Cosas insignificantes de la vida que toman valor por que necesitas tener algo especial. No digas que no, porque dime. ¿Quién no quiere tener algo que le caracterice?
No sabes por qué te gusta ese tipo de azul en tus camisetas, o por qué no te gusta el café. Pero cada vez que te despiertas amas que el café de sus ojos te miren. Odias el chocolate, pero ella lo ama. Y saboreas con amor y pasión el chocolate de sus labios, en esos momentos eres el fan número uno de ese dulce.
Que aún recuerdas el tono morado del primer moratón que te hiciste al jugar con tus amigos, recuerdas que lloraste y mamá te besó la frente. Que creciste y papá no podía llevarte al cielo alzándote en sus brazos. Y ahora lo buscas en la boca de las mujeres.
Que aún no sabes por qué te cortaste el cabello así si solo querías un corte de las puntas. Pero te gusta que a la chica que quieres le agrade como te ves con el cabello así.
No sabes por qué la sandía es tan grande y bonita, dulce. Pero no siempre se sabe si va a gustarte el sabor o no. Porque no todos los dulces son iguales.
Al igual que la sandía pesa, pero sólo está vacía.
Y que no entiendes, por qué te cortas las muñecas ahora...
Tal vez no sólo las sandías pesan y están vacías.
Porque hay personas que son como sandías, pueden estar hermosas por fuera pero a veces falta un corte para saber cómo son enserio.