Un vistazo a pasado II

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Dos años y medio atrás.

Después de pensárselo un segundo y de lamerse los dientes como un gesto de fastidio, el Monseñor pulsó el botón que aceptaba la comunicación.

- Su señoría, tenemos una situación por controlar. El capitán general necesita discutir la aprobación del apoyo de los soldados especiales – Informó una voz agitada, provocando que los dos soldados en la habitación se irguieran firmes ante el llamado.

- Entendido, me dirigiré a la sala de reuniones. Infórmele que ahí lo veré – Aceptó Monseñor mirando el comunicador con una larga mirada pensativa.

- Señor – Llamó Kira impaciente.

- Ah sí, vayan... terminaremos esta conversación después, puede que se requiera su participación en la operación que se llevará a cabo – Autorizó despejándose – Y... Cuídense las espaldas, eso es lo que requiero de ustedes – Agregó tomando parte de su vestimenta que había desmontado y recostado del respaldar de la silla a pesar de que el día apenas empezaba.

Ambos se pusieron en marcha como una exhalación, sin embargo, sus caminos se desviaron antes de llegar a la sala en la que se encontraban los demás. Zairen solo verificó por el rabillo del ojo y sin detener su pasó, negó con la cabeza sin poder evitar que las esquinas de su boca se curvaran, sabía lo que iba a hacer Kira, iba a prepararse cual quinceañera a la espera de un baile. 

Era tan extraña.

Una vez en su habitación, lo primero que hizo fue enroscar el piercing más vistoso en su lengua. Se cambió de ropa, muy a lo Resident Evil. Se soltó el cabello y realizó un trenzado simple, luego rehízo la cola de caballo, se aplicó el rímel a la velocidad del rayo y por último aplicó una pintura morado oscuro brillante en sus labios, de esas indelebles. Pestañeo frente al espejo y asintió complacida antes de volver a salir mandada de regreso al área de entrenamiento.

Zairen se sintió aliviado en cuanto Kira entró con su acostumbrado atuendo de "caza". La mayoría de los hombres prorrumpieron en silbidos ¿Por qué quién no disfrutaba de una chica sexy y mandona que luce peligrosa y puede manejar un arma como si de accionar un simple encendedor se tratase? Otros la miraron frunciendo el ceño, no por su aspecto, porque ya sabían lo que significaba, sabían que se estaban perdiendo algo. 

Solo cinco segundos después entró su superior.

- Phillips, Sawyers – llamó a Zairen y Lieser para luego mirar a Kira - ¿Por qué no estoy nada sorprendido Davis? – Le preguntó a ella.

- ¿Porque es muy sagaz? – Preguntó Kira desde su posición, con los ojos muy abiertos, imitando una niña pequeña que esperaba responder correctamente a su maestro.

- Ah, ese maldito piercing, un día vas a lograr con demonio te arranque la lengua si llamas su atención así – Le reprendió.

- En realidad, les gusta, me dejan acercarme ¿Qué puedo decir? Soy su debilidad – Bromeó Kira, sin embargo no transmitía verdadero humor.

Su superior suspiró, creía que Kira era brillante y al mismo tiempo un caso perdido. Pero la verdad era que a los "de arriba" parecía gustarles doblemente por ello.

- Hangar cinco, se les informará todo el procedimiento de camino, salen en 30 – Indicó – Davis ya que está preparada ayude con la selección de armas – Le ordenó.

- Señor, sí señor – Respondió ella como en las películas.

El superior se rascó la nucam debatiéndose entre responderle o no, finalmente solo hizo un ademán para que salieran.

Zairen le lanzó una mirada reprobadora y ella sopló un beso en su dirección.

Una vez que el trío estuvo en el hangar se encontraron con otros soldados que pertenecían a otros de los grupos de entrenamiento especial. No era su primera misión, pero por alguna razón esta se sentía diferente. 

Había una especie de tensión cargando el aire mientras se lanzaban miradas evaluadoras unos a otros, como calculando quien se rompería primero, adivinando a quién tendrían que sacar del camino para sobrevivir. 

Se notaba que los que habían sido convocados eran los sujetos de acero de su tropa. Expresiones tranquilas, miradas frías y amenazantes.

Otro de los superiores entró, de inmediato dejó claro que estaba al mando. Los hizo entrar a los camiones y fue al grano. La misión requería un rescate, por eso los enviaban a la calle, estaba demás decir que también esperaban evaluar su desempeño y determinar si eran viables o no para el nuevo gobierno.

Siendo entrenados de forma especial, incluía una preparación física, psicológica, demonológica y elemental. La psicológica iba más allá de la acostumbrada para los militares comunes, prácticamente los instruían en un máster para soportar y tratar con la manipulación. La demonología les enseñaba la historia bíblica y las diversas teorías sobre la creación, motivación de los demonios, exposición de habilidades del enemigo, además de una extensa gama de exorcismos. 

La elemental era el elemento más curioso, solo era reservado para unos pocos de la preparación "especial", hasta el momento Zairen y Kira -de forma individual- creían que eran los únicos destinados a ella. Ahora, luego de lo que había revelado el Monseñor no estaban tan seguros de que se redujera solo a ellos dos.

La misión que llevarían a cabo  no era un simple rescate, una jauría de demonios nivel tres había secuestrado un monasterio en el que se encontraba la hija –bastarda- de uno de los clérigos de alto nivel. Sin embargo, sospechaban que también había un nivel 4 y se temían que eran comandados por un nivel 5.

Por años, cuando un nivel 5 entraba en escena el nuevo gobierno lo daba todo por perdido y se rendía. Para eso estaban siendo formados los equipos especiales, para enfrentarlos. Esta sería la primera vez que estarían siendo puestos a prueba ante un nivel 5, habían adquirido experiencia con los demás niveles, dentro y fuera de las instalaciones.

Experimentos tácticos, les llamaban. Sin embargo, había sido imposible atrapar un nivel 5 para ejecutar sus pruebas y su primer encuentro sería en campo, una prueba de fuego.

Al llegar a las afueras del monasterio en cuestión los bajaron del camión y les indicaron que eligieran las armas de su preferencia y llevaran a cabo la misión. Kira y Zairen tenían sus predilectas –las celtic sickles para él y las dagas circulares (también conocidas como oz circulares) para ella, Lieser también –una especie de lanza modificada tecnológicamente que arrojaba a sus enemigos unas potentes puntas eléctricas recargables- porque servían de lo lindo para hacer tiempo, las tomaron e ignoraron las demás. El resto se cargó de casi todas las restantes, no era un acción equivocada, pero el trío creía que mientras menos más.

Después de todo su principal objetivo era un nivel 5.

- Se buen chico, no me hagas tener que rescatarte - Le dijo Kira cínicamente a Zairen - Tu también inútil, no me distraigas con preocupaciones - Le dijo a Lieser con una sonrisa.

Se abrieron paso en el vasto terreno, asesinando a cada poseído que se encontraron a su paso, cortando gargantas, disparando directo a las cabezas, partiendo columnas vertebrales para inhabilitar el movimiento de los demonios una vez que los encerraban dentro de sus portadores. 

Cuando finalmente llegaron hasta el edificio clave, tenían uno menos, ahora eran siete. Entraron y decidieron separarse, dos de ellos decidieron irse cada quién por su cuenta -uno de ellos era la única otra mujer del grupo- Otros dos patrullarían juntos, Lieser, Kira y Zairen se mantuvieron como una unidad. 

La mano de DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora