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La verdad es que ni siquiera había estado enamorada de Neela cuando era joven, no lo había estado en ese entonces y mucho menos ahora.

Neela había sido un amigo increíble antes de convertirse en su novio, había creído que serían muy felices como una pareja, pero no pasó mucho tiempo hasta que ambos se dieron cuenta del gran error que habían cometido. Todo el mundo había creído que él la había engañado con alguien más, pero ellos llevaban tiempo fingiendo una relación que se había terminado tan pronto como comenzó... con el tiempo se habían vuelto a encontrar y volvieron a intentarlo. Dinah se había creído enamorada esta vez, había creído que había sido un gran error terminar años antes y ahora creía que serían felices juntos; esa fue la razón por la cual lo siguió hasta aquel pueblo, dejando atrás a su familia y sus sueños, invirtiendo lo poco que le quedaba de las ganancias, de los cuatro años y medio que había pasado en el grupo, en aquel bar donde realmente jamás había sido feliz.

Ahora no tenía el bar, ni el dinero, ni duda de que volver y seguir a Neela había sido El Segundo error más grande de su vida... el primero había sido no seguir en contacto con su segunda familia, y ahora se arriesgaba a pensar que las había querido más que a su propia sangre.

Dinah se creía la más feliz del grupo cuando estaba en su gran apogeo, había disfrutado cada segundo que había pasado en compañía de sus ex compañeras y de sus fanáticos que en verdad le habían demostrado su amor incondicional; incluso había disfrutado de las peleas que habían tenido las cinco en los momentos difíciles. Había sufrido sin duda cuando el grupo terminó. Y ahora, aunque no iba a admitirlo jamás frente a las otras, sabia que era la más emocionada de reunirse con todas... aunque sabía que una de ellas no volvería al grupo.

Quería mantenerse alcoholizada, porque sabía que estar ebria le ayudaría a mantener su mente alejada de lo que realmente sentía, estar ebria le ayudaría a permanecer enojada y que sus ex compañeras poco querrían hablar con ella, pero ahora que conducía con gran velocidad y precaución por el freeway rumbo a New York, y había tenido que permanecer sobria, no podía evitar la emoción de volver a ser fourth harmony. Sonreía sin parar para si misma, asegurándose una y otra vez de que sus compañeras seguían dormidas.

Fue justo en ese momento cuando Dinah tomó la salida número 37 a su izquierda en lugar de la continuar el camino por la derecha, dejando a varios kilómetros de distancia el freeway que la llevaría a San Antonio y avanzando con gran velocidad a otro lugar al que las otras chicas no sabían que se dirigían.

Freeway 20, este.

Dinah odiaba conducir con sus dos ex compañeras dormidas, había deseado utilizar ese momento para saber que había pasado en la vida de ellas.

Sabía que Camila había permanecido en la industria indirectamente y que las únicas veces que se le veía en algún periódico o canal de espectáculos era gracias a que había vuelto a salir con Taylor a alguna fiesta. La autora tampoco había protagonizado algún escándalo amoroso, jamás se le había visto involucrada con alguna persona y jamás hablaba de su vida personal. Todo estaba en sus canciones, todo estaba ahí escondido entre las líneas de sus versos más poderosos, y Dinah había sabido todo ese tiempo que su amiga la necesitaba. Quería saber, quería volver a tener la confianza de Camila, quería volver a hablar sobre su familia y el nuevo chiste sin gracia que había aprendido. Quería regañarla por ser distraída y burlarse de ella por su torpe manera de bailar.

Quería que Normani volviese a pedirle que le tomara algunas fotografías, que le contara de los chicos con los que salía, enseñarle nuevos pasos de baile y escuchar su risa en cada rincón del auto.

