murieses de frío.— interrumpió Bakugou— En realidad no me importaba mucho que murieses.  
Sora, con un gran sonrojo, arrugó una servilleta y se la tiró. Este la agarró en el aire y con una pequeña explosión la desintegró y la convirtió en cenizas.
—No me refiero a eso, idiota. Me refiero a que antes dijiste que no querías que Todoroki o Deku me viesen en aquel estado. ¿Ellos ... vinieron aquí?
Bakugou asintió.
—Nos quedamos la noche entera aquí, en tu salón, los tres, junto  Kaminari.— tomó un poco de té— Deku y Kaminari se fueron temprano y el chico hielo hará media hora.
«Oh, mi casa ha sido invadida por 4 chicos salvajes», pensó Sora.
—¿Y tú? ¿Por qué no te has ido?
Bakugou levantó la cabeza y la miró fijamente. Su pelo más despeinado de lo normal lo hacía mucho más atractivo.
—Ya te lo he dicho, todos son unos malditos pervertidos y quién sabe lo que le podrían haber echo a una pobre niña idiota e inconsciente.
Sora se rió por la respuesta a pesar de que la había agredido un poco verbalmente.
—¿Y tú no te consideras un Maldito pervertido?
Bakugou se encogió de hombros.
—Por ahora no te he hecho nada, ¿no? Así que no los soy.
—Eso tú no lo...
La imagen de Todoroki se cruzó en su cabeza y el sueño que había tenido poco a poco recobró vida en su cabeza, que le empezó a doler. Se tocó la cabeza y gimió de dolor. De reojo vio que Bakugou se levantó de su silla pero ella logró detenerlo diciéndole que estaba bien. Bakugou se sentó de nuevo y cuando Sora se recuperó, preguntó:
—¿Estás mejor?
—Si solo es que...—suspiró— he recordado un sueño que he tenido y...
—Espera, ¿te has puesto así solo por un maldito sueño? ¡Joder, me has asustado!— su llevó una mano a la frente— Y si piensas contármelo mejor no pierdas el tiempo.
Sora se mordió la lengua para no gritarle y echarle de su casa a patadas. El no sabía lo horrible que era aquel dolor, lo horrible que era saber algo pero a la vez no saber nada, lo horrible que era estar confusa...
Se levantó de la mesa, con su taza y el plato, sin decir nada y se dirigió hacia La Cocina enfadada pero antes de entrar se volvió hacia él y le dijo:
—¿Sabes? De vez en cuando podrías dejar de ser tan imbécil. —y cerró la puerta que separaba La Cocina y el salón de golpe.
Dejó el servicio en el lavaplatos, agarró la esponja y se puso a lavarlo. De verdad quería contarle el sueño, contarle lo que había recordado para que él pudiera darle aunque sea su opinión, pero le enfadaba tanto que fuera así de incomprensivo, orgullos e idiota que le daban ganas de pegarle una y otra vez. 
Se oyó la puerta de La Cocina abrirse y justo después los pasos de Bakugou acercándose. Sintió que la rodeó con el brazo y su respiración desde detrás chocaba contra su oreja.
—Perdona, no pensaba que era tan serio lo del sueño— hizo que lo mirara— ¿Quieres hablar de ello?
Sora asintió y al instante Bakugou se sentó en la silla que había cerca y ella se quedó de pie, apoyada en la encimera. Comenzó a contarle todo lo que le había pasado, no solo en el sueño sino en la vida real. Como después de haber estado con ellos la secuestraron, conoció a su padre y... la posibilidad de que Todoroki fuese su hermano.
—A ver si lo he pillado, —dijo Bakugou— piensas que Todoroki es tu hermano porque un sueño te lo ha dicho, ¿no es así?
Sora asintió  y Bakugou se quedó perplejo.
—¡Venga ya! Es un estúpido sueño. Eso solo me da ha entender que tienes una obsesión con el chico hielo y eso me cabrea.
—No tengo ninguna obsesión, Bakugou, pero ya son muchas veces que, cuando sacamos el tema de mi hermano, imágenes de Todoroki recorren mi cabeza. Y por no hablar de las continuamos pesadillas.
Bakugou parecía más afectado que Sora. Había escuchado la historia con un rostro neutro pero nada más pronunciar a Todoroki se puso cortante y a la defensiva.
—A ver, pon a funcionar ese cerebro tuyo que tienes, si es que lo tienes— dijo sarcástico— Por más que me cabree decirlo, Todoroki y tú habéis tenido una especie de "relación" y los hermanos no tienen ese tipo de "relación"
Un rubor se notó en las mejillas de Sora al oír a Bakugou decir eso delante de ella, pero cierto modo tenía razón. Había echo muchas cosas con Todoroki, cosas que está mal visto hacer entre hermano. Miró a Bakugou que estaba pensativo y parecía asqueado.
—Contéstame, Sora, ¿has... te has acostado con él?
Bakugou parecía realmente asustado por la respuesta que le fuera a dar. Solo de imaginárselo le entraban náusea y ganas de destrozarlo todo. En cambio, Sora se había puesto muy roja y solo podía negar con la cabeza.
—¡C-Claro que no!— gritó— ¡No me preguntes esas cosas, idiota!
Pero Bakugou seguía serio. No descartaba la posibilidad, aunque sea un pequeño porcentaje, de que Todoroki fuese su hermano. El parecido era obvio, tenían la misma edad y hasta su Particularidad era parecida.
—Menos mal, porque si llega ser el caso de que ese idiota sea tu hermano, ya no te vería con los mismos ojos— hizo un gesto de asco.
Sora se quedó pensativa. Hablar con Bakugou solo le hacía confundirse más y morirse de vergüenza. Recordó el sueño y lo que le había dicho su padre y como un bala, una idea llegó a su cabeza.
—Hay una manera de comprobarlo.
—Comprobar, ¿qué?
Se puso derecha y se acercó a Bakugou que la miraba fijamente y con el ceño fruncido.
—Comprobar realmente si Todoroki es mi hermano mellizo.

Separados Al Nacer! {Boku No Hero Academia} #1 (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora