Paseo de mañana como siempre, para escuchar hablar al mundo. Cada vez más desnudo, tambaleante. Todo por nosotros, seres "pensantes".
Maldita primavera eterna, las hojas caen danzando en llamas. El calor no se compadece, al ver que no hay más árboles que crecen, se desvanecen.
Por venas con sangre azul, obstruidas de basura. Tratando de liberar su malestar, con tsunamis que de temor nos hacen temblar.
Perdón vecinos, nos adueñamos de su hogar. Para malograr la paz que ustedes con dedicación lograron forjar.
Vecinos a los que llamamos animales por no ser "racionales" cuando ellos le dan cuidados especiales al lugar que los ampara.
Quitamos sus refugios para hacerlos inservibles artilugios, matamos animales como si fuesen metas personales. Y ellos desaparecen de maneras abismales.
Todo está lleno de desperdicios, lo que respiras, lo que bebes, lo que miras, lo que sientes. No ves el sol naciente ni los pétalos crecientes, ves empresas y dinero para tu cuenta corriente.
No piensas en cuidar porque así no logras ganar, matar solo para gobernar. Cuando en armonía todos podemos participar.
Llegamos para transformar lo que un paraíso era, sin dejar que la belleza floreciera. Opacando el pensamiento con falso altruismo, jodido egoísmo.
Siempre es más de lo mismo. Parpadeas y hay un cataclismo, pero aún así permitimos que el capitalismo nos haga ver el irrealismo de que todo está bien.
Si tenemos todo lo que hemos deseado es porque a otros hemos saqueado, de la biblia al hombre por eso desterraron.
La tierra que piso, es la tierra en la que vivo. Toda la devastación percibo y sé que solo no soy yo, pero nadie tiene el incentivo de hacer algo constructivo.
Porque somos seres destructivos.
Y sin ningún otro incentivo más que matar sin motivo todo lo que conocemos. A este paso, todos pereceremos.
Vaya inteligencia que tenemos.
Al final de mi paseo sé que la justicia existe, si para los que me oyen sintieron que todo lo que dije es un reflejo de la gran amenaza que somos para este lugar.
Nuestro gran hogar.