Pero habían sido cuatro largos años los que habían pasado separadas, cuatro años de no saber de ellas y no formar parte de su vida, también le sería difícil a ella hablar sobre sus cosas. Confesarles que había sufrido tanto los últimos años, que no sonreía tanto como antes y que a penas si podía levantarse cada mañana. Que la bebida la había consumido, que Neela le había quitado todo una y otra vez.
Dinah quería sentirse amada, sentirse comprendida y respetada, pero el camino sería difícil, porque ahora que sus ex amigas estaban ahí, solo en ese momento se había dado cuenta de lo poco que quedaba de ella.

El viaje estaba siendo largo y poco a poco más pesado, Dinah sentía que se aproximaba el cambio y que en poco tiempo Camila tendría que continuar conduciendo. Quería dormir y beber un poco más, quería llegar y abrazar a su última compañera, quería convencerla de llegar y estaba bastante segura de que quería tomar una ducha.

"¿Aún recuerdas los pasos de baile?" Escuchó de pronto la voz de la morena en el asiento trasero del automóvil de Camila.

Dinah intentó encontrar a Normani con el retrovisor pero fue inútil, la oscuridad de la noche y la chica acostada en el asiento no ayudaban para cumplir su misión, así que dejó que una débil sonrisa apareciera en su rostro mientras recordaba el último día que había pasado en el bar de Neela y como había bailado a la perfección la canción completa de Sledgehammer.

"No lo sé, supongo que tendría que ensayar algunas veces." Mintió con facilidad "¿Qué tal tú?"

Normani se encogió de hombros aunque Dinah no la veía.

"No, esperaba que tú los recordaras." Mintió también la morena "Tal vez necesitaremos algunos nuevos pasos. Ahora somos unas ancianas."

"Cierto." Admitió Dinah sonriendo.

Ninguna de las dos volvió a decir una palabra, Dinah supuso que la morena se había vuelto a dormir, y ella continuó por el camino acercándose cada vez más a New York.

Dinah sonrió orgullosa cuando llegó a Forth Worth en sólo siete horas en lugar de las ocho horas y media que se supone debió de haber hecho. Había soportado lo más que pudo para acercarse a su destino, pero entre la necesidad de ir al baño y sus manos agotadas por utilizar el volante del auto se detuvo en el primer establecimiento de café que encontró.

"A la mierda." Dijo Dinah en cuanto estacionó el automóvil y bajo casi corriendo seguida por Normani y una, aún, adormilada Camila Cabello.

Dinah se tardó más de lo esperado en el baño, Normani y Camila sabían que su compañera solía tardar un poco más que todas. Pidieron un café para la más alta y se sentaron en una de las mesas fuera del local esperando que se les uniera pronto.

"Estamos en Forth Worth." Anunció Normani observando el mapa que su celular le brindaba, trazó una ruta rápida un poco extrañada de que el GPS del auto las hubiese enviado hasta esa ciudad en lugar de llevarlas por la ruta 10. "Cuatro horas más de camino y veremos a Ally."

Camila mostró una media sonrisa recordando la última vez que se había visto con la mayor de sus compañeras. Ahora estaba nerviosa.

"Me siento como mierda" dijo Dinah dejándose caer en una de las sillas vacías y tomó el café que de inmediato supo sería para ella. "La siguiente vez que vendas una canción asegúrate de comprar una camioneta, Camila."

Ella le sonrió un poco extrañando el antiguo apodo que Dinah solía darle "La siguiente vez compraremos boletos de avión."

Dinah y Normani asintieron sabiendo que no habría siguiente vez, pero esperando que si la había, al menos tuvieran asientos en clase turista.

"Yo conduzco" dijo Normani cuando las tres culminaron sus deliciosa cafés "Conozco Texas más que ustedes dos juntas."

"No me importa, es mi turno de dormir." Susurró Dinah y se puso de pie esperando poder subir al auto lo más rápido posible y dormir hasta que fuese su turno de conducir... con un poco de suerte, dentro de quince horas en algún lugar cerca de Virginia.

Better together - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora